En el estudio, que aparece en la edición de septiembre de la revista The Archives of General Psychiatry, los investigadores dividieron al azar a 80 adolescentes con bulimia en dos grupos: uno recibió 20 sesiones de terapia familiar durante 6 meses; el otro un esquema similar pero de terapia individual de soporte. Cinco de los que recibieron terapia familiar y cuatro de los que recibieron terapia individual abandonaron antes de tiempo el tratamiento.
La terapia de soporte explora los problemas subyacentes que pueden ser los responsables del trastorno de alimentación, examina los aspectos emocionales y alienta la expresión de los sentimientos y las preocupaciones de los pacientes. Los abordajes familiares no buscan las causas subyacentes, pero en su lugar alientan a los familiares a que intervengan e interrumpan ese comportamiento, persuaden a los adolescentes a aceptar esas intervenciones y, eventualmente, alientan a los jóvenes a tomar control de su alimentación.
Durante el último mes del estudio, una evaluación realizada por un experto que no había participado del tratamiento halló que el 39% de los del grupo de terapia familiar y el 18% del grupo de terapia individual ya no manifestaban los síntomas de la enfermedad. Las tasas de remisión parcial reflejaban un patrón similar: el 41% del primer grupo en comparación con el 21% en el segundo grupo.
"Los tratamientos tradicionales excluyen habitualmente a los familiares, que son vistos como causantes de problemas -dijo el doctor Daniel le Grange, autor principal del estudio y profesor asociado de psiquiatría de la Universidad de Chicago, Estados Unidos-. Las terapias familiares parten de que los familiares suelen ser una ayuda al tratamiento."
Tomado de www.territoriodigital.com
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