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lunes, 23 de junio de 2008

Matrimonio: ¿Por qué le huyen hoy las mujeres?

 
 

El hecho de que la mujer elija voluntariamente su soltería es un fenómeno cada vez más común en la historia moderna, el cual implica gran "salto" en la lucha por los derechos femeninos que, a la postre, redundará en mayor superación y libertad

"Te vas a quedar para vestir santos" y "Rézale a San Antonio puesto de cabeza para que te mande marido" son frases con las que hace décadas se apresuraba a las mujeres para casarse (aunque apenas tuvieran 15 años de edad), pues entonces se consideraba al matrimonio la única "carrera" que ellas podían elegir, debido a que se tenía la fuerte convicción de que eran incapaces de hacer algo sin la compañía de un hombre. No obstante, la situación ha cambiado al grado que hoy muchas conservan la soltería más allá de los 25 ó 30 años, todo ello en ambiente que contribuye a lograr su libertad femenina y pleno desarrollo personal, social y económico.

Al respecto, el destacado psiquiatra y psicoanalista italiano Giuseppe Amara Pace refiere en entrevista exclusiva para saludymedicinas.com.mx que "en la actualidad, para 30% de las mujeres retrasar o descartar el matrimonio representa estilo de vida propio de los países desarrollados (como los europeos y Estados Unidos), tendencia que en México comienza a hacerse presente. En este contexto adquiere importancia la evolución que ha tenido la formación y convivencia en pareja al paso de los años, ya que antiguamente ellas eran 'obligadas' a contraer nupcias a muy temprana edad (entre 12 y 18 años), costumbre que se mantuvo hasta la década de 1960; sin embargo, las damas empezaron a liberarse de dicha situación en forma progresiva, lo que se refleja en que hoy permanecen solteras por más tiempo, y el matrimonio no es su prioridad".

Esta nueva visión femenina del mundo encuentra ciertas dificultades respecto a la diferencia de objetivos de ambos géneros en torno a la pareja, ya que la mujer tiende a ser más apegada a sus afectos y anhela que sus vínculos amorosos perduren, capacidad que está condicionada por la hormona llamada oxitocina (favorece los lazos amorosos), la cual también es generada en el organismo del varón, pero en menor cantidad respecto a ellas, y despierta el afán de unión durante el orgasmo.

En cuanto al hombre, suele ser inconstante en sus relaciones afectivas, por lo que no resulta extraño que ande "revoloteando" de un lado a otro. "Estas discrepancias emocionales han repercutido considerablemente en la ideología femenina -sobre todo en lo referente a sus motivos para tener cónyuge-, pues aunque entre ellas el amor sigue siendo importante, ahora son más selectivas en la búsqueda de su compañero y no se adaptan tan fácilmente a convivir con varones inestables, sino que observan y analizan con lujo de detalle los rasgos y características de la futura pareja con el objeto de deducir cómo se comportará más allá del enamoramiento inicial", explica el entrevistado.

Asimismo, en la actualidad la mujer ya no pretende casarse para "establecerse", tener base social sólida y contar con los ingresos del marido, pues conforme pasa el tiempo se constata que ella es cada vez más autosuficiente; además, en sus lazos maritales el amor se destaca sólo como estímulo que excita la idea de compartir la vida con alguien, así que si bien aún busca compromiso, lo hace con mayor prudencia.


Evolución femenina
En el sistema de vida mexicano, que ha sido conservador durante decenios, las féminas prácticamente no han sido libres, pues antaño para salir a cualquier lugar debían hacerlo acompañadas, situación que ha ido declinando y ahora les permite tener mayor oportunidad de conocer y convivir con más personas. "Además, la sociedad se ha percatado de que restringir a las mujeres y dejarlas todo el día en casa para, más tarde, vincularlas con individuos que apenas conocen, conduce a múltiples desencantos y desengaños posmatrimoniales, los cuales tienen marcadas repercusiones de frustración, amargura, depresión y agresión", señala el Dr. Amara Pace.

La importancia del nuevo rol social y económico femenino radica en que la mujer adquiere creciente libertad, incluso en cuestiones académicas y laborales (basta observar el gran número de egresadas de universidades, muchas de ellas con estudios de posgrado). Ahora bien, en considerable porcentaje, estas damas no tienen pareja y tampoco ven al matrimonio como meta, sino como eventualidad a la que sabrán adaptarse en caso que se presente.

"Esta independencia contrasta en gran medida con la forma de pensar del hombre latino, quien suele ser inseguro, tímido y machista, características que le impiden aceptar que su 'media naranja' lo supere profesionalmente, además de que le causa temor que ella goce de algún tipo de poder", advierte el especialista.

En la actualidad, no pocas féminas rebasan a los varones en capacidad intelectual, formación universitaria y bienes económicos; incluso, muchas refieren que a pesar de que desean encontrar pareja sentimental no consiguen hallar a alguien con su mismo nivel de preparación o estilo de vida. Aún más, la mayoría de las damas independientes indican que no les asusta la soledad y se sienten muy bien por no depender de un hombre.

"También es preciso considerar que la mujer que está realizando sus estudios profesionales y/o trabaja sabe que al contraer matrimonio y tener hijos, tarde o temprano tendrá que interrumpir dichas actividades. Frecuentemente, lo anterior sucede durante las últimas fases del embarazo y en los primeros años de vida del niño; por último, cuando ella pretende reintegrarse al ámbito académico y/o laboral suele ser demasiado tarde debido a que se siente 'desconectada' de los cambios y renovaciones ocurridos, dado que en cuestiones de empleo generalmente ha sido reemplazada y superada por otra persona (por lo regular, del mismo sexo)", menciona el Dr. Amara Pace.

Por otra parte, se encuentran aquellas que llevan solas las "riendas" del hogar (divorciadas o madres solteras), quienes ya no aspiran al matrimonio debido a las insatisfactorias experiencias vividas con anteriores compañeros o porque se dan cuenta de que son autosuficientes y pueden representar dignamente el papel de madre y padre al mismo tiempo.

De igual modo, se aprecia que algunas damas ya no están dispuestas a tolerar la violencia dentro de la familia, excesivo control del marido e infidelidad, por lo que deciden optar por la separación; ante esta situación los varones se preguntan con cinismo y temor: "¿Qué les pasa?, o bien, mujeres conservadoras opinan que ellas "deberían aguantar a su pareja hasta que la muerte los separe".

Aunque la superación femenina está todavía en fase crítica, es un hecho que reclamar sus derechos a aprender, pensar y superarse genera a muchas conflictos en su relación de pareja, especialmente cuando el compañero pretende seguir ejerciendo el papel de "amo y señor" mientras ella debe supeditarse y atenderlo como si fuera vocación religiosa. Lamentablemente, infinidad de hombres aún se resisten a aceptar que parte de sus responsabilidades directas incluyen ayudar en el hogar y cuidar a los hijos.

"Esto último refleja que los varones no han evolucionado notablemente, ya que considerable porcentaje de ellos se desentiende de sus obligaciones hacia la familia, tienen aventuras amorosas y llegan a obstinarse en maltratar a su esposa. El creciente número de estos casos revela que a muchos 'caballeros' les cuesta trabajo abandonar su afán de soltería para dedicarse a 'alimentar' su relación de pareja; además, pocos respetan a la mujer y construyen con ella una familia en la que ambos tienen derechos y obligaciones", explica el psiquiatra-psicoanalista.

Ahora bien, si comparamos la tendencia actual con las duraderas relaciones amorosas de épocas pasadas, no es posible concluir que estas últimas fueron mejores, sino que la mujer estaba convencida de que no tenía más opción de vida que permanecer al lado de su cónyuge a pesar de su descontento. Además, el hecho de que las parejas llegaran a 50 años de casados no significaba que su vínculo matrimonial fuera perfecto, pues era común hacer creer a los demás que nada pasaba, aunque hubieran problemas.

"El mundo ha cambiado a velocidad vertiginosa y hoy la mujer que desea independizarse o 'rebelarse' encuentra en la unión marital más obstáculos que estímulos; no obstante, quien opta por ella debe acordar con su pareja que durante los primeros años de vida en común conviene retrasar el embarazo para que puedan convivir solos, conocerse más y tener libertad para desarrollar proyectos personales y en pareja. La vocación femenina consiste en aportar amor al vínculo y constancia al contacto, lo que representa necesidad continua de unión, pero siempre a condición de que ella no tenga que renunciar a su individualidad, ya que si bien necesita afecto, protección y compartir su existencia al lado del ser amado, es mejor hacerlo conservando su libertad de acción y pensamiento", acota el Dr. Amara Pace.
 

Los subterfugios machistas

 

 

por Jose-Antonio Burriel


Que los hombres imbuidos en la ideología patriarcal-machista –no son todos los hombres, pero todavía son demasiados- buscan subterfugios para seguir manteniendo su posición dominante sobre la mujer es un hecho evidente. Y un buen numero de esos recalcitrantes machistas se han "refugiado" en la defensa de sus derechos –no me gusta eso de derechos, pues quien tiene derecho a relacionarse con el padre y con la madre es el hijo o hija- sobre las relaciones con los hijos; y un numero de ellos ha encontrado "refugio" en las asociaciones que defienden la custodia compartida.

Me parece bien la custodia compartida cuando ello beneficia a los hijos, no cuando beneficia a los padres. Eso esta claro. Por eso me mosquea, y mucho, cuando veo la insistencia de los defensores y portavoces de la custodia compartida en acudir a dos argumentos, por llamarlos me algún modo.

