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viernes, 31 de agosto de 2007

Cuidado con los trastornos alimenticios


No se curan yendo al nutricionista ni con fuerza de voluntad, pues se trata de trastornos psicológicos severos y muy complejos, cargados de pensamientos obsesivos que invaden por completo a la persona. Su prevención es importante porque, según los expertos, los afectados necesitan entre 8 y 15 años de tratamiento para superarlos.

Ana Isabel Villela /elPeriódico

 
Hablamos de la anorexia, la bulimia y la alimentación compulsiva, trastornos que a pesar de no ser consecuencia de males físicos, terminan por dañar absolutamente todos los órganos del cuerpo, y en muchos casos, pueden provocar la muerte del paciente. "Detrás de ellos se esconden ambientes de control extremo, de sobre protección o total falta de estructura, indiferencia y abandono. A la vez pueden ser resultado de abusos físicos, sexuales o psicológicos", comenta la psicóloga clínica especializada en trastornos alimenticios, Brigitte Aquin. También son comunes en las familias donde hay historial de alcoholismo, depresión y obesidad. "La situación en Guatemala se está complicando. Lo que alguna vez se consideró una enfermedad de jovencitas blancas, ahora se ve dentro de todos los estratos sociales, a cualquier edad y en hombres y mujeres. Es que vivimos en una sociedad obsesionada con la delgadez, que discrimina el sobre peso", dice Aquin.

Pero para llegar a desarrollar uno de estos trastornos suelen pasar años, por eso los expertos aseguran que los síntomas alimenticios son solo "la punta del iceberg", sostenido por el trastorno en sí. De ahí que sea clave la detección temprana del problema, mientras más rápido se intervenga más posibilidades hay de salir del mismo. "La pena es que muchos padres de familia se empeñan en pensar que se trata de un problema de falta de voluntad y que sus hijos o hijas pueden salir del problema comiendo o dejando de comer, cuando en realidad primero hay que tratar sus pensamientos obsesivos, que pueden girar en torno a su figura, su imagen corporal, la comida prohibida o permitida, sus traumas, simplemente la necesidad por alcanzar el ideal de lo que muestran los medios de comunicación", agrega Aquin.

Algunos de los síntomas más comunes de la anorexia son la pérdida marcada de peso y la obsesión por seguir bajando, así como una insatisfacción extrema con su imagen corporal. En el caso de la bulimia vale observar la presencia de comportamientos como la provocación del vómito después de comer, o la ingesta desmedida de laxantes, diuréticos y píldoras de dieta, lo mismo que ayunos y ejercicio excesivo. En cuanto a la alimentación compulsiva, los signos más relevantes son la pérdida de control sobre la ingesta de comida. La persona ingiere enormes cantidades de calorías, llegando en ocasiones incluso al vómito, aunque por lo general la persona gana un exceso de peso en muy poco tiempo porque no compensa de ninguna manera esa ingesta descontrolada.

"El problema más serio se presenta en los casos de anorexia, hay mucha resistencia al tratamiento por parte de estos pacientes, se dan muchos casos de afectados que terminan suicidándose de la desesperación porque no logran superar el trastorno", asegura Aquin. Vale mencionar que a menudo las personas que padecen de trastornos alimenticios tienen al mismo tiempo problemas severos de autoestima, y sueles estar rodeados de personas que desprecian a quienes tienen sobre peso. "Siempre hay rasgos de complacencia y perfeccionismo en estos pacientes, así como culpa y vergüenza por su apariencia, por eso es tan importante entender que primero se trata el trastorno psicológico y después se trata el problema del peso", finaliza Aquin.

Para una cita con la especialista escriba a brigitteaquin@hotmail.com
 

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