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lunes, 23 de junio de 2008

La infidelidad ronda, ¡esquívela!

 

 

Porque la rutina invade a la pareja, porque se dio la oportunidad, porque se teme al compromiso total. Las razones son tan variadas como las personas, lo cierto es que es una ruptura de un compromiso.

Cuando un tercero lo hace sentir a uno apreciado al decirle cosas, por ejemplo "cómo es de bien plantado, cómo le queda de bien esa ropa, usted es una persona muy alegre", ahí se desbarata uno. Eso fue lo que me hizo falta de mi señora. Y es eso lo que una tercera persona le da a uno. Manuel.

El día que cada quien acepta -unos más conscientes que otros- aquello de "ser fiel en la salud y en la enfermedad, en la que pobreza y en la riqueza...hasta que la muerte los separe" está completamente seguro de que así será. Esas frases resuenan como un conjuro o protección especial. Pero mantener esa promesa o contrato no es tan fácil como cuando se soltó el sí en pleno esplendor de la ilusión de vivir con el ser amado toda la vida. Y la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, como canta Rubén Blades.

Encontré en esta persona al personaje adecuado; no era el hombre perfecto, ni el más responsable, ni el de la personalidad más espectacular, ni aquel con el que me gustaría vivir o compartir el carro, o el mercado, o el sueldo.... Piqué del sabor deliciosa de la manzana prohibida y estuve con esa cara de felicidad tan grande que ojalá permaneciera. Juana.

Como decía alguien, aquello de "hasta que la muerte los separe" funcionaba en otra época, cuando la gente no vivía más de 40 años. Pero como la expectativa de vida ha ido aumentando en el último siglo, al pasar en promedio de 40 años a 75, pues la convivencia marital se hace mucho más larga, y por lo mismo, más propensa a situaciones difíciles o crisis, entre ellas la infidelidad.

Ella recibía llamadas y yo le preguntaba que con quién hablaba y me decía que con una amiga. Opté por negar lo que estaba pasando, aún sabiendo que estaba sucediendo. Mauricio.

Es un hecho que actualmente se presenta con mayor frecuencia, lo perciben los especialistas en sus consultorios de sicología y en sus oficinas de abogados. En Colombia, pocas estadísticas o estudios se han adelantado sobre el tema, pero algunos hechos en Estados Unidos afirman que entre un 30 a 60 por ciento de los hombres reportan haber tenido alguna relación extramarital, mientras que en las mujeres el porcentaje varía entre 20 a 50 por ciento.

Sí, bastante parejos los índices a diferencia de otras épocas, que ser infiel era casi una exclusividad masculina. Una de las razones para el cambio ha sido el ingreso de la mujer al mundo laboral. Al salir del hogar aumentan las oportunidades de conocer personas, y en consecuencia, la probabilidad de involucrarse emocional o sexualmente con otros.

Lo cierto es que experimentar la infidelidad es afectivamente perturbador, tanto para quien la acomete como para la pareja.
Esta es una de las conclusiones que las sicólogas Carmen Elvira Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia plasman en su libro Infidelidad, pesadilla y pasión.

"La mayoría de las personas considera la infidelidad como una ruptura unilateral y engañosa de un acuerdo o compromiso implícito o explícito, en donde hay acciones concretas que indican que dicho acuerdo se ha violado", dicen las autoras.

Esas acciones pueden variar desde buscar espacios de encuentro, virtuales o reales, hasta desarrollar un vínculo afectivo.
Yo notaba algo raro en él, oía toda clase de música, empezó a cambiar de planes, a llegar tarde, desaparecía y daba toda clase de explicaciones enredadas. Alicia.

Y los motivos para hacerlo varían según las parejas, pero hay unos más frecuentes que otros.

"La infidelidad puede ser desestabilizadora, genera angustia y culpa; pero mientras que las relaciones de pareja sigan siendo una camisa de fuerza a la independencia y la autonomía, ayuda a desfogar y a escapar de la cárcel que creamos", dice el libro.

Y la sicóloga Peckel agrega, "la infidelidad no siempre es para irse con el otro; la infidelidad trae el misterio y la cosa sabrosa por vivir lo nuevo".

Un juego peligroso. Recuperarse de una infidelidad es posible, pero se requiere de compromiso y paciencia de ambas partes. "Hay que acompañarse mucho. La persona traicionada debe personar y abrir el corazón. Y la otra, pedir perdón y reparar", dicen las especialistas.

Cuando se abre la puerta para que entre otro

Aquello de que Fulana se le metió por los ojos a mi marido, o que por culpa de Merenceja se dañó el matrimonio no es real. La infidelidad es una opción que una persona decide tomar o no.

"Cuando la pareja no es lo suficientemtne flexible como para dar cabido a los cambios que se hacen necesarios, cuando resulta difícil aceptar la desilusión o asumir que quien alguna vez llenó nuestras necesitades ya no es la misma persona con la que podemos seguir, cuestionamos el compromiso, ponemos en entredicho a la pareja y pede suergir la infidelidad.

"Así mismo, la ausencia de lá pasión, la imposibilidad de despertarla o de cumplir con las expectativas de lotro en este aspecto, la carencia de apoyo y cercanía, las insatisfacciones, los conflictos peresonales no resueltos y los temores, so nalgunos de los factores que hacen tambalear el comrpomiso y nos ponenen en una posición vulnerable frente a coqueteos y aproximaciones que en otras circunstancias probablemtne evitaríamos", dicen las autoras en su libro.

Dentro de esas circunstancias personales que hacen que se abra la puerta a la infidelidad, hay unas que se repiten con más frecuencia que otras, según lo pudieron determinar las sicólogas en los análisis que hicieron de entrevistas hechas a 22 hombres y mujeres, entre los 22 y 54 años.

  1. La trampa del reconocimiento. La necesidad de ser valorados y admirados puede conducir a dejarse llevar por aquella persona que no lo demuestra. "En lugar de apreciar y valorar lo que somos, buscamos reafirmarnos a través del otro".
  2. La libre expresión de los deseos. La relación con un tercero puede ser la oportunidad de vivir aquello que nos sentimos incapaces de experimentar al interior de la pareja. Dejar a un lado el 'deber ser'.
  3. Respiro frente a una relación que ahoga. Evitar los conflictos, el diálogo y la expresión de inconformidades se convierte en una forma de vida y propicia una calma que impide el encuentro íntimo.
  4. Volver a ser joven. Para lagunas personas, un tercer -más joven- es una manera para enfrentar los temores que surgen al empezar a envejecer y sobrellevar la carga que a veces generan la rutina y la estabilidad.

 

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