En primer lugar, a la "denuncias falsas" por parte de las mujeres para conseguir la custodia de los hijos. Cuando se les pregunta, y lo he hecho en televisiones, cuantas denuncias falsas conocen, dicen que muchas; cuando se les pregunta cuantas, se evaden por peteneras. Y se ponen aun mas nerviosos cuando se les dice que si conocen denuncias falsas, su obligación es comunicarlo a la Justicia. Se produce el silencio por su parte. Y se produce el silencio porque saben que mienten, que estamos ante un subterfugio de la mentalidad machista.

En segundo lugar, los tales acuden al "increíble síndrome de alineación parental". Poco que añadir a lo dicho en la sentencia de la Audiencia de Vizcaya; poco que añadir a los criterios de prestigiosos psiquiatras y psicólogos; poco que añadir al descrédito del ficticio síndrome en las organizaciones mundiales de la salud.

Y también poco que añadir al psicólogo Bronchal, que une, a su falta de profesionalidad y defensa sin argumentos –quizás aprovechándose de la ignorancia de unos cuantos- del síndrome, una condena por malos tratos.

Unas palabras finales. Me parece carente de objetividad titular un reportaje "discriminados por ser hombres". Si alguien ha sido discriminada ha sido la mujer, y precisamente por el hecho de ser mujer. Y muchos de esos hombres que se sienten "discriminados" callan sus miserias, es decir, su comportamiento con los hijos y con la mujer antes de la separación o del divorcio. Después, "lloran, gimen", y hasta mienten. ¿Por qué se les hace eco? No olvidemos los reductos de machistas existentes en nuestra sociedad

 

Infidelidad, engaño a uno mismo

 
 

Motivo de divorcio, disgustos, lágrimas, depresión, mezcla de razas y de daños a la salud, la infidelidad es incluso explotada con afán lucrativo. Lo cierto es que a todos ha rondado por la cabeza la palabra y sus consecuencias, pero no siempre sus causas, pues de haberlo hecho se habrían salvado muchas relaciones, ¿no cree usted?

Para todos es claro que la infidelidad es la falta de lealtad hacia lo que uno ha elegido, así sea pareja, doctrina política, religión o equipo de fútbol; es la traición al ideal con el que se inicia una relación, de manera que hay algo que no gusta y ese es el primer justificante.

Traslademos el problema a un vínculo de pareja. A manera de tradición, sociedades machistas como las latinas dan manga ancha al hombre infiel, pues desde pequeño es cobijado por la complicidad de la madre que lo dejar ser y hacer lo que le viene en gana. Es así que poco a poco se trasgreden los límites y no se tiene respeto por los valores establecidos; sucede también que los chicos repiten los patrones que han visto en sus propios progenitores, quienes tienen al mismo tiempo más de una mujer y varios hijos.

Hasta hace poco, el simple hecho de ser hombre era suficiente para justificar la infidelidad, cosa que no puede aplicarse a la contraparte femenina, quien de inmediato adquiere calificativos que la degradan notoriamente. No obstante, las cosas han cambiado.

Causas y motivos

Por naturaleza, hombre y mujer se sienten atraídos por lo que desconocen, por experimentar lo prohibido, lo que puede implicar algún riesgo, y la infidelidad encierra todo ello. Asimismo, las justificaciones más recurrentes entre los infieles generalmente aluden a culpar a la otra parte, es decir, el argumento es "no me da lo que necesito", "se ha descuidado físicamente", "no me brinda atención", "le preocupan otras cosas", "no responde sexualmente" y más. Pero, ¿qué tanto es responsable de que la relación sea mala quien ha hecho las enunciaciones anteriores?

Sin embargo, ambas partes responden de manera distinta al sentirse traicionadas. La mujer es más temperamental e impulsiva, y provocará la ruptura sin atender las justificaciones de la pareja. Hasta hace unas décadas aceptaba las debilidades de su marido o novio porque era dependiente y no se preocupaba de su autoestima, ya que el hombre mandaba y tenía poder sobre ella, pero las cosas han dado un giro importante y la mujer de hoy es libre e independiente, confía en sí misma y en sus posibilidades, se siente segura de sus cualidades y se gusta, características que le proporcionan una riqueza interior para manejar cualquier problema que se desencadene en su vida afectiva.

En tanto, el varón, machista por naturaleza, asume que la falta de fidelidad es algo tremendamente humillante, es capaz de golpear a la pareja o al tercero en discordia. Pese a ello, cuando él "pone el cuerno", el remordimiento pasa prácticamente de largo, en otras palabras, no es motivo suficiente para evitar repetir la acción.

La mujer, a diferencia del hombre, es más reacia a vivir aventuras, y cuando las lleva a cabo es porque realmente desea sentir que su ser pertenece a otro y lo disfruta en silencio, pudiendo afectar su conciencia pero no lo confiesa, ya que es inevitable que aparezca el miedo al castigo, a ser abandonada y a no ser perdonada.

Por estas razones la mayoría prefiere atesorar el secreto y convivir con la culpa de haber engañado a la persona que la ama. Lo cierto es que optar por el silencio puede resultar más nocivo que correr los riegos que conlleva la verdad, pues sostener una mentira requiere de gran red de artimañas, y no todos están preparados para vivir de esta forma.

Vivir de la mentira

La infidelidad está envuelta en una maraña de mentiras, donde el primer engañado es el mismo infiel, ya que traiciona sus propios sentimientos. No obstante, las falsedades van más allá, pues basta hacer mención de las diferentes encuestas para conocer el índice de personas que han cometido infidelidad en algún momento de su vida, las cuales muestran porcentajes que van del 40% al 80%. Ello habla de la doble moral con la que muchos, o pocos, llevan la vida.

Puede parecer excesivo, pero actualmente en Europa y Estados Unidos hay agrupaciones de infieles que no sólo son clubes para conocer personas con gustos afines, sino que se encubren e intercambian pretextos y consejos para no ser descubiertos en las andanzas amorosas clandestinas. El internet es la vía de comunicación y por el cual se puede ingresar a la Federación Española de Personas Infieles www.geocities.com/fepi001, el mejor ejemplo en español, o si habla inglés ingrese a www.infidelity.com que ofrece un servicio para que los engañados desahoguen sus penas, busquen asistencia, comprensión y ayuda de quienes han vivido momentos semejantes.

Affair, romance, aventura, amorío o como se le quiera llamar es algo que simplemente puede acabar con la relación, matrimonio y familia, lo que frecuentemente es muy difícil superar. De forma que cuando ya no se siente amor es preferible platicar con la pareja, darse mutua libertad y tomar cada quien su propio rumbo, pero sin engaños.


 
 
  
 
 
Tomado de www.info7.com.mx

Beneficios del sexo

  Hola Licenciada. Solo por curiosidad, aparte de placer ¿Qué beneficios aporta tener relaciones sexuales? A mi me encanta tenerlo con mi pareja, pero como ambos trabajamos todo el día estamos agotados, y duramos a veces 1 o 2 semanas completas sin tenerlo aunque disfrutemos hacerlo.

¿Alguna recomendación?

Gracias, Alan.

Alan, esta comprobado científicamente: el sexo es tan placentero como saludable.

¿Beneficios? ¡Claro! Aquí te presento algunos:

- Alarga el tiempo de vida.

- Funciona como excelente antidepresivo y relajante natural

- Alivia dolor de músculos y articulaciones.

- Libera la tensión acumulada.

- Ayuda a mantener buena salud del corazón.

- Ayuda a normalizar el ciclo menstrual cuando éste es irregular.

- Eleva los niveles de estrógeno (hormona femenina), lo que en la etapa de menopausia es muy importante para enfrentar los síntomas característicos, como sequedad vaginal y bochornos.

- Fortalece al sistema inmune, protegiendo al organismo de diversas enfermedades.

- Suaviza la piel, da brillo al cabello.

Entre muchos otros.

Pese a ello, como en tu caso, no siempre se presentan las condiciones para estar con la pareja y llevarlo a cabo, debido principalmente al intenso ritmo de vida de las grandes ciudades.

Ahora bien, el agotamiento del día reduce el apetito sexual.

Pero, siempre hay una alternativa para hacer más satisfactoria y activa nuestra vida en pareja: ¡sexo matutino!.

Estudios científicos han demostrado que por las mañanas es más alto el nivel de testosterona, hormona que se genera en los testículos y es responsable de la producción de espermatozoides, rasgos viriles y potencia eréctil, entre otros.

Entonces ¿Por qué no aprovecharla?

Además de aclarar la mente y favorecer en la creación de pensamientos positivos.

Por otra parte, investigaciones al respecto indican que quienes experimentan el sexo matutino con frecuencia afirman que alcanzan sus mejores orgasmos antes del desayuno.

Que tal si un día de estos sorprendes a tu pareja y programas el reloj despertador 30 o 40 minutos antes de la hora habitual, te acercas a ella y... eres tu quien inicia el encuentro sexual.

Por la mañana siempre hay prisa, pero bien vale la pena iniciar el día con una dosis extra de energía, esa que proporciona un rato de sexo, que además libera de tensiones y permite que usted y su pareja encuentren un momento para recrear el amor antes de emprender un ocupado día de trabajo, o bien, un intenso fin de semana

Tomado de www.elmanana.com.mx

Ligar en la oficina

 

 

Manuel del Pozo

"¿Tomamos una caña al salir de la oficina?". Ésa es la hora de la verdad. Hasta ese momento, todo han sido miradas de complicidad, sonrisas sugerentes, gestos insinuantes, cruces por los pasillos, encuentros fortuitos en la máquina del café, e incluso cosas más prosaicas como: "preciosa, ¿me das un Post it?" o "guapo, toma mi Tippex".

anapixel

España es, junto a Grecia y Holanda, el paraíso para enamorarse en el trabajo, según un reciente estudio de la consultora americana CareerBuilder. Ingleses y alemanes, por contra, son los menos propensos a este tipo de citas. Los españoles aspiramos, además, a lo más alto, porque solemos tener más encuentros con las mujeres y hombres que ostentan altos cargos en la empresa.

