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viernes, 20 de junio de 2008

La infidelidad: ¿Traición o búsqueda?

 
Carolina dice que la infidelidad "es una traición porque se confía plenamente en la persona con la que uno está en ese momento y se le cree. Te dicen que eres su amor, la única persona en el momento, pero están con otra; entonces es una especie de engaño, traicionan la confianza que uno tiene".

 


Bernardo, por su parte, asegura que le fue infiel a su esposa debido a una rutina tediosa y carente de aventura y excitación. Según dice, salir con otra mujer "fue como volver a vivir una serie de cosas que había olvidado con mi pareja. Eran dos relaciones  absolutamente distintas: una de casa y otra de cama. Y como hombre busqué eso. ¡Habría querido que fuera con mi mujer, con la mamá de mis hijos! [...] ¡Eso habría sido delicioso! [...] Eso es lo que tiene de emocionante la infidelidad [...] son programas que uno no hace con la esposa, como irse a acostar a un motel... irse a La Candelaria a «chupar » ron y aguardiente un viernes por la tarde. Esos programas no los hace uno con la señora".

Estos dos testimonios, consignados por las psicólogas Carmen Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia en su libro Infidelidad. Pesadilla y pasión son un claro ejemplo de las complejidades que conlleva esta experiencia temida y desestabilizadora de la vida en pareja.

"Confiamos y creemos que nunca traicionaremos ni seremos traicionados, y, sin embargo, ocurre con más frecuencia de lo que imaginamos, en parejas de toda diversidad y ante variadas situaciones. Cuando aparece, arrastra a infieles y a sus parejas a una tormenta de sentimientos inimaginables, reacciones inusitadas y desmedidas que desconciertan. Nos desequilibramos, aparecen inquietudes, dilemas y ansiedades que difícilmente nos atrevemos a compartir, ya sea por vergüenza, culpa, rabia o, simplemente, por temor a la censura social", explican las autoras.

Y agregan que, cuando surge la infidelidad, se rompe con una expectativa que es parte de la definición misma de la pareja: "En nuestra sociedad occidental actual, las relaciones de pareja se estructuran alrededor del concepto de monogamia y fidelidad, de manera que las esferas políticas y sociales consideran como engaño cualquier manifestación sexual o romántica por fuera del vínculo establecido con la pareja".

Las psicólogas también sostienen en Infidelidad que las representaciones culturales sobre la pareja indican que ésta debe responder al amor, a la sexualidad y a mantener un vínculo sólido y exclusivo que permita y facilite la constitución de una familia estable.

"Pero de manera complementaria y opuesta, la cultura actual valora el individualismo al máximo, el vivir «el aquí y el ahora» sin pensar en el pasado o en el futuro; estimula la búsqueda de lo que complace y satisface inmediatamente, restándole importancia a las relaciones duraderas y comprometidas. De este modo, quedamos atrapados en una contradicción entre dar rienda suelta a los deseos individuales o asumir juiciosamente los compromisos de la pareja o de la familia", exponen.

A propósito del lanzamiento de su obra, las autoras respondieron el siguiente cuestionario:

"La monogamia y la exclusividad constituyen la base sobre la cual se fundamentan las relaciones de pareja. En ellas se espera una entrega total y única en la que seamos todo para el otro y el otro todo para nosotros", sostienen en el libro. Así mismo, afirman que "la idea de que la otra persona pueda tener algún grado de independencia y separación de nosotros, o que no pueda satisfacer todas nuestras necesidades, genera mucha ansiedad y con ella viene la necesidad de controlar y saberlo todo en cada momento". ¿Hasta qué punto esto implica un severo egoísmo y una dependencia enfermiza?

Las parejas deberían ser espacios de respeto, libertad, confianza, crecimiento e intimidad. En la medida en que sean regidas por nuestras ansiedades e inseguridades se convierten para algunos en cárceles de las que desearían escapar y para otros, en refugios seguros empleados como escudos frente a lo que se desea.

Para algunas personas, y parejas, evidentemente la posibilidad de una cierta autonomía es amenazante y podría afirmarse que hay una dependencia extrema en tanto que sin el otro no se puede subsistir.

Queda claro en su estudio que uno de los factores que surge con mayor fuerza en el interior de las personas que le son infieles a su pareja es la culpa. La pregunta es: ¿Siempre la culpa es "bien merecida", por decirlo en esos términos?

Al mencionar el tema de la culpa aclaramos de dónde y cómo surge este sentimiento. Decir que la culpa es bien merecida implica afirmar que es un castigo y como lo podrá apreciar el lector, es un sentimiento que surge cuando se trasgrede una norma que nos rige. Ni se merece ni no se merece, simplemente surge.

La culpa nos hace sentir muy mal con nosotros pero también puede resultarnos útil y guiarnos; si no hubiera culpa no sabríamos cuando hacemos daño a otros y tampoco haríamos algo por remediarlo. 

¿De qué manera rescatan en la obra la posición del infiel?

A lo largo del libro, tanto a quienes les han sido infieles como quienes lo han sido expresan sus inquietudes, dilemas, incertidumbres y pasiones. Ambas partes son igualmente reconocidas en nuestros análisis pues vemos la infidelidad  como el drama de  por lo menos dos personas. Igualmente, buscamos que la vivencia del infiel pueda ser comprendida y no simplemente juzgada.

En uno de los casos mencionados en Infidelidad, una mujer afirma que en algún momento le dijo a su esposo que su relación con «el otro» había pasado de una relación laboral y de amistad a un terreno que no sabía manejar. Y fue entonces cuando dejó de ver a esa otra persona. La pregunta es: ¿Hasta qué punto es bueno "reprimirse"? ¿Cuál es el límite entre forzar una relación en la que uno ya se había comprometido y la libertad natural de querer estar mejor con otra persona?

