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miércoles, 29 de agosto de 2007

Abanico micromachista



Los micromachismos

Los micromachismos son un amplio abanico de maniobras que los varones
realizan para intentar mantener el dominio sobre la mujer objeto de su
maniobra, o para reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer
que se
"rebela" a ocupar "su lugar". Susi Pola nos cuenta lo que un experto
dice al
respecto.

El médico español Luis Bonino Méndez, especialista en masculinidad,
llama
micromachismo a las prácticas de dominación masculina cotidianas e
imperceptibles que se dan en el orden de lo "micro". Incluye en el
neologismo la palabra "machismo", porque alude en el lenguaje popular
a una
connotación negativa de los comportamientos de inferiorizacion hacia
la
mujer, que es lo que él trata de destacar con el término.

Los micromachismos son un amplio abanico de maniobras interpersonales
que
realizan los varones para intentar mantener el dominio sobre la mujer
objeto
de su maniobra; reafirmar o recuperar dicho dominio ante una mujer que
se
"rebela" a ocupar "su lugar" en el vínculo intergenérico y resistir al
aumento de poder de la mujer con quien se vincula.

Son microabusos y minicroviolencias que atentan contra la autonomía
personal
de la mujer, a través de los cuales los hombres imponen sin consensuar
su
punto de vista o razón, actitud aprendida de memoria en su
socialización, de
manera efectiva porque tienen como aliados y validadores el orden
social y
la cultura que otorga el monopolio de la razón, del poder social y
moral,
sobre la compañera.

En su trabajo, Bonino dice que la ejecución de estos micromachismos
brinda
"ventajas", algunas a corto, otras a largo plazo para los varones,
pero
ejercen efectos dañinos en las mujeres, las relaciones familiares y en
ellos
mismos, en tanto quedan atrapados en modos de relación que convierten
a la
mujer en adversaria, impiden el vinculo con una compañera y no
aseguran el
afecto (ya que el dominio y el control exitoso sólo garantizan
obediencia y
generan resentimientos).

Para mejor evidenciar estas prácticas, el especialista español los
clasifica
en tres categorías: los micromachismos coercitivos (o directos), los
encubiertos (de control oculto o indirecto) y los de crisis, las que
describe de la siguiente manera:

En los "coercitivos", el varón usa la fuerza moral, psíquica,
económica o de
la propia personalidad, para intentar doblegar y/o anular a la mujer,
quitándole toda razón. Como ejemplos, la intimidación, toma repentina
del
mando, apelación al argumento "lógico" de su poder, agobio a la
víctima,
insistencia abusiva, control del dinero, uso expansivo del espacio
físico,
entre otros.

En los micromachismos "encubiertos", el varón oculta su objetivo de
dominio
y a partir de maniobras sutiles que pasan desapercibidas, impiden el
pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que
no
quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón; tienen
todas
las características de lo que el psicoanálisis llama "mecanismos
psicopáticos". Como ejemplos, los requerimientos abusivos solapados;
maniobras de explotación emocional; culpabilización del placer que la
mujer
siente; enfurruñamiento; acusación culposa y maniobras de
desautorización,
entre otras.

Los micromachismos de "crisis", suelen utilizarse en momentos de
desequilibrio en el estable desbalance de poder en las relaciones,
tales
como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o
pérdida
del poder del varón por razones físicas o laborales. El varón, al
sentirse
perjudicado, puede utilizar estas maniobras o utilizar las definidas
anteriormente, aumentando su cantidad o su intensidad con el fin de
restablecer el status quo.

Finalmente, el doctor Bonino M. dice estar convencido de que el
abordaje de
la violencia masculina no puede centrarse sólo en sus formas extremas,
sino
que debe incluir los micromachismos, de lo contrario, la masculinidad
se
mantendrá peligrosamente violenta.

Las pequeñas violencias domésticas

Cuando un hombre dice: "no, yo no soy machista, si yo ayudo a mi
mujer"
puede ser cierto, a grandes rasgos. Pero ya el hecho mismo de decir
"ayudo a
mi mujer", está significando que él no asume la responsabilidad final
sobre
las acciones, lo cual, por supuesto, es mucho más cómodo. Un ejemplo
de las
pequeñas maniobras cotidianas de poder, o "micromachismos".

En los últimos tiempos, los periódicos abundan en noticias sobre casos
de
violencia doméstica en los que las víctimas, por lo general, son las
mujeres. Historias dramáticas de agresiones por parte del esposo o el
compañero, con golpes, palizas y escenas de violencia que las mujeres
aguantan durante años y que, en muchos casos, tienen un desenlace
fatal.

En España, por ejemplo, decenas de mujeres mueren cada año asesinadas
por su
pareja. Los esfuerzos de las organizaciones defensoras de los derechos
de la
mujer, hasta el momento, no parecen haber tenido mucho efecto en este
aspecto de la desigualdad de poder entre los sexos. En realidad,
podría ser
que justamente la emancipación de la mujer provoque un malestar en
algunos
hombres que aumente justamente las reacciones violentas.

Sin embargo, este abuso del poder se manifiesta de maneras muy
diversas en
la cotidianeidad, maneras mucho más sutiles pero muy incisivas.

Según el psicoterapeuta argentino Luis Bonino, especializado en la
problemática masculina de género y en las relaciones de pareja, el
ejercicio
de la violencia se manifiesta en cualquier conducta de abuso hacia la
otra
persona que le impida ser respetada y ejercer su autonomía. Esto, en
realidad, podría ser la definición de violencia. El Dr. Bonino ha
detectado
y enumerado una serie de maniobras que suelen hacer los hombres,
pequeñas,
cotidianas, que tienen que ver con maniobras de dominio: el control
del
tiempo, el control del dinero, insistir en que lo que ellos dicen es
lo que
vale y que lo que dice la mujer no tiene mucho valor, el desprestigio
de la
opinión de la mujer, descalificándola cuando piensa diferente al
hombre,
etc. Todas estas son maniobras que él llama "micromachismos".

En el ámbito doméstico, las maniobras muy frecuentes son aquellas por
omisión: es decir, precisamente lo que no hacen, y que, por lo tanto,
debe
hacer la mujer. Esta es la tan conocida "doble jornada" o sobrecarga
que
tienen que cumplir las mujeres que trabajan también fuera del hogar.

¿Qué sucede? Según el dr. Bonino, en el tema de la doble jornada lo
que no
se dice es que la producen también los hombres: si ellos no colaboran
- en
el sentido de CO-LABORAR - no de ayudar, o sea, en el sentido de no
hacer su
parte en la casa, están sobrecargando a la mujer. Cuando no hay hijos
no es
tan problemático, pero si los hay, lo que no hace el hombre lo tiene
que
hacer la mujer. Esa es una maniobra masculina de dejadez, de
comodidad. Y
por lo tanto eso recarga a la mujer, es una maniobra de abuso hacia la
mujer.

Esto es algo que está muy extendido. Lo que pasa es que, justamente
como en
los últimos tiempos violencia y abuso están asociadas a esas grandes
cosas
dramáticas que aparecen en los periódicos, todas esas maniobras
cotidianas
no se tienen en cuenta.

El Dr. Bonino trabaja con parejas en su consulta de psicoterapia, y ha
elaborado una lista de más de 50 ejemplos de "micromachismos", término
con
el que define a las microprácticas de abuso ejercidas por los varones
y que,
ya difuminadas en lo cotidiano, minan lentamente la autonomía de las
mujeres.

Tomado de la lista "hablemos de psicologia"

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó el articulo.. muy interesante.