Parecemos muy osados, pero también algo vergonzosos, porque un 77% de los españoles opta por mantener la relación en secreto. Y nos da vértigo el altar, ya que apenas un 17% estaría dispuesto a pasar por la vicaría. El flirteo empieza en la oficina, pero la seducción suele producirse fuera del trabajo –con la socorrida caña de cerveza en la mano–, durante la comida, y en convenciones y viajes de trabajo. Sin olvidar la cena de Navidad, que empieza con los chistes sobre el jefe y termina en un coche con los cristales empañados.

Las larguísimas jornadas laborales, las interminables reuniones, las comidas de trabajo o los viajes de negocios propician que los que en un principio son únicamente simples compañeros puedan convertirse en algo más. Si el cuarto de las fotocopias o las máquinas de café pudieran hablar...

Aunque la escritora Shere Hite, en su libro Sexo y Negocios, defiende que las relaciones de pareja en el trabajo son sanísimas y tienen una tasa de éxito superior a las mantenidas entre no colegas, a los empresarios no les hace mucha gracia los flechazos en la oficina. Y eso que a veces son muy rentables para la empresa, porque con tal de estar con su amada, hay personas que no les importa quedarse horas y horas en la oficina. Por no hablar de cuando llega una chica nueva. Los compañeros se vuelven de repente tremendamente solícitos y trabajadores para ganarse su simpatía.

Esto del enamoramiento ha provocado más de un escándalo empresarial. Ahí tenemos al ex presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, que triplicó el sueldo a su secretaria, con la que formaba pareja, y finalmente tuvo que presentar la dimisión. O el de Harry Stonecipher, ex consejero delegado de Boeing, al que pillaron intercambiando correos electrónicos de contenido sexual con una colega. Aunque lo que hizo sonar todas las alarmas fue el affaire entre el ex presidente Bill Clinton y la becaria Monica Lewinsky.

Cuando un hombre y una mujer pasan juntos en el trabajo más horas que con sus respectivas familias es lógico que surjan amoríos. El 51% de los hombres y el 46% de las mujeres afirman haber tenido una relación sentimental con alguien de la oficina en alguna ocasión, e incluso el 13% de los españoles ha conocido a su pareja en el trabajo, según el CIS.

¿Y qué pasa cuando desaparece el amor? Las chispas saltan por toda la oficina. La ruptura sentimental entre empleados puede ser muy peligrosa para la organización, no sólo por posibles conflictos de interés, las suspicacias o el deterioro del ambiente laboral, sino por el menor rendimiento de los implicados.

El problema de regular este tipo de relaciones es que supone una intromisión de la empresa en la vida personal. Hay compañías, como General Electric, que buscan trabajo dentro de la propia empresa a los maridos de sus empleados, mientras otras, como McKinsey, prohíben las relaciones entre compañeros de distinta categoría profesional evitando así que una socia evalúe a su marido.

La oficina se ha convertido en España en el equivalente del barrio, y, por tanto, el lugar ideal para encontrar el amor.
Voy a tomarme un café a ver si pillo a alguna parejita.

Tomado de www.expansion.com

La infidelidad ronda, ¡esquívela!

 

 

Porque la rutina invade a la pareja, porque se dio la oportunidad, porque se teme al compromiso total. Las razones son tan variadas como las personas, lo cierto es que es una ruptura de un compromiso.

Cuando un tercero lo hace sentir a uno apreciado al decirle cosas, por ejemplo "cómo es de bien plantado, cómo le queda de bien esa ropa, usted es una persona muy alegre", ahí se desbarata uno. Eso fue lo que me hizo falta de mi señora. Y es eso lo que una tercera persona le da a uno. Manuel.

El día que cada quien acepta -unos más conscientes que otros- aquello de "ser fiel en la salud y en la enfermedad, en la que pobreza y en la riqueza...hasta que la muerte los separe" está completamente seguro de que así será. Esas frases resuenan como un conjuro o protección especial. Pero mantener esa promesa o contrato no es tan fácil como cuando se soltó el sí en pleno esplendor de la ilusión de vivir con el ser amado toda la vida. Y la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, como canta Rubén Blades.

Encontré en esta persona al personaje adecuado; no era el hombre perfecto, ni el más responsable, ni el de la personalidad más espectacular, ni aquel con el que me gustaría vivir o compartir el carro, o el mercado, o el sueldo.... Piqué del sabor deliciosa de la manzana prohibida y estuve con esa cara de felicidad tan grande que ojalá permaneciera. Juana.

Como decía alguien, aquello de "hasta que la muerte los separe" funcionaba en otra época, cuando la gente no vivía más de 40 años. Pero como la expectativa de vida ha ido aumentando en el último siglo, al pasar en promedio de 40 años a 75, pues la convivencia marital se hace mucho más larga, y por lo mismo, más propensa a situaciones difíciles o crisis, entre ellas la infidelidad.

Ella recibía llamadas y yo le preguntaba que con quién hablaba y me decía que con una amiga. Opté por negar lo que estaba pasando, aún sabiendo que estaba sucediendo. Mauricio.

Es un hecho que actualmente se presenta con mayor frecuencia, lo perciben los especialistas en sus consultorios de sicología y en sus oficinas de abogados. En Colombia, pocas estadísticas o estudios se han adelantado sobre el tema, pero algunos hechos en Estados Unidos afirman que entre un 30 a 60 por ciento de los hombres reportan haber tenido alguna relación extramarital, mientras que en las mujeres el porcentaje varía entre 20 a 50 por ciento.

Sí, bastante parejos los índices a diferencia de otras épocas, que ser infiel era casi una exclusividad masculina. Una de las razones para el cambio ha sido el ingreso de la mujer al mundo laboral. Al salir del hogar aumentan las oportunidades de conocer personas, y en consecuencia, la probabilidad de involucrarse emocional o sexualmente con otros.

Lo cierto es que experimentar la infidelidad es afectivamente perturbador, tanto para quien la acomete como para la pareja.
Esta es una de las conclusiones que las sicólogas Carmen Elvira Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia plasman en su libro Infidelidad, pesadilla y pasión.

"La mayoría de las personas considera la infidelidad como una ruptura unilateral y engañosa de un acuerdo o compromiso implícito o explícito, en donde hay acciones concretas que indican que dicho acuerdo se ha violado", dicen las autoras.

Esas acciones pueden variar desde buscar espacios de encuentro, virtuales o reales, hasta desarrollar un vínculo afectivo.
Yo notaba algo raro en él, oía toda clase de música, empezó a cambiar de planes, a llegar tarde, desaparecía y daba toda clase de explicaciones enredadas. Alicia.

Y los motivos para hacerlo varían según las parejas, pero hay unos más frecuentes que otros.

"La infidelidad puede ser desestabilizadora, genera angustia y culpa; pero mientras que las relaciones de pareja sigan siendo una camisa de fuerza a la independencia y la autonomía, ayuda a desfogar y a escapar de la cárcel que creamos", dice el libro.

Y la sicóloga Peckel agrega, "la infidelidad no siempre es para irse con el otro; la infidelidad trae el misterio y la cosa sabrosa por vivir lo nuevo".

Un juego peligroso. Recuperarse de una infidelidad es posible, pero se requiere de compromiso y paciencia de ambas partes. "Hay que acompañarse mucho. La persona traicionada debe personar y abrir el corazón. Y la otra, pedir perdón y reparar", dicen las especialistas.

Cuando se abre la puerta para que entre otro

Aquello de que Fulana se le metió por los ojos a mi marido, o que por culpa de Merenceja se dañó el matrimonio no es real. La infidelidad es una opción que una persona decide tomar o no.

"Cuando la pareja no es lo suficientemtne flexible como para dar cabido a los cambios que se hacen necesarios, cuando resulta difícil aceptar la desilusión o asumir que quien alguna vez llenó nuestras necesitades ya no es la misma persona con la que podemos seguir, cuestionamos el compromiso, ponemos en entredicho a la pareja y pede suergir la infidelidad.

"Así mismo, la ausencia de lá pasión, la imposibilidad de despertarla o de cumplir con las expectativas de lotro en este aspecto, la carencia de apoyo y cercanía, las insatisfacciones, los conflictos peresonales no resueltos y los temores, so nalgunos de los factores que hacen tambalear el comrpomiso y nos ponenen en una posición vulnerable frente a coqueteos y aproximaciones que en otras circunstancias probablemtne evitaríamos", dicen las autoras en su libro.

Dentro de esas circunstancias personales que hacen que se abra la puerta a la infidelidad, hay unas que se repiten con más frecuencia que otras, según lo pudieron determinar las sicólogas en los análisis que hicieron de entrevistas hechas a 22 hombres y mujeres, entre los 22 y 54 años.

  1. La trampa del reconocimiento. La necesidad de ser valorados y admirados puede conducir a dejarse llevar por aquella persona que no lo demuestra. "En lugar de apreciar y valorar lo que somos, buscamos reafirmarnos a través del otro".
  2. La libre expresión de los deseos. La relación con un tercero puede ser la oportunidad de vivir aquello que nos sentimos incapaces de experimentar al interior de la pareja. Dejar a un lado el 'deber ser'.
  3. Respiro frente a una relación que ahoga. Evitar los conflictos, el diálogo y la expresión de inconformidades se convierte en una forma de vida y propicia una calma que impide el encuentro íntimo.
  4. Volver a ser joven. Para lagunas personas, un tercer -más joven- es una manera para enfrentar los temores que surgen al empezar a envejecer y sobrellevar la carga que a veces generan la rutina y la estabilidad.

