Trece hombres murieron el año pasado a manos de sus parejas. Aunque la cifra de mujeres fallecidas refleja el triple de víctimas, no se puede olvidar que ellos también sufren la violencia doméstica. Además, callan por vergüenza y no se atreven a denunciar porque se ríen de sus casos en las comisarías.
Tras varios siglos de sistema patriarcal en nuestro país, se intenta restablecer el equilibrio entre lo femenino y lo masculino a través de iniciativas para acabar con la discriminación que ha padecido la mujer en la sociedad. La Ley Integral contra la Violencia de Género es un ejemplo. Sin embargo cabe preguntarse si esta legislación, "que opta por un derecho desigual para la igualdad", como defiende el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, alcanzará su objetivo o le dará la vuelta a la tortilla, ya que se dirige únicamente, y de forma explícita, a la protección de las mujeres.
Las opiniones en este respecto están enfrentadas. Inmaculada Montalbán Huertas, portavoz de Jueces para la Democracia, se muestra convencida de que "la discriminación positiva de esta nueva norma además de estar respaldad por la Constitución, viene a resolver una situación de hecho". En este sentido, se expresa también Cruz Sánchez de Lara, directora de la asesoría jurídica de la Federación de Mujeres Progresistas, que añade que "es necesario sujetarse a las decisiones de la Unión Europea, que aconsejan legislar en este sentido para acabar con el escándalo del maltrato que sufren las mujeres". También se muestra a favor de la nueva ley Antonio García, presidente de Ahige (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género), que acepta "el machismo como agravante del mismo modo que lo es la xenofobia".
Sin embargo aunque no se discute la necesidad de erradicar la violencia contra la mujer, si hay que referirse a situaciones de hecho, existen cifras ineludibles: en 2003, 13 hombres murieron a manos de sus parejas; en 2002 fueron 19, y hasta mayo de este año, se suman cinco, según datos del Ministerio del Interior. Como se pregunta Juan Luis Rubio, presidente de la Confederación de Padres de Familia Separados y Divorciados, "¿quién pierde si las medidas de la ley integral hubieran favorecido también a los hombres maltratados, por pocos que sean?", y asegura que "esta ley va en contra del artículo 14 de nuestra constitución, que dice expresamente que "los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión [...]". El mismo Consejo General del Poder Judicial mostraba sus dudas con respecto a la constitucionalidad del texto del proyecto de ley. Sin embargo, este organismo se siente satisfecho con la reforma del artículo 29 de esta Ley.
Aunque la norma introduce un punto en este artículo en el que se protege a las personas especialmente vulnerables, no queda claro a quienes se refiere. Como subraya Cruz Sánchez "personas especialmente vulnerables no es un término jurídico, pues son todas las víctimas de malos tratos". Además el propio caldera aseguró ante el pleno del Congreso que "la ley hace caso omiso de la violencia que sufren los varones".
HOMBRES MANIATADOS
Así pues, los hombres que sufren agresiones siguen protegidos por el artículo 173.2 del Código Penal sobre la violencia doméstica, que se consideró insuficiente para los casos de las mujeres maltratadas, y en el que toda agresión física se considera un delito. Desgraciadamente, "estos hombres, que aparentemente siguen protegidos por el Código Penal, a efectos prácticos sufren la discriminación positiva de la nueva norma", como indica Cristina Garrido López, abogada del despacho CMR Abogados. "Aunque son pocos los casos, añade, "son muy problemáticos porque carecen de credibilidad, se ríen de ellos en las comisarías, no tienen casas de acogida y, en muchas ocasiones, se trata de maltrato psicológico, imposible de demostrar". Además es común que las mujeres presenten contradenuncias en las que acusan falsamente a sus parejas de maltrato, amenazas o agresiones. De este modo, ellos quedan inmediatamente a disposición judicial, reciben una orden de alejamiento y pierden la custodia de sus hijos. "Mi hijo vive con la mujer que me ha maltratado y lo maltrata también a él", lamenta Ezequiel Aparici. El abogado Francisco Fernández Goberna reitera esta tesis y añade que "la nueva ley atenta contra uno los principios generales del Derecho, ya que los acusados tienen que demostrar su inocencia, cuando debería ser al contrario: los hombres somos presuntamente culpables".
Por otro lado, en caso de que la sentencia se pronuncie a favor del varón, se escuchan penas tan ridículas como una multa de 150 euros por agresiones. Exactamente la misma cantidad que si conduce sin haber obtenido el carné. Cuatro veces menor a la impuesta por la posesión de medio gramo de hachís.
Según el forense Miguel Lorente, autor de Mi marido me pega lo normal (Planeta), entre otras oras, "la mayoría de los casos en que se produce maltrato por parte de la mujer se debe a una reacción ante una situación previa de violencia impuesta por el hombre, ya sea física o psicológica. Sin excusar por ello a las atacantes". Aunque reconoce que "existen casos en los que el hombre es víctima absoluta". Lorente añade que, aunque el origen de estos maltratos es diferente cuando se trata de hombres la violencia no es por una cuestión de género, los resultados son los mismos". En contra de lo que se pueda pensar, estas situaciones no son tan escasas: en 2004 se han registrado hasta el mes de agosto 6422 denuncias de hombres maltratados: en 2003, fueron 8.861. Además en lo que se refiere a las acusaciones interpuestas por mujeres contra sus parejas, María Sanahuja, jueza decana de los tribunales de Barcelona, sospecha que gran parte de éstas no se refieren a casos reales y los fiscales de Madrid advirtieron que ellos también habían detectado falsas denuncias. Además, de las 7869 órdenes de protección solicitadas por mujeres este año en España, los jueces han rechazado el 25% por sospechar de su falsedad. Estos datos, que constatan testimonios reales, reducen la distancia entre hombres y mujeres maltratados. Si a esto se le suma que "los varones son más reacios a denunciar por vergüenza, porque piensan que se puede cuestionar su hombría", como apunta Juan Luis Rubio, ni ellas son tantas, ni ellos tan pocos.
