* Falsas ideas que impiden llegar al orgasmo De la misma forma que uno de los problemas más frecuentes en materia de sexo por parte del sector masculino es la dificultad para mantener una erección, en las mujeres la anorgasmia se lleva el premio a uno de los mayores obstáculos para tener una sexualidad plena. Y es que no son pocas las mujeres que no acuden a la consulta de un sexólogo, aunque lo padezcan, por temor, vergüenza o mero desconocimiento del tema. De hecho, tener relaciones sexuales sin llegar al clímax se ha convertido para ellas en la norma universal, y algunas se han resignado pasivamente a renunciar a ello de por vida. Otras lo viven con gran ansiedad, obsesionándose y haciendo de ello una preocupación permanente dentro y fuera de la cama.
Entre las ideas distorsionadas que sostienen en torno al tema hallamos algunas tales como:
* "Si no soy capaz de tener un orgasmo es porque estoy mal hecha, me falta algo, no soy una mujer normal".
Evidentemente una primera exploración a nivel ginecológico es fundamental para descartar cualquier alteración orgánica que pudiera estar explicando el problema. Pero una vez que el médico confirma que físicamente se encuentra bien, la protagonista ha de saber que el porcentaje mayoritario de situaciones de anorgasmia se deben a problemas psicológicos, de pareja, o a creencias irracionales y miedos acerca de la sexualidad, que por cierto tienen solución. Aunque sea la mujer la que manifieste dificultad para llegar al orgasmo, la responsabilidad ha de estar repartida en los dos miembros de la pareja, pues muchas veces mejorando la comunicación y variando el tipo de estimulación se contribuye a resolverlo.
* "Sin un orgasmo el sexo no es completamente satisfactorio. Tengo que conseguirlo pase lo que pase".
Esto es completamente falso, pues el placer no es algo que surja de forma dicotómica en términos de todo o nada, sino que comprende una serie de grados intermedios, de los cuales se pueden obtener gratas experiencias. El hecho de compartir un momento de intimidad con la pareja, dar y recibir caricias, besarse, poner en marcha todos y cada uno de los sentidos, estimularse no sólo los genitales sino la piel, etc., es más que placentero por sí mismo. El viaje del sexo merece la pena ser vivido como un proceso, no como un destino prefijado llamado orgasmo al que hay que llegar a toda costa. Es más, si la meta se convierte en una obligación, los viajeros pueden sentirse tan presionados y tensos que acaban bloqueándose incluso antes de comenzar la aventura.
* "Esto es una señal de que nuestra relación está acabada"
Si la relación de pareja está deteriorada, eso también se trasladará a los momentos de intimidad sexual. Si ha habido discusiones, críticas destructivas y conflictos de forma reiterada, puede ocurrir que se vaya al encuentro sexual con ansiedad, con pensamientos recurrentes acerca de lo que incomoda del otro, etc., y como es fácil de entender, acabar boicoteándose a sí misma, sin poder disfrutar. Sin embargo, no siempre que hay un problema sexual tiene que haber una relación de pareja insana, ambas cosas pueden darse juntas y por separado, y no ser una necesariamente la causante de mitos anorgasmia IIla otra.
* "Tal vez sea la edad, cuando se es mayor estás cosas pasan"
Con la edad y los cambios hormonales asociados a la menopausia algunas mujeres, que no todas, (y en distinto grado) pueden experimentar cambios en su sexualidad: disminución de la lubricación vaginal y menor deseo, nada que no pueda compensarse con lubricantes vaginales, terapias hormonales o sexológicas. Pero hemos de dejar claro que menopausia no es sinónimo de anorgasmia ni de cese de la vida sexual. La dificultad para llegar al clímax es algo que puede experimentar cualquier persona sea hombre, mujer o tenga una edad u otra.
* "Hay mujeres como yo que no son tan fogosas, y eso hace que no podamos llegar al orgasmo".
Es importante separar el hipodeseo sexual de la anorgasmia. Una cosa es tener poca motivación o ganas de mantener relaciones, y otra muy distinta es mostrar dificultad para alcanzar el orgasmo, ambas circunstancias pueden concurrir o darse por separado, pues responden a dos trastornos distintos. Es posible hallar mujeres a quienes les cuesta llegar a la cima sexual de forma reiterada y persistente, pero pueden tener libido, sentir excitación y disfrutar del sexo.
* "Tengo que resignarme y fingir si acaso".
Esta frase refleja una actitud pasiva que imposibilita el cambiar la situación. Simular un orgasmo, como comentábamos en un artículo anterior, no sólo acrecienta el problema sino que puede llegar a convertirse en "la mentira piadosa" que tapa la insatisfacción de una mujer que termina sintiendo aversión o rechazo por su compañero sexual.
Todos estos pensamientos alejados de la realidad contribuyen en gran manera a mantener el problema, alimentándolo de miedos y pasividad. En un principio, algo que ayuda es pensar que, aunque el orgasmo no es el único fin al que van destinados todos los encuentros sexuales, es algo deseable, saludable y posible. Para ello es conveniente que previamente la mujer aprenda a explorar su propio cuerpo, conocer el tipo de estimulación y las zonas erógenas propias que más le facilitan la excitación y el placer. Otro aspecto relevante es aprender a comunicarse sexualmente con su pareja sin inhibiciones. Muchas mujeres se privan a sí mismas de llegar al clímax porque sienten reparos a la hora de autoesimularse el clítoris durante el coito por lo que pueda pensar su compañero. Otras no se atreven a buscar posturas (ella encima) que puedan favorecer la estimulación clitoriana y la obtención del orgasmo, por miedo a que su pareja le diga "no". Es decir, que gran parte de los casos de anorgamia femenina podrían resolverse fácilmente si la mujer se relajara y fuera capaz de expresar sus preferencias sexuales. |