 

Vacaciones, ¿qué estrés!

 
 
 
 

HABLAN LOS EXPERTOS CONSEJOS

Llegan las vacaciones, tiempo de descanso, paseos al atardecer y cerveza fresca en una terraza frente al mar. El momento más esperado del año ya está aquí. El verano, como siempre, se anuncia con tumbonas, helados, moda ligera y gafas de sol, color moreno, estallidos de agua salada, viajes exóticos, sueños hechos realidad. El día a día, que se construye a base de pequeños acontecimientos cotidianos, a menudo pinta un escenario muy distinto. Ocurre así, aunque decida uno quedarse en casa o viajar a miles de kilómetros de distancia para fumar en pipa con una tribu milenaria. Da igual.

Por mucho que uno se empeñe en impedirlo, sucede. El avión sale con retraso, el niño se cansa, llora, la monta, te vomita encima y al llegar al destino el apartamento de lujo frente al mar está situado a kilómetros de la playa. ¿Ah! Y la ducha no funciona, pero da igual porque en ese sitio sólo hay agua dos horas al día.

Las pase uno sólo, con su pareja o en familia existen mil y una circunstancias que pueden arruinar el plan mejor elaborado. Por fortuna, no hace falta una fórmula mágica para resolver todas esas adversidades. El secreto reside en disfrutar del tiempo libre, sin pedir a las vacaciones más de lo que pueden dar. El psiquiatra Iñaki Eguíluz, del hospital vizcaíno de Cruces, y el pediatra Jesús Rodríguez, de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, aportan las claves para disfrutar del descanso estival al máximo y sin sobresaltos.

Frustración

Las vacaciones conllevan una larga espera. Suponen la culminación de un largo año de trabajo y el premio personal a meses de entrega, dedicación e incluso sacrificios personales. En ellas, como en todo lo que se hace esperar, se depositan tantas ilusiones y expectativas que, según explica Iñaki Eguíluz, uno corre el riesgo de idealizarlas tanto que puede llegar a sentirse frustrado al comprobar que los objetivos no se cumplen.

Que ni la playa tiene tanta arena blanca como parecía en el catálogo ni los autobuses de Nueva Delhi son tan puntuales como para ver todo lo que se había previsto. «Muchas personas disfrutan casi más preparando un viaje que luego cuando lo realizan. Eso no es malo si uno es consciente de que lo importante no es cubrir expectativas, sino disfrutar del momento, sin más pretensiones».

Tradicionalmente, las vacaciones de verano se entendían como el descanso laboral necesario para recuperar fuerzas antes de seguir trabajando. El ocio tiene hoy una interpretación muy diferente. «Ya no descansamos para estar más frescos y volver al trabajo, sino que compramos tiempo libre. El concepto es completamente distinto», subraya el especialista.

Receta para descansar

El mayor tiempo libre nos da la oportunidad de romper con la rutina y compartir con las personas que queremos, familiares y amigos, las cosas que no podemos el resto del año. La convivencia se hace más intensa y, como consecuencia, puede enriquecerse y resultar más satisfactoria; o todo lo contrario: sumar nuevos motivos de disputa y volverse aún más traumática.

«Las vacaciones son para vivirlas, no para marcarse grandes metas personales. Plantearse la idea de arreglar en ellas un problema grave es absurdo. Ocurre -dice Eguíluz- como en navidades, que es mejor pasarlas lo mejor que se pueda y dejar para la vuelta los posibles conflictos».

Además, no todo el mundo es capaz de afrontar la ruptura de la rutina que supone la llegada del verano. Hay personas tan dependientes que son incapaces de vivir el momento si no es con su pareja, su madre, con su amigo de toda la vida o, incluso, con el mismo trabajo. La llegada de las vacaciones les desestabiliza.

Por eso, a la hora de planificarlas tan importante como no dejar que la felicidad de uno dependa de la consecución de determinadas metas es organizarse bien. Determinar con cabeza a dónde se va a ir, cómo y con quién. El planteamiento vale lo mismo para quien viaje a la selva peruana como para quien se quede a pasear por su ciudad.

«No hay que magnificar las cosas. Si este año la crisis nos impide viajar, pues nos quedamos en la playa más cercana y estupendo. Hay que organizarse en función de las posibilidades de cada uno. Lo que yo no haría es pedir un crédito para ir a no sé donde y meterme luego en una vorágine económica y personal sin sentido», concluye.

El pediatra Jesús Rodríguez asegura que la sociedad actual sufre de «dos enfermedades» para las que uno tiene que vacunarse antes de marcharse de veraneo. Especialmente si se viaja con niños, que ese ya es otro cantar. Ni los excesos ni las prisas son buenas compañías para el tiempo libre.

Hasta que uno no vuelva al trabajo, lo mejor es cerrar el móvil, «olvidarse de las rutinas que nos ponen la cabeza como un bombo» y dejar para septiembre los recaditos. «Las vacaciones -dice Rodríguez- tienen la capacidad de curar. Lo veo en mi consulta cada septiembre. Muchos chavales que arrastran problemas durante todo el año mejoran e incluso sanan durante esta temporada. Si no existieran, habría que recetarlas».

Viajes con niños

Lo más importante para los chiquillos son los padres. Esa, por encima de todo, es la principal cuestión que debe tenerse en cuenta cuando se planean las vacaciones en familia. «Los veranos que curan a los niños, los que se recuerdan toda la vida, son los que se comparten con los padres». El chaval disfruta el doble de las vacaciones si en ellas aprende a nadar con su madre, arregla la bici con su padre y sale con los dos de paseo a ver bichos por el monte.

Si se viaja con bebés, debe tenerse en cuenta que la playa no es un lugar que les guste demasiado hasta los dos años. El sol, el viento y la arena les agobian. Prefieren las terrazas y el paseo. «La playa es fenomenal para los niños un poco mayores porque les divierte mucho y luego duermen fenomenal, pero deben protegerse del sol con cremas, gorros y ropa; y evitarlo en las horas de mediodía».

Lo normal es que en vacaciones el sueño se descontrole y coman peor. Tanto los grandes como los pequeños. No es para preocuparse. No hay problema si mantienen la disciplina horaria de las comidas y a la vuelta se les hace entender que deben regresar a sus rutinas. «Al final -resume este psiquiatra-, puede parecer con tanto consejo que pasarlo bien en verano es un reto casi imposible, cuando no es así». El secreto para divertirse es querer hacerlo.
 
tomado de www.laverdad.es

Consejos para alejar a las amantes

 
       
 

Los motivos y las causas para tener un/a amante son variados y depende de cada caso. No siempre tienen que ver con la falta de amor conyugal.

La sexóloga norteamericana Amy Watts, ha desarrollado numerosas teorías para alejar de la vida de las mujeres casadas a las amantes de sus esposos.

 "Tras años de tener en mi consultorio a mujeres realmente desesperadas y que han enfermado a causa de infidelidades, me decidí a recopilar consejos para que puedan poner en práctica y que se publicarán en un libro que saldrá a la venta a mediados de año", asegura.

 La infidelidad es causante de rupturas, separaciones y divorcios. "Rompe el corazón, destruye la autoestima y la confianza y hasta es capaz de enfermar físicamente lo cual es el motivo principal que me ha llamado la atención para escribir este libro", asegura la futura autora de "consejos vitales para eliminar a la tercera en discordia".

Causas
 Los motivos y las causas para tener un/a amante son variados y depende de cada caso. No siempre tienen que ver con la falta de amor conyugal. En un reciente estudio británico se ha demostrado que el 56 por ciento de los hombres que han tenido una aventura aseguran que en sus matrimonios son altamente felices.

 "La mujer que es víctima de un engaño siente que es su culpa, que no es suficientemente bonita o sexual y llegado el peor de los casos justifica y le da la razón al marido, lo cual es un tremendo error ya que si existe un problema en la pareja hay que hablarlo sinceramente y lo primero que se espera del otro es la sensatez en afrontar la realidad.

 Si se ha dejado de querer a quien tenemos al lado, lo mejor es decirlo en la cara y si no es cuestión de falta de amor y se busca sexo extra matrimonial hay que indagar en la razón por la que se llega a eso, siempre en pareja para evitar males mayores", aconseja la sexóloga.

 Si existe amor en el matrimonio, es posible alejar a una tercera en discordia que esté obstaculizando la relación. "Hay que entender que no siempre que se produce una infidelidad es por falta de amor en la pareja. La relación puede ser sincrónica, pero también puede faltar algo.

 Los hombres suelen buscar más sexo del que tienen en su matrimonio y la mujer, el romanticismo y la creación de un lazo emocional perdido", comenta Watts.

Reconquistando a tu marido
 Lo importante, según la sexóloga es reconquistar nuevamente la atención del marido, siempre y cuando exista el vínculo en la pareja y que una tercera persona haya aparecido por motivos puntuales.

 "La mujer, si ama a su marido, debe enfocar sus energías en seducirlo, en hacer que la relación vuelva a tener una buena energía sexual y de comunicación. Es importante que exista el factor sorpresa, siempre realizar algo diferente, una salida, una cena, tener ropa sexy que despierte los recuerdos de un pasado sexual en pareja pleno", dice.