TESTIMONIOS
EZEQUIEL APARICI
"Al principio, cuando empezamos, me gritaba. Desde entonces, ya se le veía venir, pero uno siempre tiene la esperanza de que se va a adaptar, de que puede cambiar... Luego, te das cuenta de que no es así. Empezó a pegarme y a tirar todo lo que encontraba. Habia momentos en los que se transformaba y se ponía hecha una furia. Intenté arreglarlo yendo a un psicólogo con ella, pero sólo acudimos dos veces porque vio que las conversaciones se querían reconducir hacia su agresividad. Y también creí que me merecía todo lo que me hiciera. Sin embargo, hubo una vez en que comprobé que realmente tenía problemas psicológicos y yo no tenía la culpa de que reaccionara de aquella manera"
M.G.H. CANARIAS
"Me insultaba habitualmente, me gritaba y me hacía chantaje. Desde que nació nuestro primer hijo, me amenazaba con dejarme sin él si no atendía a todos sus caprichos y me ponía a sus pies. Me sentía constantemente menospreciado. Un día fue a mi lugar de trajo y me pegó delante de todo el mundo. Puede no parecer muy fuerte, pero al final uno se termina creyendo que todos los defectos que se le achacan son reales y queda absolutamente mermado. Hasta que se para a pensar y decide que o realmente su mujer ha elegido al peor hombre que había o nada de eso es cierto. Para recuperar la autoestima es necesario hacer grandes esfuerzos y convencerse así mismo de que aquello que te dicen no es verdad"
FERNANDO DIAZ
"Desde el día siguiente a nuestra boda, comenzó a agredirme. Creo que iba a por mí, a cazar una casa, algo de dinero y quitarme de en medio cuanto antes. Es una mujer muy consentida, se lo han dado todo en la vida, incluso grita a su madre. Ahora, después de todo lo que he pasado con ella, estoy convencido de que alberga malos sentimientos. Me ha arañado en bastantes ocasiones, y me tiraba todo lo que encontraba a mano, fuera lo que fuese: un aspirador, el palo de la escoba, un plato... Nunca la denuncié".
HECTOR LOZANO
"Un día en la comida, discutimos porque ella quería venir a un partido de tenis, a pesar de que nunca le había interesado el deporte. De pronto, se volvió loca y me clavó el tenedor en el pecho. No era la primera vez que me agredía, llevaba un año torturándome, pero aquello fue lo que me hizo reaccionar. Interpuse una denuncia por malos tratos y ella se fue de casa con mi hijo ocho días antes del juicio, que tardó ocho meses en celebrarse. Tuve que esperar 20 días para poder verlo. Hasta el juez la declaró culpable y la condenó, a una multa de 150 euros. Los actos se produjeron delante de el niño, que obviamente se puso a llorar, pero lo peor no es eso, lo peor es que también lo pega a él. Aunque hasta el último año no me había puesto una mano encima, antes me insultaba y me era infiel constantemente. Yo era el que cuidaba al niño, ella nunca se levantó por la noche para cambiarlo ni darle el biberón, jamás lo dio de comer, ni se preocupó por él. También era yo el que se ocupaba de la casa. Cuando volvía del trabajo me obligaba hacer la limpieza, pero ella estaba todo el día en el piso sin hacer nada".
L.G.M. CANARIAS"Mi padre me enseñó a respetar mucho a las mujeres y jamás se me habría ocurrido ponerle una mano encima, pero ella, en cambio, era violenta. Organizaba escándalos en la calle. Se quejaba de que estaba poco tiempo con ella y mi hijo por mi trabajo, además pensaba que le era infiel con nuestra madrina de boda, y tenía la paranoia de que me drogaba. Siempre intentaba solucionar las cosas hablando y le perdonaba cada vez que me agredía, con la esperanza de que la nuestra fuera una relación normal; pero me temo que ella no me quiere, aunque yo a ella sí, incluso ahora. Aquella denuncia no sirvió para nada, excepto para darle la idea a ella que me acusó de agarrarle muy fuerte del brazo y amenazarla de muerte. Debió de decidir que ya no le apetecía seguir conmigo. Ahora no puedo ver a mi hijo. El me echa de menos, y a mí me han quitado media vida".
ANGEL ARRIAGA
"Mientras estuvimos juntos, solía gritar, y, de vez en cuando, me levantaba la mano. También me insultó en alguna ocasión, supongo que es lo que aprendió en casa porque se lo he visto hacer a su madre. Decidí separarme por nuestra hija, para que no creciera en un ambiente de hostilidad. Me engañaba para que no pudiera ver a la niña el día que me tocaba entre semana, que, al final, sólo eran cuatro horas, desde que salía del colegio hasta las ocho. Le puse una denuncia por no respetar el régimen de visitas y ese mismo día ella me puso otra por maltrato psicológico. Me encerraron y estuve cuatro horas en un calabozo como si fuera un delincuente. Los hombres no somos nada y, con esta nueva ley contra la violencia de género, menos. No digo que las mujeres maltratadas no merezcan que se acabe con su situación, pero que sólo denuncien las que realmente sufren agresiones físicas o psíquicas. Es normal que los jueces tengan miedo de no hacer caso a una denuncia de una mujer porque luego ocurre que el hombre va y las mata".
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lunes, 7 de mayo de 2007
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