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miércoles, 25 de abril de 2007

Matrimonios de Segunda Vuelta

MATRIMONIOS DE SEGUNDA VUELTA
POR JUAN ANTONIO BARRERA MÉNDEZ


Antecedentes

Cuando una relación de pareja concluye en general sentimos dolor, frustración, angustia y unas cuantas veces alivio cuando la relación fue muy conflictiva. Un dicho popular dice: “el tiempo lo cura todo”. La pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumática como herirse o quemarse gravemente lo es en el plano fisiológico ... Y, después de sufrir una pérdida, hay ciertas tareas que se deben realizar para restablecer el equilibrio y para completar el proceso de duelo (Engel, citado en Worden, 1997).

Tipos de separación

Los procesos que confluyen para que se lleve a cabo una separación en una relación matrimonial, obedecen a diversas causas. Sin embargo, entre las más comunes se hayan: la personalidad de los miembros de la pareja, el hecho de haber depositado ampliamente las expectativas de la propia felicidad en el otro, la presencia negativa de terceras personas en la relación de los consortes, las diferencias en los objetivos de ambos miembros, tener una idea poco realista del significado de la relación en pareja, el mostrar poco compromiso con el otro(a), el hecho de no estar plenamente convencido de formar un matrimonio, antecedentes familiares por parte de las familias de origen de divorcio, la enfermedad crónica y degenerativa de alguno de los miembros, el que haya sido la válvula de escape para salir de una relación poco gratificante en la familia de origen, por citar entre los más comunes.

Ello forma el caldo de cultivo de donde se desprenden dos tipos de separación: Lo más común y lo más sano. Lo más comúnDentro de la categoría de lo “más común”, se encuentra el caso del conflicto trascendiendo la relación de pareja. Lo que en un principio podría haber sido un sueño, una ilusión, un motivo para vivir (no en todos los casos por cierto), se convierte posteriormente en una situación de extrema tensión. Lo más común es que el desgaste inicial de la relación pueda llevar a la pareja a extremos peligrosos y desgastantes, tanto en el plano de lo físico como en lo emocional.
Lo más sano Después de un proceso de separación, debía de precederle una serie de estrategias de intervención entre las cuales está el recuento de los daños. En la práctica terapéutica se conoce como trabajo de duelo.
En él se analizan justo las necesidades psicológicas de cada miembro de la pareja y se hace responsable de su participación en la fórmula con la pareja anterior. De hecho, lo más sano para una separación, podría haber iniciado también en una psicoterapia de pareja, en donde pudieron ser dos los objetivos a alcanzar: “unir a la pareja, pero con otra dinámica” o “separar de forma civilizada a los integrantes de la misma”. Planeando la nueva relaciónUna serie de eventos han de presentarse nuevamente en la preparación consciente o inconsciente para una nueva oportunidad de pareja.