 "De esta manera se alejará a cualquier persona ajena a la relación. Hay que saber que el poder lo tiene una como mujer y no hay que asustarse, ni deprimirse, ni llenarse de culpa o de malos sentimientos, porque si existe amor, este desliz pudo haber llegado en buen momento para abrir los ojos y recuperar la pareja antes de que se pierda lo más importante que es el sentimiento de uno hacia otro", concluye

Para poner en práctica
- Esté atenta a todas las señales. Llamadas, mensajes, salidas a deshora. Si ya no se pudo prevenir una infidelidad hay que ponerse en alerta.

- Si se confirman las sospechas hay que hablar lo antes posible con la pareja y ver por qué está pasando lo que sucede. Dependiendo del motivo, se podrá seguir avanzando.

- Sea impredecible, juegue con la curiosidad de la pareja y céntrese en el plano emocional. Al hombre hay que sorprenderlo día a día con rituales diferentes, y si son sexuales, mucho mejor.

- Sea sutil y provocativa en sus actitudes y hechos.

- Está prohibido deprimirse ante la noticia de una infidelidad. La mejor manera de neutralizarla es la acción.

 Si hay amor en la pareja y la infidelidad se produjo por aburrimiento, rutina, y por curiosidad, lo mejor es renovar la energía sexual y de comunicación de pareja. Esto hará que se eliminen por completo y para siempre los engaños.

 

viernes, 20 de junio de 2008

Secretos para seducir

 

 

Yo pienso que ya todo está dicho y que no queda nada en este mundo por descubrir, pero aún existen por ahí varios trucos que nos pueden ayudar para hacer caer a nuestro príncipe azul en el momento menos pensado.

Por: Máxima Barragán 
 

A veces creemos que para seducir se requiere ser bella y no siempre funciona así, todas las mujeres tenemos nuestro encanto y por lo tanto, nuestras propias armas de seducción. Sólo es cuestión de dejar brotar esa coquetería femenina que vive dentro de nosotras mismas; la suerte, la música, los astros y el clima harán todo lo demás.

La seguridad que tengamos es fundamental. Si hay algo que les gusta a los hombres, son las mujeres seguras que saben dónde están paradas y lo que valen. Tenemos  que aprender a proyectar una imagen de  fémina decidida, fuerte y capaz de tomar decisiones por sí misma. Ellos enloquecerán tratando de conquistar a esta chica independiente, pero dependiente de ellos en el amor.

Mirada penetrante, labios apetitosos, piel de terciopelo, cabello sedoso y aroma excitante, son algunos de los secretos para conquistar. Los ojos, además de ser el espejo del alma, son la mejor arma para seducir. Hay que ponerles toda nuestra atención. A los hombres les gusta que la mirada encierre dulzura, misterio y una pizca de picardía.

El amor entra por los sentidos. Si la vista de tus labios carnosos lo cautivó desde un principio, juega con los colores: Desde el natural beige, hasta el rojo pasión, pasando por los sensuales rosas, el atrevido fucsia, los cálidos corales o simplemente el brillo. Las barras de labios deben poseer sabor, así los besos serán tan inolvidables como sabrosos, porque dejarán satisfechos a un mismo tiempo varios sentidos: vista, gusto y tacto. Imagina unos ricos besos con sabor a fresa, vainilla, naranja, durazno, no lo pienses más y lánzate a experimentarlos.

Existen aromas que perduran para siempre. Cuántas veces no te ha ocurrido que en el antro chocas con alguien y no puedes evitar voltear a ver de quién se trata simplemente porque su aroma te cautivó.

El aroma es para siempre, y no se trata de un slogan de anuncio de perfume. Existen aromas que nos marcan y así como nosotras logramos identificar a cierto galán tan sólo por su aroma, es importante que el hombre reconozca a la mujer que desea por su perfume, que la identifique, que la recuerde, porque cuando se percate de ella, tan sólo por encontrar su aroma  en otra persona, de inmediato se le despertará el deseo de ver a esa mujer especial.

Debemos hallar aquella esencia que nos identifique ante el olfato de nuestra pareja, que cuando la huela en otra persona de inmediato nuestra imagen llegue a su mente. Los perfumes para seducir a un hombre deben de transmitir inocencia y frescura, se caracterizan por ser frescos y discretos, no demasiado dulces, pero persistentes para lograr un aroma inolvidable. Cuando quieras que no te olviden, piensa antes en qué perfume te impregnarás, úsalo detrás de las orejas, en el cuello, en las muñecas y en todos aquellos lugares donde él pueda llegar a aspirar tu aroma.

Las caricias sobre una piel suave y sedosa resultan más agradables, se disfrutan más, y a los hombres les gustan. La clave reside en una buena depilación y una mejor hidratación. Qué rico es acariciar una piel suave, sensual y que además despida un aroma excitante que nunca se olvide. El juego de la seducción es divertido, sólo tenemos que perder el miedo a participar en él.

Tomado de www.vanguardia.com.mx

El malestar en el lenguaje

 

 

 

Estos días, y a propósito de los miembros y las miembras de la ministra Aído, hemos asistido a un episodio más del malestar en el lenguaje. No estamos a gusto con la gramática. Y lo que importa ahora no es el caso concreto de las miembras, sino la cuestión de fondo. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué los vascos y las vascas, por qué todos y todas, por qué los licenciados y las licenciadas, etc.? Da la impresión, por la virulencia con la que unos y otros exponen sus argumentos, que en realidad se habla de otra cosa. Y, en efecto, se habla de otra cosa. Se habla, por ejemplo, de si las normas gramaticales transmiten ideología, de si fijan comportamientos, de si reflejan posiciones. La mayoría de los entendidos en cuestiones gramaticales aseguran que la lengua no es sexista.
Cuentan para demostrarlo con una cantidad notable de argumentos. Quienes afirman lo contrario, también. Estos días circula por Internet una demostración irónica de que la lengua castellana "no es machista en absoluto", basada, entre otros, en los siguientes ejemplos: Un zorro es un espadachín justiciero; una zorra es una puta. El perro es el mejor amigo del hombre; la perra es una puta. Un aventurero es un tipo valiente, osado, un hombre de mundo; una aventurera es una puta. Un hombre público es un personaje prominente; una mujer pública es una puta. Un adúltero es un hombre infiel; una adúltera es una puta. Un hombre que vende sus servicios es un consultor; una mujer que vende sus servicios es una puta. Y así sucesivamente. El diccionario, por su parte, está lleno de perlas sexistas que describen la realidad con la voluntad de que la realidad no cambie.
Afirmar que el machismo no se refleja en el lenguaje es como decir que la condición de gángster no se percibe en las manifestaciones verbales. Los pistoleros no se expresan como los obispos ni los investigadores como los carreteros. Es imposible que el machismo del que venimos, y en el que en gran medida continuamos instalados, no tenga su repercusión en el habla. Todo lo que pasa por la realidad se manifiesta en las palabras. Bastaría el reconocimiento de la incomodidad a la que nos referíamos al principio para comenzar a entendernos

Tomado de www.diarioinformacion.com

Primeras crisis de la vida conyugal

 

¿En dónde pasaremos la Navidad, en casa de tus papás o en los míos?, ¿quién va dormir en qué lado de la cama? o ¿por qué dejaste la pasta destapada? serán algunas de las cuestiones que le darán trabajo de sobra al terapeuta Gary Direnfeld, quien durante una sola sesión televisiva de media hora ayudará a parejas de recién casados a sortear las primeras diferencias del matrimonio en el programa Recién casados, recién peleados, que se estrena hoy por el canal de paga Discovery Home & Health (221 de cablevisión).

"La nuevas parejas se enfrentan a situaciones que no tenían contempladas por venir de otras familias en donde las tradiciones eran completamente diferentes. Ahora tienen que aprender a acoplarse y aprender a formar su propio núcleo familiar. Este es un paso difícil para los recién casados, ya que están en un momento en el que procuran sentar sus propias reglas y precedentes familiares. Curiosamente uno de los problemas más típicos con los que se enfrentó es cuando la pareja está decidiendo en qué casa paterna pasarán la primera Navidad. Son decisiones que se tiene que negociar y que generan diferencias", expresó vía telefónica desde Los Ángeles Gary Direnfeld.

Según lo expresado por el terapeuta de parejas, el índice de divorcios ha aumentado a partir de la década de los 70 debido a los diferentes movimientos feministas que se han desatado a nivel mundial. Esta situación ha propiciado ciertos escenarios en los que las mujeres tienen el control de sus vidas y la libertad de tomar decisiones fuertes como el divorcio si ellas perciben que sus matrimonios son dañinos emocionalmente o les impiden crecer como mujeres independientes o profesionales.

"Las principales causas de divorcio se centran en la violencia doméstica y la infidelidad; sin embargo, existen otros factores de gran peso que pueden provocar la ruptura en las parejas. Temas con respecto al control, el poder o la fuerza dentro de un matrimonio también son causas de su disolución. Típicamente no existe un problema solamente: son varios, es un conjunto de cosas que se van acumulando, se enredan y se transforman en problemas mucho más significativos. El chiste de esto es aprender a hablar, negociar y comunicarse. Uno de los principales secretos que les puedo dar a las parejas es dejar los egos de lado y pedirse disculpas cuando exista una discusión", puntualizó el consejero matrimonial.

Tomado de www.exonline.com.mx

Series de TV dan mayor protagonismo a los hombres, que resuelven conflictos

 

 


En las series de la televisión española se da, en general, un mayor protagonismo a los hombres frente a las mujeres en todas las tramas, además de que ellos son los que desencadenan y resuelven el conflicto.


