La elección de Michelle Bachelet como la primera mujer presidenta de Chile el año pasado fue saludada aquí y en el exterior como un sólido golpe al machismo.
Similares reacciones surgieron cuando en octubre Cristina Fernández fue elegida para suceder a su marido Néstor Kirchner en la presidencia argentina.
Pero instalada desde marzo del 2006 en el sillón presidencial, Bachelet ha comprobado que el golpe asestado al machismo por su elección puede haber sido fuerte, aunque en ningún caso mortal, y reconoce que muchas de las críticas que recibe, especialmente por una supuesta falta de liderazgo, son por ser presidenta mujer.
"Soy realista y no me quejo", dijo en una entrevista con el diario El Mercurio. "Ya se aprenderá que los liderazgos femeninos no tienen que ver con la capacidad de tomar decisiones, sino con el estilo que se sigue".
La presidenta dijo a la televisión estatal que no hay diferencias entre los liderazgos masculinos y femeninos, y que "no todas las mujeres pueden ser iguales a Margaret Thatcher", la ex primera ministra británica cuyo estilo le ganó el apodo de Dama de Hierro.
"Algo que me ha pasado mil veces en la vida es plantear una idea siendo la única mujer en un grupo de hombres, y ellos decían mmmhhh", comentó Bachelet en una reunión con corresponsales extranjeros. "Después, un hombre tomaba la misma idea, le ponía un par de adornitos, y todo el mundo decía ¡genial, brillante, espectacular!"
En una entrevista de televisión, Bachelet incluso recogió el término "femicidio político" con que una revista local calificó las críticas que se le hacen con un sesgo machista.
La escritora chilena Isabel Allende, declarada partidaria de Bachelet, se quejó de que en una reciente visita a Chile algunos conocidos le comentaron que con Bachelet la mujer chilena había tenido su primera y última oportunidad de llegar a la presidencia.
En una encuesta realizada en julio por la empresa MORI, 34 por ciento de los consultados dijeron que la presidencia de Bachelet influirá negativamente en las posibilidades de que otra mujer sea elegida.
La directora de MORI, Marta Lagos, dijo que "hay una buena parte del país que está dando una recompensa o un castigo al desempeño de la mujer en política de acuerdo con esta primera prueba", el gobierno de Bachelet. "Eso es claramente una indicación de machismo, pero ésta es la cultura chilena".
En una columna en el diario La Tercera, la cientista política María de los Ángeles Fernández resumió así la situación: "La presidenta Bachelet constató una realidad: el doble estándar para juzgar el desempeño político de acuerdo al sexo".
En su encuentro con los corresponsales Bachelet dijo que a los políticos varones se les reconoce liderazgo o autoridad cuando toman decisiones, no así a las mujeres. Y recordó que cuando ella anuló un plan para construir un puente en el sur del país, "la reacción fue que fui presionada, que le hice caso a alguien. O sea, las mujeres no podemos tener opinión propia".
"Como médico, toda mi vida he tomado decisiones sin que nadie me estuviese presionando", agregó con firmeza.
Quienes conocen de cerca el estilo de Bachelet, dicen que efectivamente tiene clara capacidad para tomar decisiones, en su estilo.
"La pregunta es acaso si hay una sola forma de ejercer liderazgo. Yo creo que no", explicó Bachelet a los corresponsales.
La presidenta ha admitido que su elección y su gobierno plantean un profundo cambio cultural en el país, acostumbrado a "formas de funcionar en el poder que eran masculinas".
Pero insiste en que se ha ganado terreno: "Si antes las niñas me decían que querían ser doctoras, ahora me dicen que quieren ser presidentas. Eso le hace bien al país".
Convencida de "que la participación de mujeres en política no sólo es justa sino también eficiente", propuso al Congreso de mayoría masculina un proyecto que otorgaría cuotas especiales a la mujeres en las listas de candidatos en las distintas elecciones.
Similares reacciones surgieron cuando en octubre Cristina Fernández fue elegida para suceder a su marido Néstor Kirchner en la presidencia argentina.
Pero instalada desde marzo del 2006 en el sillón presidencial, Bachelet ha comprobado que el golpe asestado al machismo por su elección puede haber sido fuerte, aunque en ningún caso mortal, y reconoce que muchas de las críticas que recibe, especialmente por una supuesta falta de liderazgo, son por ser presidenta mujer.
"Soy realista y no me quejo", dijo en una entrevista con el diario El Mercurio. "Ya se aprenderá que los liderazgos femeninos no tienen que ver con la capacidad de tomar decisiones, sino con el estilo que se sigue".
La presidenta dijo a la televisión estatal que no hay diferencias entre los liderazgos masculinos y femeninos, y que "no todas las mujeres pueden ser iguales a Margaret Thatcher", la ex primera ministra británica cuyo estilo le ganó el apodo de Dama de Hierro.
"Algo que me ha pasado mil veces en la vida es plantear una idea siendo la única mujer en un grupo de hombres, y ellos decían mmmhhh", comentó Bachelet en una reunión con corresponsales extranjeros. "Después, un hombre tomaba la misma idea, le ponía un par de adornitos, y todo el mundo decía ¡genial, brillante, espectacular!"
En una entrevista de televisión, Bachelet incluso recogió el término "femicidio político" con que una revista local calificó las críticas que se le hacen con un sesgo machista.
La escritora chilena Isabel Allende, declarada partidaria de Bachelet, se quejó de que en una reciente visita a Chile algunos conocidos le comentaron que con Bachelet la mujer chilena había tenido su primera y última oportunidad de llegar a la presidencia.
En una encuesta realizada en julio por la empresa MORI, 34 por ciento de los consultados dijeron que la presidencia de Bachelet influirá negativamente en las posibilidades de que otra mujer sea elegida.
La directora de MORI, Marta Lagos, dijo que "hay una buena parte del país que está dando una recompensa o un castigo al desempeño de la mujer en política de acuerdo con esta primera prueba", el gobierno de Bachelet. "Eso es claramente una indicación de machismo, pero ésta es la cultura chilena".
En una columna en el diario La Tercera, la cientista política María de los Ángeles Fernández resumió así la situación: "La presidenta Bachelet constató una realidad: el doble estándar para juzgar el desempeño político de acuerdo al sexo".
En su encuentro con los corresponsales Bachelet dijo que a los políticos varones se les reconoce liderazgo o autoridad cuando toman decisiones, no así a las mujeres. Y recordó que cuando ella anuló un plan para construir un puente en el sur del país, "la reacción fue que fui presionada, que le hice caso a alguien. O sea, las mujeres no podemos tener opinión propia".
"Como médico, toda mi vida he tomado decisiones sin que nadie me estuviese presionando", agregó con firmeza.
Quienes conocen de cerca el estilo de Bachelet, dicen que efectivamente tiene clara capacidad para tomar decisiones, en su estilo.
"La pregunta es acaso si hay una sola forma de ejercer liderazgo. Yo creo que no", explicó Bachelet a los corresponsales.
La presidenta ha admitido que su elección y su gobierno plantean un profundo cambio cultural en el país, acostumbrado a "formas de funcionar en el poder que eran masculinas".
Pero insiste en que se ha ganado terreno: "Si antes las niñas me decían que querían ser doctoras, ahora me dicen que quieren ser presidentas. Eso le hace bien al país".
Convencida de "que la participación de mujeres en política no sólo es justa sino también eficiente", propuso al Congreso de mayoría masculina un proyecto que otorgaría cuotas especiales a la mujeres en las listas de candidatos en las distintas elecciones.
Tomado de :http://orlando.elsentinel.com
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