Aunque cada caso también es único, se describen las situaciones más usuales: Etapa de soltería. Una de las etapas en la vida previa a la de “vivir en pareja”, es la de la soltería. La disolución del vínculo permite al excónyuge, retomar o en su caso darse la oportunidad de volver a sentir la “libertad de la soltería”. Llegar tarde a casa, no rendir cuentas a nadie y en ocasiones ser un poco irresponsable como cuando se vive desenfrenadamente dicha etapa. Representar una amenaza para otras parejas. En las redes sociales anteriores o aún en las nuevas, una persona recién separada se convierte en una amenaza para las parejas “aún establecidas”, por su condición de soltería. Puede ser vista como la posibilidad de arengar a otros(as) a decidirse por el mismo camino de la separación o como “la tentación” de sus propias parejas. El miedo a volver a intentar. Para quién ha pasado por una experiencia de separación, volver a pensar en el inicio de una nueva pareja, deja de estar en sus planes de vida, sobretodo si la relación anterior fue desgastante y ha conocido en la soltería la posibilidad de evitar nuevamente un compromiso. El miedo a una nueva oportunidad se puede agravar si antes no se ha pasado por el trabajo de duelo y por las condiciones que dejó la relación anterior. La existencia de descendencia también agrega una condimento más al temor, pues los hijos serán parte del paquete integral en ambas parejas. Las mismas ilusiones de la primera vez. “Tropecé de nuevo y con la misma piedra”, es un fragmento de una canción. Lo mismo sucede en la segunda oportunidad del matrimonio. Pareciera ser que todo el aprendizaje acumulado de la primera oportunidad no hubiese existido y se llega a la segunda vuelta con las mismas o más ganas, con expectativas similares a la primera vez y con posibilidades más altas de fracasar pues pareciera ser, la mayoría de las veces, que no existe un verdadero recuento de los daños, de la experiencia de vida, de la primera relación con respecto a una nueva oportunidad. Diferentes tipos de parejasLa nueva composición de las cada una de las parejas las hace tener rasgos diferentes y similares al mismo tiempo. Parejas de solteros o aves en libertad. En esta categoría se encuentras aquellas parejas sin descendencia y que intentan formar una nueva vida. El reto en todos los casos es hacer coincidir los intereses personales y hacerlos grupales, pensar en nosotros en vez de yo o tú. En esta categoría en apariencia todo podría resultar más fácil. Sin embargo, es importante considerar el ¿por qué se separaron de su pareja inicial? Parejas de viudos o un nuevo renacer. Después de haber convivido equis periodo de tiempo con el otro, parecería muy difícil intentar una nueva vida. Generalmente se trata de adultos mayores, aunque también los hay jóvenes. Casi siempre existen hijos mayores para quienes les será difícil ver la nueva relación de alguno de sus padres, sin la presencia del otro.

Aquí es muy importante considerar la formación de este tipo de pareja impulsada o motivada por la soledad. Los hijos juegan un papel crucial en la sana aceptación o el rechazo de la nueva pareja. Parejas con descendencia o la expansión de la tribu. Cada uno de los miembros de la pareja aporta hijos a la relación de pareja. La dinámica vivida entre dos crece y en ocasiones exponencialmente se multiplica. En esta categoría y como en la teoría de sistemas, la incorporación de cada elemento o la ausencia del mismo, da una nueva fisonomía a la pareja. Lo que se vivió en el disfrute del noviazgo, difícilmente se vuelve a repetir una vez casados por lo extenso de la familia. En fin las combinaciones son interminables y deben ser analizadas cada una desde sus orígenes para hace un pronostico su destino. ¿Dónde vamos a vivir?El casado casa quiere. Casa-dos, casa de dos.

Y, vivieron juntos para siempre. Hasta que la muerte los separe. Todas estas frases y más, forman parte de la estrategia de vivir juntos. Particularmente el lugar de residencia, es otro elemento a considerar en la segunda vuelta. “Si es en mi casa, veladamente yo pongo mis reglas”. “Si es en la casa de mi pareja, necesito adaptarme a nuevas condiciones de vida”. “Si es en una casa diferentes ambos la decoramos y empezamos como en un sueño”. “Si es en la casa de algún familiar, las reglas las ponen los dueños”. Una opción más es, somos pareja pero cada quién que viva en su casa. Todas las combinaciones también son posibles. Como en toda convivencia u ofrecimiento social, “mi casa es tu casa”, al principio gusta, con el tiempo cansa.

Sugerencias para el cambio·

Sólo se puede cambiar lo que se hace consciente”, es la base sobre la cual se analizan algunos de los errores más frecuentes cometidos por las parejas, de forma individual o conjunta.· Hacerse responsable de sus propias necesidades insatisfechas, las cuales generalmente son proyectadas a través del otro.· Cerrar los ciclos de la pareja anterior, así como el trabajo de duelo correspondiente para poder construir una nueva relación.· Estar consciente que no necesariamente lo que más deseamos es lo que más nos conviene.

Lic. Juan Antonio Barrera

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