| Escribe el lector Ricardo Runge. Ofrece algunas precisiones sobre el tema y sugiere algunas conductas a seguir. "Hoy la adolescencia termina casi a los 30 años, así que a los retos convirtámoslos en investigación del porqué, y veamos a la familia unida como la mejor solución al dolor o problemas de nuestros hijos", argumenta. Adolescencia, qué problema   Suicidio en adolescencia: un asunto que nos duele comentar a todos los padres y que gracias al mundo que vivimos, no nos queda lejos a ninguno. Particularmente, el suicidio entre los adolescentes ha tenido un aumento dramático en los años recientes, siendo la tercera causa de muerte más frecuente para los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, y la sexta causa de muerte para los de entre 5 y 14 años. Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí mismos, presión para lograr éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van creciendo. Para algunos adolescentes, el divorcio, la formación de una nueva familia con padrastros y hermanastros, o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. En algunos casos, el suicidio aparenta ser una "solución." La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños como en adolescentes y se debe desarrollar un plan de tratamiento. Cuando los padres sospechan que el niño o el joven puede tener un problema serio, un examen psiquiátrico puede ser de gran ayuda. Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el adolescente está contemplando el suicidio. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que si el joven presenta uno o más de estos síntomas, los padres tienen que hablar con su hijo sobre su preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas persisten. Cambios en los hábitos de dormir y de comer. Retraimiento de sus amigos, de su familia o de sus actividades habituales. Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el escaparse de la casa. Uso de drogas o del alcohol. Abandono poco usual en su apariencia personal. Cambios pronunciados en su personalidad. Aburrimiento persistente, dificultad para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar. Quejas frecuentes de dolores físicos tales como los dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo general asociados con el estado emocional del joven. Pérdida de interés en sus pasatiempos y otras distracciones. Poca tolerancia de los elogios o los premios. El adolescente que está contemplando el suicidio también puede quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable." Lanzar indirectas como: "no les seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra vez." Poner en orden sus asuntos; por ejemplo, regalar sus posesiones favoritas, limpiar su cuarto, tirar papeles o cosas importantes, etc. Ponerse muy contento después de un período de depresión. Si el niño o adolescente dice, "yo me quiero matar" o "yo me voy a suicidar", hay que tomarlo muy en serio y hacer una consulta a un psiquiatra de niños y adolescentes o a otro médico para que evalúe la situación. A la gente no le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de "ponerle ideas en la cabeza", por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas. Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes con tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino más saludable de desarrollo. En el ámbito educacional que me toca actuar, no es muy difícil ver a un chico que este gestando un problema que desemboque en un intento de suicidio, y espero que en las familias se haga otro tanto. No abandonemos nuestros hijos cuando notamos depresión o insatisfacción, acompañémoslos y sigamos de cerca su comportamiento. Hoy en día, la adolescencia termina casi a los 30 años, así que a los "retos" convirtámoslos en investigación del "porqué", y veamos a la familia unida como la mejor solución al dolor o problemas de nuestros hijos. Ricardo Runge Bariloche  | 
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jueves, 16 de agosto de 2007
Sobre la cuestión del suicidio adolescente
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