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martes, 5 de febrero de 2008

Claves para llevar un vida antidepresiva

 
 
 Conductas antidepresivas. Hay que tomar conciencia de las propias limitaciones 

¿Es posible evitar una enfermedad que se presenta con tanta frecuencia? Cuando una de cada cinco personas padece, padeció o padecerá depresión, según lo muestran las estadísticas mundiales, y cuando son tan "nuestras" las situaciones de vida que pueden determinarla (algunas inevitables; otras como la pérdida de seres queridos, divorciarse, perder el trabajo, jubilarse, ser asaltado, padecer una adicción o una enfermedad crónica) cómo no pensar en la posibilidad de conocerla en algún momento de la vida. Estar preparado para enfrentarla, superarla o evitarla es todo un desafío.

Si bien la depresión es una enfermedad eminentemente tratable y con buenos resultados en casi todos los casos, cuando se padece es inevitable "pagar" un alto costo de adversidad que daña calidad de vida hasta el límite de no desear vivirla (por eso cualquier intento de prevenirla es válido e irrenunciable). Es posible considerar tres tipos de conductas positivas:las antidepresivas, las que mejoran la autoestima y las resilientes.

Conductas antidepresivas: hay que tomar conciencia plena de las propias limitaciones. Esto requiere sentir control sobre la vida. El principal mecanismo depresivo es un ciclo descendente de no identificación. Cuanto más se ejercita el autocontrol, más fuerza desarrolla.

La salud emocional requiere, en primer lugar, conocer el propio estado emocional y tomar actitudes que permitan vivir una vida armónica, feliz y mentalmente pacífica. Para esto hay que desarrollar algunas actitudes:

- Ser capaz de enfrentar y dominar las dificultades que representan dualidades dadas por la transgresión al orden social que es violado diariamente (no asesinar, no robar, no agredir, entre otros.)

- Superar las diferentes pautas de conductas que se aplican casi automáticamente (para el hogar, el trabajo, la escuela y las reuniones sociales).

 

- Darse cuenta de lo que se está perdiendo de la vida debido a un hábito, una costumbre o la presión de un contrato social opresivo. Por ejemplo: "Ya tendré tiempo más tarde para divertirme, ahora estoy muy ocupado". De esta manera se renuncia al presente por el futuro que está siempre fuera de nuestro alcance. Si esta pérdida de control se extiende, nos sentiremos desvalidos y esto resulta ser el preámbulo de la depresión. Controlar la propia vida es para el depresivo como un seguro de salud.

- No plantearse objetivos inalcanzables o metas elevadas que consumirán las propias energías antes de alcanzarlas. Al no lograr estos objetivos irreales se daña la autoestima y mueren las esperanzas basadas en ellos. Se debe discriminar lo que es posible de lo que no, ya que el objetivo irreal lo fuerza hasta el agobio, altera la percepción y la capacidad de juicio. Si el coeficiente de fracaso respecto al de gratificación es mayor, y si la realidad es alejada de su imagen fantaseada, el resultado natural es la depresión. Se previene con el autoconocimiento, o sea la conciencia de uno mismo lo que creará los necesarios cambios de expectativas.

- Cambiar conductas depresivas.

- Reconocer "rituales" depresores es otra actitud de prevención. Por ejemplo, un ritual depresivo puede consistir en el abandono del aseo personal y ante esta situación hay que obligarse a corregirla.

Para mejorar la autoestima

Es oportuno, en primer lugar, evitar la confusión entre autoestima, autoconcepto y autoconfianza. Autoestima es la valoración propia de la persona, el respeto que tiene de sí, aceptación y autoconfianza.

Tener autoconcepto es conocer las propias debilidades, virtudes y rasgos de la personalidad que hacen diferente a cada persona y que influye en sus aspiraciones, deseos, humores y comportamientos.

Autoconfianza es el convencimiento de que va a poder cubrir sus necesidades, aspiraciones y objetivos, sentir que es lo que se merece y disfrutar las cosas buenas de la vida. La autoconfianza da continuidad y coherencia.

Es importante reconocer en uno o en personas cercanas el perfil y los síntomas de un paciente con baja autoestima:

- No se valora ni respeta.

- Ignora sus necesidades personales.

- Se ubica por debajo de otros.

- Se considera inferior.

- Antepone necesidades y deseos de otros a los propios.

- Se retrae y piensa que no tiene nada para dar.

- Está desesperanzado.

- Tiene dificultades en dar o recibir cariño.

- Sentimiento de vacío.

- Dependencia compulsiva a terceros.

El principal elemento para evitar la depresión es la autoaceptación (la no identificación conduce irremediablemente a un cuadro depresivo). La autoaceptación es la habilidad de reconocer como propios tanto los defectos como las virtudes. La buena autoaceptación permite vivir positivamente y experimentar más alegrías.

¿Cómo mejorar la baja autoestima? Reconociendo y respetando las necesidades básicas:

- Físicas: hay que tener en cuenta la alimentación, la higiene, un buen dormir, la vivienda y seguridad.

- Mentales: tratar de comprender al mundo; satisfacer los deseos posibles (como premiándose); ponerse primero en la lista de prioridades, sentirse competente y eficaz en lo que se hace y defender la libertad e independencia.

- Afectivas: compartir sentimientos, recibir y dar cariño, caricias y expresarse sin miedo, afectiva y sexualmente.

- Espirituales: preguntarse cuál es el sentido de la vida ya sea existencialmente, religiosamente, o filosóficamente.

Alfredo J. Gutiérrez

Médico especialista en depresión

alfredojgutierrez@yahoo.com.ar

Tomado de www.lacapital.com.ar

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