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martes, 2 de octubre de 2007

Los padres y la escuela


La participación de los progenitores en las distintas etapas escolares es primordial para la educación de los niños

Nelly Apaza Retamoso

01 de octubre de 2007

¿Sabe que el tercer grado de la escuela primaria determina si el futuro académico de un niño será exitoso?

Cuando el niño cumple 7 u 8 años debería saber leer a la perfección. De lo contrario, será difícil que aprenda a hacerlo después, advierte Yolie Flores Aguilar, integrante de la junta escolar del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) y graduada en Trabajo Social con especialidad en Educación y Salud.

"El examen de lectura de tercer grado va a decir si el niño tendrá éxito en los años que siguen. Después del tercer grado, lo que aprende son otras materias y lo hace por medio de la lectura. Ya no se le enseña más a leer", explica Flores a La Opinión, señalando que sólo el 21% de los niños de tercer grado lee perfectamente.

"La mayoría de los niños de escuelas primarias está conformada por latinos, casi el 70% del alumnado total", agrega.

Por eso remarca que los padres deben participar en la educación de sus hijos desde que nacen. Deben saber que desde temprana edad los niños desarrollan su cerebro gracias a la interacción con sus padres a través de cuentos, canciones o simplemente hablando con ellos.

"Hay padres latinos que no saben leer. En esos casos, es suficiente que hablen con sus niños pequeños para que desarrollen un vocabulario, aunque piensen que ellos no entienden lo que les dicen".

Cuando el niño comienza ir a la escuela, la experta aconseja crear e incentivar una rutina en el niño y determinar un lugar en la casa donde haga sus tareas escolares.

Debe haber un seguimiento permanente del rendimiento escolar de los hijos, y ese seguimiento debe ser todavía más intenso cuando el niño pasa a la escuela intermedia y a la secundaria, puntualiza Flores.

"En estos años es cuando los estudiantes necesitan una mayor relación con los padres, pero curiosamente es cuando los padres dejan de participar en las escuelas y se alejan de sus hijos".

Flores atribuye ese cambio a que los padres piensan que ya no tienen un papel importante en la educación de ellos y que ya hicieron lo que tenían que hacer cuando ellos fueron pequeños.

En esta teoría coincide Mariela Dabbah, autora de Ayude a sus hijos a triunfar en la escuela secundaria y llegar a la universidad.

Dabbah sostiene que cuando los hijos están en la secundaria se debe intensificar el diálogo.

"Muchos padres latinos no conversan lo suficiente con sus hijos y no se enteran de qué pasa en sus vidas, cuáles son las áreas académicas en las cuales tienen problemas o si tienen conflictos con alguien en la escuela. Tampoco hablan de las aspiraciones que tienen [los hijos] en el futuro".

Dice que cuando los niños entran a la adolescencia buscan su propia identidad, su independencia y se separan de los padres.

"Es necesario que los padres sepan encontrar un balance. Si su hijo es responsable, déjelo actuar, pero si algo empieza a fallar, hay que involucrarse más en sus cosas".

Dabbah sostiene que algunos padres latinos no quieren llamar a la escuela para ver cómo está su hijo en rendimiento académico o asistencia, porque les resulta más cómodo aceptar lo que su hijo les dice.

Enfatiza que es responsabilidad de los padres criar a sus hijos y que tienen estar relacionados con el sistema escolar porque éste no puede hacerlo todo.

Sobre la comunicación con los hijos dice: "Está comprobado, por ejemplo, que en las familias que acostumbran tener la cena juntos, los hijos tienen menos problemas. Ese ritual familiar es señal de que la familia está compartiendo, que hay interés en el prójimo y que hay una intención de que la familia esté junta".

Tanto la funcionaria de LAUSD como la experta en educación coinciden en que cuanta más presencia los padres tengan en la escuela, son mayores las posibilidades de que a sus hijos les vaya bien.

"Los padres también deben exigir a las escuelas que tiendan a mejorarse. Muchas son mejores que otras a veces por la presión de los padres", dice Flores Aguilar, quien agrega que en que el caso de Los Ángeles, los padres que son latinos no exigen ni llegan a la escuela de sus hijos porque tienen vergüenza, porque no hablan inglés o porque desconocen el sistema educativo.

"Eso no debe impedir que participen en la educación de sus hijos", insiste.

Tomado de www.laopinion.com

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