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viernes, 31 de agosto de 2007

Una memoria más fuerte que el paso de los años

España va a ser dentro de unos años el país más viejo de Europa y del mundo. El 20% de ella tendrá 65 años. Pero estamos en un momento donde la gente llega a la cuarta edad, porque el número de personas con más de 80 años aumenta en una proporción mucho más grande de lo que cabría esperar. Ésta es la descripción de Soledad Ballesteros, que ha puesto todo su empeño de investigadora en saber más acerca del envejecimiento.

Porque el problema no está en vivir más años, sino en vivirlos con calidad de vida, pudiéndonos valer por nosotros mismos y con una vida productiva y activa. Muchas personas envejecen patológicamente y padecen demencias como el Alzheimer, que es la más frecuente (más del 50%) y para la que no existe curación. Pero sí existen entrenamientos de rehabilitación cognitiva que pueden mantener a los enfermos un mayor número de meses o incluso de años en un nivel intermedio, sin pasar al último escalón.

Cuenta Soledad Ballesteros que el envejecimiento es un tema importante para los investigadores desde hace años, pero que fue en torno al año 2000 cuando empezaron una serie de investigaciones sobre el envejecimiento cognitivo, en concreto sobre la memoria, un proceso en el que pudieron detectar que empieza por una pérdida de la atención y que lleva aparejada una pérdida de memoria, "porque aquello a lo que atendemos no podemos retenerlo en la memoria".

En estos momentos forma parte de un proyecto europeo, Somas, que intenta descubrir cómo funciona la somatosensorialidad, la memoria de objetos percibidos a través del tacto, tanto en personas jóvenes como en mayores. El tema estrella de la investigación es la memoria áptica o lo que es lo mismo, el tacto activo. Sobre el tacto publicaron, en el año 2004, una investigación en la revista Neuropsicologie en la que demostraban que existía memoria implícita en ancianos sanos e incluso en pacientes con Alzheimer. Y que era equivalente en los grupos de mayores (tanto sanos como enfermos) y los grupos de estudiantes universitarios o el grupo de personas jóvenes. 

En palabras de Soledad Ballesteros, las personas videntes no nos damos cuenta de lo importante que es el sentido del tacto, un sentido que se convierte en áptico cuando sumas la información que obtienes a través de las articulaciones y de los movimientos manuales que realizas para explorar un objeto.
Una memoria que no destruyen el Alzheimer ni el paso de los años. "España va a ser dentro de unos años el país más viejo de Europa y del mundo", afirma Ballesteros. 

"Todos sabemos que lo que llamamos normalmente memoria es traer a la mente hechos pasados de forma voluntaria. Nosotros hemos trabajado durante más de 15 años en un tipo de memoria que se llama memoria implícita, un tipo de memoria no voluntaria, no consciente y que se ha demostrado que existe para palabras, para objetos presentados visualmente en una pantalla de ordenador, y también en el sentido del tacto".

Un tipo de memoria que no se pierde con el envejecimiento ni normal ni patológico y que se mantiene semejante a como cuando somos jóvenes, frente a una memoria que se deteriora con la edad ligeramente y, significativamente, con el envejecimiento patológico y sobre todo en la enfermedad del Alzheimer.

Una esperanza en la lucha contra la degeneración de nuestro cerebro.

 

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