Por Paz Fernández Cueto El mar de confusión provocado por los escándalos sexuales ha venido a distraer las verdaderas causas del problema. Algunos sectores católicos, y buena parte de la prensa norteamericana han aprovechado estos sucesos para arremeter contra el celibato sacerdotal, pensando que esto ocurre por reprimir el ejercicio normal de la sexualidad. Lo que no podemos ignorar es que, si algunos clérigos han cometido abusos a todas luces condenables, estos no se van a evitar abriéndoles las puertas al matrimonio. El problema no afecta a la mayor parte de los sacerdotes que son fieles a su compromiso de castidad, y que han comprometido su vida en una entrega generosa a los demás, la gran mayoría asume con fidelidad el celibato con el mismo esfuerzo y dificultades con el que un casado procura ser fiel a su cónyuge. Recientes estadísticas arrojan otra triste realidad en torno al tema de abuso sexual contra los niños, revelando que la mayoría de estos crímenes se cometen dentro de la familia. Resulta que en ocasiones el responsable es el padre, el hermano, el padrastro o el compañero de la madre..., desgraciadamente la misión del matrimonio nunca ha sido enderezar tendencias sexuales desviadas, por lo que no es factible que en caso de pervertidos sexuales funcione como terapia. Por otra parte, los abusos sexuales contra menores han aumentado en forma alarmante los últimos años en ámbitos que nada tienen que ver con el sacerdocio. Los participantes de los "sex tours" que en países del tercer mundo mantienen relaciones sexuales con adolescentes, no es que estén precisamente reprimidos por la ley del celibato, como tampoco lo están quienes en distintos ámbitos abusan de su ascendencia o de su poder para obtener gratificaciones sexuales. Sexo a cambio de comida y medicamentos, se había convertido en una práctica generalizada entre trabajadores de ONG y soldados de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, en Sierra Leona, Libia y Guinea, hasta que el Alto Comisionado de la ONU para los refugiados, junto con la organización Save The Children de Inglaterra recogieran hace pocos meses, cientos de testimonios de los menores que habían sido afectados. Y tengo entendido que ni la ONU ni las ONG exigen el celibato para reclutar a sus colaboradores. Los abusos cometidos en otros ámbitos, no disminuye la gravedad de lo ocurrido dentro de la Iglesia Católica, ni aminoran en lo más mínimo la pena que merecen quienes los hallan cometido, pero si cuestiona seriamente el supuesto de que el celibato sea el causante de tal perversión. Si el sacerdote no quiere respetar el compromiso del celibato, no necesita fijarse en un menor y si quien incurre en este delito es una persona casada, sería ilógico culpar de esta conducta perversa y desordenada, al compromiso de ser fiel a su cónyuge. Pese a todas estas consideraciones de lo que sucede en la actualidad cabe preguntarse: ¿porqué surgió el celibato en la Iglesia Católica...?, ¿cuál es su significado y justificación...? Sabemos que no es un asunto doctrinal sino que pertenece al terreno de lo disciplinar; de hecho los apóstoles a excepción de Juan eran casados, práctica que se sigue observando en la mayoría de las Iglesias de rito oriental. Inclusive dentro de la Iglesia Católica Romana hay sacerdotes casados que proceden de la Iglesia Anglicana o de otras confesiones cristianas y que ya estaban casados. Son conversos que han pedido ser admitidos en la Iglesia y esta los acoge en la totalidad de su condición. Sin embargo hasta ahora son casos excepcionales y no parece que vaya a generalizarse esta situación. La Iglesia primitiva llegó muy pronto a la convicción de que ser sacerdote debía implicar una renunciar al matrimonio y a formar una familia por amor al Reino de los Cielos, prescindiendo de una realidad no solamente buena sino magnífica, inclusive santificable. El celibato implica renunciar a traer nuevas vidas, a dejar descendencia en esta tierra para vivir con la confianza puesta en Dios como única heredad, dando así, el mayor testimonio de fe no solo con palabras sino con la propia existencia. El celibato tiene por tanto un doble significado, uno cristológico y otro apostólico. No se trata únicamente de una disciplina de orden práctico para dedicar el tiempo en exclusiva al servicio del culto y a la atención del prójimo. Se trata de un testimonio de vida, de una existencia que por amor..., se juega todo a la carta de Dios. Sin embargo no es un dogma sino una costumbre