Estos son los principales resultados de un estudio, difundido hoy y llevado a cabo por el Instituto de la Mujer, titulado 'Tratamiento y representación de las mujeres en las teleseries emitidas por las cadenas de televisión de ámbito nacional', y cuyo objetivo fue el de analizar si las teleseries contribuyen a difundir estereotipos de género en sus contenidos.

El estudio, elaborado por Red2Red Consultores, buscaba además detectar el tipo de mensajes que se transmite y sus posibles contenidos discriminatorios y descubrir otros elementos que puedan contribuir a difundir una imagen sexista de las mujeres.

Para el análisis se han analizado nueve series: 'Ana y los siete', 'Aquí no hay quien viva', 'Hospital Central', 'Los Serrano' 'C.S.I. Miami', 'El Comisario', 'Yo soy Bea', 'House' y 'Prison Break'.

Entre las teleseries percibidas como más discriminatorias que la vida real destacan 'Yo soy Bea', en opinión de las mujeres, y 'Ana y los siete', entre los hombres.

El análisis revela también que las tramas en las que prima la temática sobre sentimientos y relaciones personales y sentimentales suelen estar protagonizadas por mujeres, mientras que en las que se narran historias sobre cuestiones sociales y laborales la presencia más destacada es la masculina.

La mayor presencia masculina en relación a la femenina también es evidente 'por el tratamiento cualitativo de los personajes en la definición de su personalidad, su rol o sus características, donde surgen elementos discriminatorios y estereotipados'.

A la hora de definir los modelos de mujeres y hombres, en ambos casos se ha localizado un modelo al que se ha denominado 'infalible', según pone de relieve el análisis.

'Pero mientras que el 'hombre infalible' parece que se ha construido desde un punto de vista positivo, el de la 'mujer infalible' acuña ciertos aspectos negativos, es decir una mujer nunca puede llegar a ser perfecta del todo y si tiene éxito laboral es porque es demasiado ambiciosa', según el estudio.

Otros de los modelos de comportamiento asignados a las mujeres es el de 'celosas, objetos sexuales y cenicientas', mientras que los modelos masculinos determinados por el estudio son 'perdedores o sensibles', explica una nota difundida por el Ministerio de Igualdad.

'Ellos son líderes en los grupos en los que aparecen, ocupan puestos de mayor responsabilidad en sus trabajos y muestran más determinación en sus decisiones y actuaciones, mientras que las mujeres gobiernan en el ámbito privado, en sus hogares, son menos independientes y suelen ocupar espacios secundarios', según el estudio.

Además los protagonistas masculinos son violentos y líderes, los femeninos son sensibles y coquetos.

Un 45 por ciento de los encuestados para el estudio percibe que los protagonistas masculinos son violentos, un 48 por ciento que son líderes, mientras que un 62 por ciento percibe que ellas son sensibles y un 45 por ciento que son coquetas.

A su vez, el 45 por ciento de los varones consultados ve a los personajes de su mismo sexo como los protagonistas de las tramas laborales y un 46 por ciento de las mujeres considera que la belleza es un elemento primordial en las historias protagonizadas por los personajes femeninos.

Respecto a la percepción sobre la influencia de la televisión, el 60 por ciento de la población encuestada considera que la pequeña pantalla puede contribuir a conseguir una sociedad más igualitaria, mientras que el resto estima que su fin no es la concienciación sobre la igualdad, sino el puro entretenimiento.

Para el análisis se llevó a cabo una encuesta con una muestra de 1.600 personas (735 hombres y 865 mujeres) del conjunto de Comunidades Autónomas, que buscaba analizar las opiniones y valoraciones de la población española en relación a sus teleseries favoritas desde una perspectiva de género.

Tomado de actualidad.terra.es

¿A tu pareja le falta deseo?

  

 El deseo sexual no puede ser constante, ni en el caso del hombre ni en el de la mujer. Lo importante es respetar los momentos de cada uno... y saber cómo avivar el fuego en el momento adecuado.


Fijar un día determinado a la semana para el amor significa, en primer lugar, negar esta igualdad. Porque aunque a veces ambos coincidan en su disposición para amar, es poco frecuente que los dos protagonistas se sientan con el mismo deseo un día determinado programado fríamente con anticipación.

Desde siglos atrás, y por un acuerdo tácito entre el hombre y la mujer, la iniciativa del juego es masculina. Por ello, es el hombre el que inicia el rito del sábado (o de cualquier otro día) y quien hace que la mujer acepte su imposición en la fecha que él estime conveniente.

Sin embargo, ¿qué sabe el hombre de la mujer? ¿Acaso el sábado esta considerado por los médicos entre los días del mes en que la mujer siente un deseo mas intenso?

El hombre egoísta ni siquiera se interesa en saberlo. Actúa pensando únicamente en él, busca su satisfacción sin preocuparle si la mujer esta en disposición de aceptarlo o no. Es posible que en ciertos días la mujer no se encuentre apta para la vida íntima, emocional o físicamente.

¿Lo tiene en consideración el marido, especialmente en el día asignado para la intimidad? Muchos no lo tienen en consideración. Proceden como siempre han procedido. La mujer la secunda aunque no responda como deseara, actuando en forma totalmente pasiva.

¿Cuales son las consecuencias?

Todas negativas. Los médicos afirman que la represión y la falta o participación limitada de la mujer en la vida conyugal íntima es la causa principal de muchas enfermedades sicosomáticas y de muchos trastornos fisiológicos femeninos.

Los sicólogos también están de acuerdo que esta es la razón principal por la que muchas mujeres, a determinada edad, desarrollan las más diversas neurosis. Se inicia así una reacción en cadena de causa y efecto que, en muchos casos, puede destruir la más sólida unión matrimonial.

¿Cómo reacciona el hombre cuando la mujer responde en forma reprimida y limitada en la intimidad?

Por lo general se siente absolutamente libre de culpa. Y con sinceridad, porque no se ha detenido a pensar en los efectos que esta causando a su esposa la rutina que él ha establecido.

Los franceses, para diferenciar las reacciones del hombre y la mujer dicen:"La mujer que se da un golpe en el pie al tropezar con una silla, se lamenta por el daño que se ha hecho... el hombre protesta porque alguien ha dejado la silla en medio del paso".

Así es común que el esposo indolente llegue a la conclusión de que la mujer es frígida, y en algunos casos este concepto le sirve como justificación consigo mismo para buscar aventuras sentimentales extramatrimoniales.

Cuando la vida íntima de un matrimonio es forzada, sin espontaneidad, la mujer posiblemente asumirá que su matrimonio es infeliz. En el silencio de la noche del sábado, mientras se produce el rito sexual en forma sistemática y calculada, la mujer llegara a pensar que ella no es normal porque solo es capaz de despertar el deseo en su marido una vez a la semana.

Si se halla en condiciones de juzgar la situación con más serenidad y objetividad, pensara que su marido la engaña y que la noche del sábado es el único indicio de que su matrimonio no ha naufragado del todo.

En algunos casos, la mujer acepta la imposición de su esposo. En otros, busca la verificación de su feminidad y una venganza contra aquel que la ignora en un aspecto tan fundamental para la vida conyugal.

¿Cómo? No es difícil imaginarlo...

Ahora bien, ¿que sucedería si en vez de ser hombre quien conduce el juego fuera la mujer quien estableciera la rutina del sábado?


Es preciso tener en cuenta que el hombre, lo mismo que la mujer, tiene momentos en que el deseo es mas intenso. Pero en otros, el interés es mínimo e inclusive es posible que exista cierto grado de rechazo o indisposición.

Esto es normal y así debe ser aceptado por ambos cónyuges. En el caso de un hombre que se vea obligado por su esposa al rito sabatino, la situación presenta más complicaciones todavía.

Si el sábado coincide con su periodo de poco interés por la intimidad – que puede ser causado por fatiga, preocupación o, simplemente, por causas biológicas de diferente índole, según hemos mencionado- la mujer indudablemente pensara que ha dejado de interesarle, que existen otros factores para que no reaccione de la forma que ella espera, y llegara a mil conclusiones diferentes.

Probablemente todas están lejos de la realidad. No olvidemos que si bien la mujer puede fingir en ciertas circunstancias, el hombre no.

A pesar de que estos problemas, cuando se exponen en un articulo o se conservan con alguna amiga intima, parecen simples y fáciles de resolver, la realidad es que son complejos. La mujer misma los hace complejos porque no tiene la suficiente franqueza para exponerlos al esposo.

Y el hombre los hace complejos, porque su actitud indolente hace que la mujer busque a la misma una justificación y esta es, generalmente, negativa para la relación conyugal. La mayoría de los matrimonios se refugian en el silencio en una forma egoísta.

Cada uno considera que el problema es culpa del otro y poco a poco esta actitud ejerce su influencia destructiva en el matrimonio.

Es indudable que la vida intima tiene un papel fundamental en el equilibrio emocional de una pareja y en la armonía de sus relaciones. Con el transcurso del tiempo, cuando la etapa del noviazgo y la luna de miel han sido superadas, las relaciones entre los cónyuges se tornan diferentes. Alcanza el nivel normal a todo ser humano.

El amor sigue siendo el mismo, solo que no es preciso estar demostrándolo a cada instante con caricias y repetidas frases de amor. Otros elementos sustituyen esa confirmación constante que algunos individuos necesitan y entonces el amor se convierte en una evidencia de que la relación conyugal continúa en plena armonía.

Para alcanzar ese equilibrio que es esencial para todo matrimonio, es preciso entablar el dialogo entre los cónyuges. Además, es imprescindible que exista comunicación.

Y esta comunicación debe extenderse a todos los típicos, desde los más triviales – por ejemplo, porque a él no le gusta que ella se ponga determinado vestido – hasta los más serios y embarazos – porque él la desea únicamente una vez a la semana.

