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lunes, 8 de octubre de 2007

El autoestima en los niños y las niñas

Por:  Fernanda Navarrete/Psicóloga

Es uno de los puntos clave para mantener en la escuela y en el hogar

'La clave de la paz interior y la vida feliz es la alta autoestima, por cuanto ella se encuentra detrás de toda relación exitosa con los demás'.

La autoestima es lo que cada persona percibe de sí misma.  La autoestima, en la vida de los seres humanos, se crea, se mantiene y se modifica gracias a los sentidos y el lenguaje.

Los pequeños están especialmente atentos, por medio de sus sentidos, los estados emocionales de sus cuidadores, y lo que hacen (sus conductas) responde en gran parte al lenguaje corporal del otro.  Por eso la calidad de los mensajes corporales que un niño reciba deberán ser congruentes y claros.  Es vital para el desarrollo de la salud mental en una persona que entienda lo que los otros le quieren decir.

A través de las palabras que nos brindan las personas que son importantes en nuestras vidas recibimos una retroalimentación de cómo somos.  Por eso, son grandes pilares sobre los cuales construimos nuestra valía.

Este lenguaje tiene una sola condición básica:  para que sirva de apoyo de la autoestima deberá ser honesto siempre y respaldarse en sentimientos genuinos.

El buen trato garantiza el desarrollo de altos niveles de confianza en las persona, especialmente en los niños y niñas.  A través de cómo los demás lo hayan tratando, este niño habrá reunido una serie de impresiones de su ser.

 

El niño que posee una autoestima elevada es aquel que tendrá mayores posibilidades de éxito, ya que creerá firmemente que puede lograr cualquier cosa que se proponga.  Este niño no perderá el tiempo tratando de impresionar sabe que tiene valor y se siente confiado, actúa y no se excusa.

La autoestima de un niño se forma con el apoyo de padres y maestros.

DERECHO AL ERROR

El niño que sabe que puede cometer errores aprenderá a sacar provecho de ellos y a volver a intentar.  Mientras tanto, aquellos padres y maestros solamente orientados al resultado exitoso se perderán el privilegio de ver el proceso de humanización de sus niños, a través de ensayos y errores frecuentes.

TOME EN CUENTA

Las expectativas son poderosas fuerzas en las relaciones humanas,  por eso conviene mantener unas expectativas proporcionadas a los niños y niñas.  Es decir, a su edad, a sus habilidades y destrezas.  Aceptar a los chicos tal y ellos son, no como deberán ser según nuestro criterio.

Para esto, vaya delegando pequeñas responsabilidades a sus pequeños.  Cerciórese de que saben como realizarlas y que entienden claramente los pedidos.

Demuéstrele afecto por los intentos, la colaboración que le presta.  Reconozca el progreso por mínimo que sea.  Esto implica que usted, mantenga una actitud orientada al proceso y no a los resultados.  Los niños que se ponen objetivos y no los logran pueden llegar a frustrarse.

El estimularlos en el transcurso de la cotidianidad los mantiene motivados y con su autoconfianza actualizada y seguros de que son sujetos de afecto y respeto.

 

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