que creció en el seno de la Iglesia desde el siglo II y que naturalmente conlleva el riesgo de las caídas, precisamente por apuntarle tan alto; las grandes formas de vida que se dan en la existencia humana implican también grandes riesgos. El desprestigio del celibato surge cuando vemos sacerdotes que en el fondo no están muy de acuerdo porque han perdido la perspectiva de la fe, y entonces lo asumen sin una profunda convicción, lo viven hipócritamente o lo desconocen en absoluto. Impresiona constatar como los tiempos de crisis del celibato coinciden con tiempos de crisis del matrimonio. Son los dos sacramentos de la Iglesia que tienen que ver con la generación de la vida, de la vida humana y de la vida sobrenatural. Actualmente no solo se ven grietas en el celibato; también el matrimonio como fundamento de la sociedad es cada vez más frágil y el esfuerzo por vivir bien la relación conyugal no es menos pequeño. Si se aboliera el celibato pasaríamos en la práctica a la separación de matrimonios de sacerdotes y se tendría que lidiar por añadidura, con el nuevo problema que implicarían los curas divorciados. Es importante que el sacerdote elija su vocación centrado en la fe como la fuerza más importante de su vida, sabiendo que solo así puede vivir el celibato, animando también a los casados a vivir bien su matrimonio. Cuando una fidelidad no es posible, la otra tampoco lo es, una lealtad conduce a otra. En cualquier caso la elección para que sea válida, ha de ser plenamente libre. Es importante saber que antes de la ordenación el sacerdote afirma bajo juramento que asume la condición sacerdotal,- incluyendo el celibato,- libremente es decir, porque le da la gana; a nadie se le impone el celibato ni mucho menos se le obliga a adoptarlo como forma de vida. El sacerdote vive el celibato desde el principio por una palabra dada y se fortalece en la fe, la única que puede sostenerlo en su decisión a lo largo de la vida . Partiría de una premisa totalmente equivocada quien aspirara al sacerdocio pensando que en el fondo no le interesan las mujeres, que su preferencia sexual no está del todo definida y que por tanto el celibato no le significaría mayor problema. Condición para la ordenación de un sacerdote es ser hombre viril en todo el sentido de la palabra, virilidad que se traduce en madurez afectiva y plena salud en el funcionamiento de sus órganos sexuales. El sacerdocio no es refugio de homosexuales, ni de débiles emocionales, ni lugar para encubrir pervertidos sexuales, ni para quienes tienen problema de definir su identidad. Lo sucedido debe obligar a los obispos a una reflexión seria y profesional en la selección de los candidatos al ministerio sacerdotal, que como mencionábamos en el pasado artículo , no es una profesión más. Se trata de formar otros Cristos . |
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miércoles, 9 de enero de 2008
¿Es el celibato causa de los abusos sexuales?
Tomado de www.agencianova.com
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Hola, soy Theresa Williams. Después de estar en una relación con Anderson durante años, él rompió conmigo, hice todo lo posible por traerlo de regreso, pero todo fue en vano, lo quería tanto por el amor que tengo por él. Le supliqué todo, hice promesas pero él se negó. Le expliqué mi problema a mi amiga y ella sugirió que debería contactar a un lanzador de hechizos que podría ayudarme a lanzar un hechizo para traerlo de vuelta, pero soy del tipo que nunca creyó en el hechizo, no tuve más remedio que intentarlo, yo envié por correo al lanzador de hechizos, y me dijo que no había problema de que todo estaría bien antes de los tres días, que mi ex volvería a mí antes de los tres días, lanzó el hechizo y sorprendentemente en el segundo día, eran alrededor de las 4 p.m. Mi ex me llamó, estaba tan sorprendido que respondí a la llamada y todo lo que dijo fue que lamentaba tanto todo lo que sucedió que quería que volviera con él, que me ama tanto. Estaba tan feliz y fui a verlo. Así fue como comenzamos a vivir juntos felices de nuevo. Desde entonces, he prometido que cualquiera que conozca que tenga un problema de relación, sería de ayuda para esa persona al referirla al único lanzador de hechizos real y poderoso que me ayudó con mi propio problema. Su correo electrónico: {drogunduspellcaster@gmail.com} puede enviarle un correo electrónico si necesita su ayuda en su relación o en cualquier otro caso.
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