Como lo afirmamos a lo largo del libro, la infidelidad nos pone ante opciones y el camino por el que se opte dependerá de las circunstancias de cada uno. En el caso que mencionas, ella optó por darle una segunda oportunidad a su relación, no se forzó a hacerlo, lo que ilustra una decisión y no una represión.

Cuando se busca mantener el compromiso a cualquier precio y por el simple hecho de salvaguardarlo, tal vez si podríamos hablar de represión. En este caso, en lugar de darnos la oportunidad de confrontar lo que sentimos realmente, simplemente lo obviamos y seguimos sin cuestionar, muchas veces llenos de aburrimiento o buscando otras satisfacciones. 

No siempre optar por no ser infiel implica reprimirse, aunque si involucra renuncias. A su vez, ser infiel tampoco siempre responde a darse libertades naturales o dejarse llevar por el deseo, sino que obedece a una decisión razonada.

Las personas que han sufrido la infidelidad de sus parejas insisten en la ruptura de un compromiso. Ustedes citan a Frank Pitmann, experto que afirma que "aun cuando la fidelidad sigue siendo nuestro ideal, valdría la pena preguntarnos si realmente creemos que sea factible o si simplemente la consideramos una fantasía, «algo que podría ser maravilloso siempre y cuando fuese humanamente posible»". Como autoras de este libro y expertas en el tema, ¿consideran que la fidelidad eterna es viable?

La fidelidad es sin duda factible y mientras que para algunos se da de manera fácil, para otros puede implicar esfuerzo para mantenerse firmes con el proyecto emprendido. Para otros definitivamente no es posible.

El libro no busca hacer una defensa de la monogamia, tampoco de la fidelidad o la infidelidad. Abogamos más bien por una congruencia con nosotros mismos.

Luego de que la infidelidad sale a la luz pública, ¿es posible que la pareja se recupere en un 100 por ciento de dicha crisis?

Con el tiempo y en la medida en la que haya una reconstrucción de la pareja, la confianza puede recuperarse y dejarse atrás el suceso. Como lo muestran algunos relatos, se va olvidando pero ello exige esfuerzo de parte y parte, muchos actos de reparación, gran disposición a perdonar y a reconstruir. Dejar pasar o dejarle todo al tiempo definitivamente no sana las heridas.

Ustedes nos cuentan que la infidelidad se presenta con muchísima frecuencia: entre un 30 y 60 por ciento de los hombres reportan haber tenido alguna relación extramarital, mientras que en las mujeres el porcentaje varía entre 20 y 50 por ciento. ¿No podría ser esto un indicador de que insistir en la monogamia no es coherente?

El argumento de las estadísticas es un poco perverso y puede llevar a confusión. Al leer tu pregunta nos preguntamos: ¿si la mayoría de los políticos roba, deberíamos romper con el principio de no robar al erario público y permitir que lo hicieran? En este sentido, el hecho de que haya infidelidad no necesariamente cancela el esquema social monogámico. Pero sin duda, éste siempre se podrá cuestionar.

Las estadísticas nos ponen a pensar que la gente tal vez no es consecuente con el tipo de compromiso que dicen asumir al construir una pareja.

Y ya para terminar: ¿Qué les gustaría que les preguntaran sobre su libro?

¿Para qué le serviría a alguien leer el libro? ¿A quienes les sería útil hacerlo? ¿Qué aporta un libro escrito con base en las vivencias de las personas?

Carmen Elvira Navia, Evelyn Peckel y María Isabel Navia conforman desde 1985 un equipo de trabajo dedicado a la psicoterapia con adolescentes, adultos, parejas y familias, y al estudio de las dificultades en las relaciones interpersonales. Realizan trabajos de consultoría, conferencias y talleres sobre comunicación y relaciones interpersonales en diferentes contextos. Son autoras

del libro Relaciones que nos atrapan.

Carmen Elvira Navia es psicóloga egresada de la Universidad de los Andes con estudios de Maestría en Consejería Psicológica en Assumption College, Massachusetts. Es profesora de la Universidad Nacional de Colombia y psicoterapeuta en práctica privada, especializada en adultos, parejas y familias. Realiza talleres y asesorías en procesos relacionales. Fue profesora de la Universidad de los Andes y directora del Centro de Consejería de la misma. Dirige la línea de investigación «Psicología clínica, bienestar psicológico y sistemas relacionales» en la Maestría en Psicología de la Universidad Nacional.

Evelyn Peckel es psicóloga de la Universidad de los Andes, realizó una Maestría en Consejería Psicológica en la Universidad de McGill en Montreal, Canadá, y es psicoterapeuta en terapia individual, de pareja y de familia. Hace coaching personal y profesional, y dirige talleres de crecimiento personal, comunicación, relaciones de pareja y familia. Dirigió el Centro de Consejería de la Universidad de los Andes y fue profesora de la misma universidad en diversos temas de consejería y orientación psicológica en pregrado y postgrado.

María Isabel Navia es psicóloga de la Universidad de los Andes y finalizó una Maestría en Consejería y Consultoría Psicológica en la Universidad de Harvard en 1984. Perteneció al Centro de Consejería de la Universidad de los Andes, y se ha desempeñado como profesora de pregrado en cátedras de psicoterapia en las universidades Javeriana y Andes, y en el programa de «Especialización en terapia de pareja» de la Universidad de los Andes. Investigadora de los efectos psicológicos en los niños a causa de la migración de sus padres a España. Desde hace 23 años ejerce como psicoterapeuta de adolescentes y adultos en práctica privada.

Fuente: Prensa Alfaguara

Tomado de www.estereofonica.com

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