Ninguno de los cónyuges debe buscar refugio en la timidez ni inhibirse. Es necesario tratar de establecer la situación, buscar las causas y, juntos, adoptar una actitud positiva que supere los conflictos que hayan podido presentarse.

Encontrar una excusa para eludir un tema que puede influir en el fracaso de un matrimonio es absurdo. Aceptar una situación de esta naturaleza como algo ineludible es igualmente un error mayúsculo. Para lograr la felicidad conyugal plena, los compromisos entre los cónyuges deben quedar rotos.

La noche del sábado ha llegado a convertirse en un compromiso para muchos matrimonios. Y es uno de los compromisos más penosos, por cierto.

Porque con él, la intimidad pierde toda la espontaneidad. Y de igual forma, la ilusión que es tan esencial para el amor, decae en forma proporcional.

Cualquier momento puede ser apropiado para el amor. Así lo deben comprenderlo ambos cónyuges. Las rutinas siempre tienden al hastía. Si la rutina se lleva a la intimidad, ese hastío puede significar una situación insalvable.

La entrega entre un hombre y una mujer es maravillosa, cuando cada uno complementa al otro. Pero ambos deben estar dispuestos a dar, no solamente a recibir. Día tras día, no únicamente el sábado.
 

'Por la erradicación del lenguaje sexista'

 
 
 
 
DON Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebró en Cartagena de Indias (Colombia) en 2007, en un panel en el que se planteó que para cuándo la revisión con perspectiva de género del diccionario de la docta corporación, dijo que había «encargado a un grupo feminista que hiciera proposiciones y las aceptamos casi todas». Pero agregó que no habían aceptado todas las sugerencias «porque no quisimos hacer militancia feminista». Nótese que no entró a valorar si las aportaciones de las feministas lingüistas eran pertinentes o no, sino simplemente que ya valía. Queda la sensación de que las aportaciones eran lingüísticamente correctas porque de no haberlo sido, hubiese tenido la salida más airosa de que 'habían recogido sólo las aceptables'. Ante tamaña arbitrariedad ningún intelectual o autoridad lingüística hizo ninguna observación, ni los medios de comunicación y blogs se llenaron con artículos, cartas al director, comentarios firmados por nombres sonoros sobre el desatino de don Víctor.

Cuando en 2004, se debatió y aprobó en el Parlamento Español la Ley de Violencia de Género, la RAE se pronunció en contra de usar la expresión 'violencia de género' en una Ley Orgánica, alegando que en español «no existe tradición de uso de la palabra sexo como sinónimo de género». Tampoco hubo comentarios a su informe, ni siquiera se preguntó nadie porqué el DRAE recoge términos como 'overbooking', 'free-lance' o 'cameraman' frente a los castizos 'sobreventa', 'autónomo/a' o 'cámara' y todavía no ha incorporado la acepción de 'género' como una construcción cultural que atribuye a cada sexo características sociales y 'comportamentales', resultado de la socialización y el aprendizaje, y que, al menos desde 1975, se está utilizando en todo el mundo hispano -hay cátedras de Género en muchas universidades y doctorados y posgrados-, con una bibliografía amplísima y que ha calado ya en la comunidad hablante.

Sin embargo, cuando una organización feminista, la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, pone en marcha una campaña «Por la erradicación del lenguaje sexista», y en una rueda de prensa habla de la importancia que tiene el lenguaje como constructor de nuestra identidad y de nuestra visión del mundo y que, lógicamente, si vivimos en una sociedad androcéntrica su lenguaje tiene que serlo o estar contaminado porque es su expresión. Y yendo más allá dice que tampoco es cosa de ayer por la mañana sino que el lenguaje cambia y que el español es una lengua románica que por lo tanto deriva del latín y que algo le tocará... entonces se arma.

Eso es coger el rábano por las hojas. O... o demuestra que esa campaña es mucho más necesaria de lo que cabría imaginar, que hay una resistencia militante sexista a que cambie la sociedad y el lenguaje o el lenguaje con la sociedad. Van juntos.

Que proponen términos como 'jóvena', 'miembra', 'lídera' y otros. ¿Y qué? Son propuestas individuales, usos; demos tiempo al tiempo y veremos si triunfan. Don Miguel de Unamuno habló de 'nivolas', voz que no ha triunfado, Juan Ramón Jiménez se negó a usar la 'g' ante 'e', 'i' y fue premio Nobel; el académico Pérez Reverte escribe 'bluyín', cuando todo el mundo dice 'vaqueros' y un poco más arriba iban unas perlas sancionadas por la RAE.

Menos hipocresía.

De los muchos artículos críticos con respecto a esta Campaña que se pueden rastrear en Internet, ninguno critica la campaña en sí misma sino que se quedan en la anécdota y el chascarrillo. Y de todos ellos el más lacerante es el del referido académico Pérez Reverte, por eso, por ser académico. Cabría esperar de una autoridad lingüística que midiera sus palabras.

Con respecto al contenido no dice nada. Pero insulta, insulta mucho, hace valoraciones sesgadas e incluso confunde porque habla de «palabras de género neutro», cuando debería saber que en castellano sólo hay dos géneros gramaticales el masculino y el femenino; el género neutro no existe, hay formas lexicalizadas neutras como lo blanco, lo imbécil -por usar un término que le debe ser muy familiar a juzgar por la cantidad de veces que lo usa en su artículo-.

Este académico se permite valorar la inteligencia y capacidad de comprensión de la presidenta de la Plataforma Andaluza porque no está de acuerdo con su opinión, porque no ha hecho la lectura de la historia de la lengua como él, y eso para él es ignorancia, no otro punto de vista, aunque incluso lo juzgue disparatado. Cierto que está en su derecho a rebatirlo con argumentos y cortesía. Y cabe la pregunta, si en vez de haber sido una mujer y feminista hubiese sido un varón 'intelectuata' que propusiera suprimir la 'h' inicial de las palabras porque es muda, ¿hubiera respondido así? Es decir ¿habría argumentado, o insultado? ¿No nos encontraremos ante un claro ataque misógino (desprecio a las mujeres), sexista (lo masculino vale más que lo femenino) y androcéntrico (el varón es el patrón único)? Luego la campaña es pertinente.

Las abajo firmantes apoyamos la campaña de la Plataforma Andaluza, que se une a otras muchas iniciativas como la de la UNESCO que en 1991 sacó sus Recomendaciones sobre un uso no sexista del lenguaje y que empiezan con el siguiente párrafo:

«El lenguaje no es una creación arbitraria de la mente humana, sino un producto social e histórico que influye en nuestra percepción de la realidad. Al transmitir socialmente al ser humano las experiencias acumuladas de generaciones anteriores, el lenguaje condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo». Así que no es una nimiedad el hecho de que en nuestras lenguas románicas el género masculino se presente como el universal no marcado, además del masculino marcado, y de que el femenino sea el particular marcado. Esta simple exposición gramatical nos está dando mucha información sobre la disciplina lingüística y quienes la han fijado. La sociedad se transforma, evoluciona, y esos cambios no sólo deben recogerlos las lenguas, sino que las mismas lenguas deben modificarse para recoger los cambios, cosa que, por cierto, ha sucedido en muchas ocasiones. Hoy no hablamos como en el siglo de Oro, ni siquiera como a principios del siglo XX.

Por último, unas palabras de la antropóloga y feminista mexicana Marcela Lagarde: «Incontables mujeres construimos desde hace por lo menos dos siglos nuestra identidad de género, marca de nuestra condición humana específica. Al dotar a la palabra 'mujer' de una historia hasta ahora misóginamente silenciada e inferiorizada, la hemos resignificado y la hemos hecho imprescindible en todo discurso abarcador. Es evidente que la condición masculina resulta limitadísima y equívoca para representar y simbolizar a las mujeres; además, el uso generalizador y homogeneizador de hombre viene de la pretensión de entronizar a los varones en cuantas identidades someten a su regencia».

Ánimo a la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres, y a su campaña 'Por la erradicación del lenguaje sexista'
 
tomado de www.ideal.es

La infidelidad: ¿Traición o búsqueda?

 
Carolina dice que la infidelidad "es una traición porque se confía plenamente en la persona con la que uno está en ese momento y se le cree. Te dicen que eres su amor, la única persona en el momento, pero están con otra; entonces es una especie de engaño, traicionan la confianza que uno tiene".

 


Bernardo, por su parte, asegura que le fue infiel a su esposa debido a una rutina tediosa y carente de aventura y excitación. Según dice, salir con otra mujer "fue como volver a vivir una serie de cosas que había olvidado con mi pareja. Eran dos relaciones  absolutamente distintas: una de casa y otra de cama. Y como hombre busqué eso. ¡Habría querido que fuera con mi mujer, con la mamá de mis hijos! [...] ¡Eso habría sido delicioso! [...] Eso es lo que tiene de emocionante la infidelidad [...] son programas que uno no hace con la esposa, como irse a acostar a un motel... irse a La Candelaria a «chupar » ron y aguardiente un viernes por la tarde. Esos programas no los hace uno con la señora".

Estos dos testimonios, consignados por las psicólogas Carmen Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia en su libro Infidelidad. Pesadilla y pasión son un claro ejemplo de las complejidades que conlleva esta experiencia temida y desestabilizadora de la vida en pareja.

"Confiamos y creemos que nunca traicionaremos ni seremos traicionados, y, sin embargo, ocurre con más frecuencia de lo que imaginamos, en parejas de toda diversidad y ante variadas situaciones. Cuando aparece, arrastra a infieles y a sus parejas a una tormenta de sentimientos inimaginables, reacciones inusitadas y desmedidas que desconciertan. Nos desequilibramos, aparecen inquietudes, dilemas y ansiedades que difícilmente nos atrevemos a compartir, ya sea por vergüenza, culpa, rabia o, simplemente, por temor a la censura social", explican las autoras.

