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viernes, 15 de junio de 2007

Socorro!...me peleo en el trabajo

  • Los roces siempre son una posibilidad latente en una oficina o cualquier otro ámbito relacionado con lo laboral.
  • Dos consultores psicolaborales explican cómo hacer para que los conflictos no afecten el desempeño.

Basta mencionar la palabra conflicto para pensar en peleas, revueltas y en casos extremos, hasta en violencia. Sin embargo, son inherentes a la vida social y forman parte de la cotidianeidad. Y como el trabajo encaja en la rutina diaria, no es novedad que en las empresas, se produzcan controversias de distinta índole.

La buena comunicación es un factor fundamental para resolver el conflicto.

Allí se da el contacto entre personas que tal vez, de no mediar esa situación de trabajo en común, de ninguna forma querrían compartir un mismo espacio. Entonces, si los roces siempre son una posibilidad latente, por más esfuerzos que se hagan para evitar la confrontación, ¿cómo hacer para que no se vea afectado el desempeño laboral?

La forma en que normalmente podrían resolverse las diferencias (es decir, en privado) no se presenta con tanta facilidad en este ámbito. "Y si el conflicto personal afecta a la empresa, los jefes tendrán que intervenir en el asunto. También es muy importante el rol de la gente de recursos humanos", afirmó Roberto Gómez, licenciado en Psicología especialista en laboral.

Tengo un compañero insoportable

La solidaridad con el otro es un valor fundamental en todo espacio de trabajo. "Más en este momento en que se tiende mucho a las tareas en conjunto", apuntó Gómez. Sin embargo, es una de las razones frecuentes que generan controversia.

"Tengo roces con una persona en especial. Es muy poco compañera, tiene una forma de contestar de mierda. Es muy frontal y si tiene que ir al choque va y siempre quiere tener razón. Para evitar la pelea, aprendí a tratarla como a los locos. Decirle que sí a todo y trabajar un poco de más", contó Javier (27), quien trabaja en un estudio jurídico.

También es parte de la mecánica de las relaciones humanas el que las personalidades enfrentadas tiendan a encontrarse en un rumbo de colisión. "Es que no dejamos de ser personas cuando entramos a nuestro puesto de trabajo. Y eso hace que por algunos sintamos afinidad y por otros no. Cuando no se puede mantener la neutralidad, es necesario una intervención de parte de quien esté por encima de ellos", señaló el licenciado en Psicología.

Por otra parte, no trasladar los conflictos personales a la oficina ayuda a que el clima sea más ameno y que ciertas contestaciones no sean tomadas como una crítica personal, sino como una observación para mejorar el desempeño. Eso es lo que afirmó la consultora psicolaboral Mariana Do Santos: "Es difícil separar los tantos pero hay que intentar seguir una línea de objetividad y mientras se esté en el trabajo, ponerse la camiseta".

¡No aguanto a mi jefe!

No hay que trasladar los conflictos personales al trabajo.

Suelen ser los mediadores entre el común de los empleados y los directivos de la empresa. Pero su misma condición hace que, a menudo, no sean muy queridos. Se trata de los jefes, esas personas que deben demandar esfuerzo y dedicación de sus subalternos para maximizar el rendimiento. "Ultimamente hay mucha oferta de capacitación para llevarse bien con los empleados", acota Gómez.


Pero no siempre se logra el bienestar. "Principalmente, me molesta que sea una obsesiva por el trabajo y no pare ni para comer. Y encima pretenda que todos sigan su ritmo. Como hace poco que estoy trabajando, por ahora, conmigo se ubica. Pero con los chicos es muy demandante y los presiona para que terminen todo el tiempo. Así, uno no puede relajarse nunca", comentó Carolina (23), una estudiante de contaduría que está haciendo una pasantía en una empresa de energía.

Medidas injustas

A veces, los conflictos van de la mano de los cambios. En situaciones complicadas como la realización de críticas o comunicar las malas noticias, es importante que el directivo o responsable ayude a controlar la ansiedad de forma que acepte el mensaje. Los especialistas recomiendan:

- Buscar un lugar tranquilo, privado e invitar al voluntario a que se siente y se calme.
- Escucharle con atención.
- Emplear un volumen de voz bajo y un tono calmado.
- Dejar que el voluntario exprese su irritación y sentimientos, aceptándolos como una reacción normal ante tal situación.
- Manifestar comprensión, sin que ello implique estar de acuerdo con esa forma de expresión.
- Ofrecer alternativas posibles que le permitan afrontar la noticia.
- Expresar sus propios sentimientos sobre la situación.

Para Do Santos, organizar salidas o viajes cortos también es una buena alternativa para trasmitir nuevas medidas e intentar resolver los conflictos en un ámbito más distendido. "Eso sí, no se tiene que dispersar el objetivo para que la propuesta no se convierta en un mero paseo", finalizó.

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