La alexitimia es el desorden neurológico que consiste en la incapacidad del sujeto para identificar las emociones propias y, consecuentemente, la imposibilidad para darles expresión verbal.
Se trata de un trastorno muy extendido entre la población: afecta a una de cada siete personas.
Los neurólogos han observado anomalías en una zona cerebral cuya función sería la de vincular el crisol de las emociones con la zona que toma conocimiento de estas emociones, las analiza y las fórmula. Los alexitímicos, en lugar de mostrar una actividad cerebral adaptada a la intensidad emotiva de la situación, como es el caso normal, manifiestan una actividad o demasiado débil o demasiado intensa, que perturba la apreciación justa de la experiencia emocional.
Causas
La alexitimia se caracteriza por una deficiente 'mentalización' de las emociones: las sensaciones corporales aparecen escasa o nulamente asociadas a estados mentales. Es verosímil que sus causas hayan de buscarse en los primeros años de la infancia. El niño pequeño, que no posee todavía estados mentales jerarquizados y asociados a conceptos o palabras, aborda el mundo de las emociones por intermedio de su cuerpo. En un estado posterior, los sentimientos de deseo o de cólera se manifiestan también mediante sensaciones somáticas. Más tarde, llega la edad en que resulta necesario ordenar ese conjunto de sensaciones orgánicas en un todo coherente, aprender que los otros experimentan cosas parecidas y encontrar un código común para identificarlas, tanto en uno mismo como en los demás, para poder convertirse en un ser social y reflexivo. Los padres desempeñan un papel importante en esta evolución canalizando con sus palabras las sensaciones físicas hacia la mentalización, esto es, hacia la adscripción de etiquetas a esas sensaciones, que servirán para identificarlas y comunicarlas. Estos intercambios lingüísticos es probable que sean determinantes para la formación de amplios repertorios de sensaciones asociadas a palabras o a pensamientos.
En el cerebro infantil, la información pasa desde los centros de percepción de las emociones (el sistema límbico) hasta los centros de categorización, de reflexión, de lenguaje y de percepción auditiva (la corteza).
Si los padres, por una razón cualquiera (depresión, personalidad frágil, inestabilidad emocional o incluso alexitimia) no le aportan al niño suficientes indicaciones verbales sobre las emociones que experimenta, este puede encontrarse falto de palabras, reflejo de la pobreza de sentimientos identificados.
Es probable que más adelante se refiera sistemáticamente a sus sensaciones corporales, sin lograr que las sensación tenga acceso al nivel de los estados mentales, del córtex, del lenguaje.
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