Y agregan que, cuando surge la infidelidad, se rompe con una expectativa que es parte de la definición misma de la pareja: "En nuestra sociedad occidental actual, las relaciones de pareja se estructuran alrededor del concepto de monogamia y fidelidad, de manera que las esferas políticas y sociales consideran como engaño cualquier manifestación sexual o romántica por fuera del vínculo establecido con la pareja".

Las psicólogas también sostienen en Infidelidad que las representaciones culturales sobre la pareja indican que ésta debe responder al amor, a la sexualidad y a mantener un vínculo sólido y exclusivo que permita y facilite la constitución de una familia estable.

"Pero de manera complementaria y opuesta, la cultura actual valora el individualismo al máximo, el vivir «el aquí y el ahora» sin pensar en el pasado o en el futuro; estimula la búsqueda de lo que complace y satisface inmediatamente, restándole importancia a las relaciones duraderas y comprometidas. De este modo, quedamos atrapados en una contradicción entre dar rienda suelta a los deseos individuales o asumir juiciosamente los compromisos de la pareja o de la familia", exponen.

A propósito del lanzamiento de su obra, las autoras respondieron el siguiente cuestionario:

"La monogamia y la exclusividad constituyen la base sobre la cual se fundamentan las relaciones de pareja. En ellas se espera una entrega total y única en la que seamos todo para el otro y el otro todo para nosotros", sostienen en el libro. Así mismo, afirman que "la idea de que la otra persona pueda tener algún grado de independencia y separación de nosotros, o que no pueda satisfacer todas nuestras necesidades, genera mucha ansiedad y con ella viene la necesidad de controlar y saberlo todo en cada momento". ¿Hasta qué punto esto implica un severo egoísmo y una dependencia enfermiza?

Las parejas deberían ser espacios de respeto, libertad, confianza, crecimiento e intimidad. En la medida en que sean regidas por nuestras ansiedades e inseguridades se convierten para algunos en cárceles de las que desearían escapar y para otros, en refugios seguros empleados como escudos frente a lo que se desea.

Para algunas personas, y parejas, evidentemente la posibilidad de una cierta autonomía es amenazante y podría afirmarse que hay una dependencia extrema en tanto que sin el otro no se puede subsistir.

Queda claro en su estudio que uno de los factores que surge con mayor fuerza en el interior de las personas que le son infieles a su pareja es la culpa. La pregunta es: ¿Siempre la culpa es "bien merecida", por decirlo en esos términos?

Al mencionar el tema de la culpa aclaramos de dónde y cómo surge este sentimiento. Decir que la culpa es bien merecida implica afirmar que es un castigo y como lo podrá apreciar el lector, es un sentimiento que surge cuando se trasgrede una norma que nos rige. Ni se merece ni no se merece, simplemente surge.

La culpa nos hace sentir muy mal con nosotros pero también puede resultarnos útil y guiarnos; si no hubiera culpa no sabríamos cuando hacemos daño a otros y tampoco haríamos algo por remediarlo. 

¿De qué manera rescatan en la obra la posición del infiel?

A lo largo del libro, tanto a quienes les han sido infieles como quienes lo han sido expresan sus inquietudes, dilemas, incertidumbres y pasiones. Ambas partes son igualmente reconocidas en nuestros análisis pues vemos la infidelidad  como el drama de  por lo menos dos personas. Igualmente, buscamos que la vivencia del infiel pueda ser comprendida y no simplemente juzgada.

En uno de los casos mencionados en Infidelidad, una mujer afirma que en algún momento le dijo a su esposo que su relación con «el otro» había pasado de una relación laboral y de amistad a un terreno que no sabía manejar. Y fue entonces cuando dejó de ver a esa otra persona. La pregunta es: ¿Hasta qué punto es bueno "reprimirse"? ¿Cuál es el límite entre forzar una relación en la que uno ya se había comprometido y la libertad natural de querer estar mejor con otra persona?

Como lo afirmamos a lo largo del libro, la infidelidad nos pone ante opciones y el camino por el que se opte dependerá de las circunstancias de cada uno. En el caso que mencionas, ella optó por darle una segunda oportunidad a su relación, no se forzó a hacerlo, lo que ilustra una decisión y no una represión.

Cuando se busca mantener el compromiso a cualquier precio y por el simple hecho de salvaguardarlo, tal vez si podríamos hablar de represión. En este caso, en lugar de darnos la oportunidad de confrontar lo que sentimos realmente, simplemente lo obviamos y seguimos sin cuestionar, muchas veces llenos de aburrimiento o buscando otras satisfacciones. 

No siempre optar por no ser infiel implica reprimirse, aunque si involucra renuncias. A su vez, ser infiel tampoco siempre responde a darse libertades naturales o dejarse llevar por el deseo, sino que obedece a una decisión razonada.

Las personas que han sufrido la infidelidad de sus parejas insisten en la ruptura de un compromiso. Ustedes citan a Frank Pitmann, experto que afirma que "aun cuando la fidelidad sigue siendo nuestro ideal, valdría la pena preguntarnos si realmente creemos que sea factible o si simplemente la consideramos una fantasía, «algo que podría ser maravilloso siempre y cuando fuese humanamente posible»". Como autoras de este libro y expertas en el tema, ¿consideran que la fidelidad eterna es viable?

La fidelidad es sin duda factible y mientras que para algunos se da de manera fácil, para otros puede implicar esfuerzo para mantenerse firmes con el proyecto emprendido. Para otros definitivamente no es posible.

El libro no busca hacer una defensa de la monogamia, tampoco de la fidelidad o la infidelidad. Abogamos más bien por una congruencia con nosotros mismos.

Luego de que la infidelidad sale a la luz pública, ¿es posible que la pareja se recupere en un 100 por ciento de dicha crisis?

Con el tiempo y en la medida en la que haya una reconstrucción de la pareja, la confianza puede recuperarse y dejarse atrás el suceso. Como lo muestran algunos relatos, se va olvidando pero ello exige esfuerzo de parte y parte, muchos actos de reparación, gran disposición a perdonar y a reconstruir. Dejar pasar o dejarle todo al tiempo definitivamente no sana las heridas.

Ustedes nos cuentan que la infidelidad se presenta con muchísima frecuencia: entre un 30 y 60 por ciento de los hombres reportan haber tenido alguna relación extramarital, mientras que en las mujeres el porcentaje varía entre 20 y 50 por ciento. ¿No podría ser esto un indicador de que insistir en la monogamia no es coherente?

El argumento de las estadísticas es un poco perverso y puede llevar a confusión. Al leer tu pregunta nos preguntamos: ¿si la mayoría de los políticos roba, deberíamos romper con el principio de no robar al erario público y permitir que lo hicieran? En este sentido, el hecho de que haya infidelidad no necesariamente cancela el esquema social monogámico. Pero sin duda, éste siempre se podrá cuestionar.

Las estadísticas nos ponen a pensar que la gente tal vez no es consecuente con el tipo de compromiso que dicen asumir al construir una pareja.

Y ya para terminar: ¿Qué les gustaría que les preguntaran sobre su libro?

¿Para qué le serviría a alguien leer el libro? ¿A quienes les sería útil hacerlo? ¿Qué aporta un libro escrito con base en las vivencias de las personas?

Carmen Elvira Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia conforman desde 1985 un equipo de trabajo dedicado a la psicoterapia con adolescentes, adultos, parejas y familias, y al estudio de las dificultades en las relaciones interpersonales. Realizan trabajos de consultoría, conferencias y talleres sobre comunicación y relaciones interpersonales en diferentes contextos. Son autoras

del libro Relaciones que nos atrapan.

Carmen Elvira Navia es psicóloga egresada de la Universidad de los Andes con estudios de Maestría en Consejería Psicológica en Assumption College, Massachusetts. Es profesora de la Universidad Nacional de Colombia y psicoterapeuta en práctica privada, especializada en adultos, parejas y familias. Realiza talleres y asesorías en procesos relacionales. Fue profesora de la Universidad de los Andes y directora del Centro de Consejería de la misma. Dirige la línea de investigación «Psicología clínica, bienestar psicológico y sistemas relacionales» en la Maestría en Psicología de la Universidad Nacional.

Evelyn Peckel es psicóloga de la Universidad de los Andes, realizó una Maestría en Consejería Psicológica en la Universidad de McGill en Montreal, Canadá, y es psicoterapeuta en terapia individual, de pareja y de familia. Hace coaching personal y profesional, y dirige talleres de crecimiento personal, comunicación, relaciones de pareja y familia. Dirigió el Centro de Consejería de la Universidad de los Andes y fue profesora de la misma universidad en diversos temas de consejería y orientación psicológica en pregrado y postgrado.

María Isabel Navia es psicóloga de la Universidad de los Andes y finalizó una Maestría en Consejería y Consultoría Psicológica en la Universidad de Harvard en 1984. Perteneció al Centro de Consejería de la Universidad de los Andes, y se ha desempeñado como profesora de pregrado en cátedras de psicoterapia en las universidades Javeriana y Andes, y en el programa de «Especialización en terapia de pareja» de la Universidad de los Andes. Investigadora de los efectos psicológicos en los niños a causa de la migración de sus padres a España. Desde hace 23 años ejerce como psicoterapeuta de adolescentes y adultos en práctica privada.

Fuente: Prensa Alfaguara

Tomado de www.estereofonica.com