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martes, 29 de abril de 2008

La perdurabilidad de la pasión es un mito romántico

 
 
Carlos Yela es autor de 'El amor desde la psicología social: ni tan libre ni racionales' y de 'Análisis psicosociológico del comportamiento amoroso'. Ayer ofreció una conferencia sobre paradojas románticas desde el ángulo de la psicología social, dentro del II Congreso Nacional de Estudiantes de Psicología.

-¿La adicción a la pareja es una de las paradojas románticas?

-No tanto la adicción, como la oposición entre compromiso e independencia. Encontrar el equilibrio entre ambas cuestiones, socialmente impuestas, no es fácil y el efecto más exagerado es la dependencia total de la pareja.

-¿Todo el mundo se enamora de la misma manera?

-Existe un nivel de análisis individual porque cada persona es un universo único, pero el proceso del enamoramiento tiene varias partes claras que son biológicas, químicas, genéticas, sociales..., que puede estudiarse y medirse.

-¿Cómo se entiende la infidelidad en este contexto?

-La infidelidad no sólo es un universal humano, sino también un común en los animales, incluso en aquellas especies que se creían monógamas. Es el caso de muchas aves, que son monógamas, pero no sexualmente, sino a la hora de tener descendencia. Como ejemplo, un estudio reciente decía que entre un 10 y un 70% de las crías no corresponden con el padre genético.

-¿La tendencia es a tolerar la infidelidad?

-No lo creo. Es cierto que este tipo de relaciones dependen del tipo de sanción que se aplique, porque la vida social se regula por este tipo de acuerdos, pero no creo que tendamos a ello.

-¿Pesa aún la biología a la hora de escoger pareja?

-Es que no creo que escojamos de quién nos enamoramos de forma tan consciente como creemos. En este proceso hay una serie de factores irracionales, o 'arracionales', emocionales e instintivos, que nos afectan. Ahora bien, el peso de lo biológico, aunque no es fácil de ver, está presente. No cabe duda de que somos animales y de que incide en el proceso de enamoramiento.

-¿Por qué seguimos buscando después de las malas experiencias?

-Hay un motivo biológico de transmisión genética, pero también hay razones sociales. Existe una presión social hacia el emparejamiento que nos venden ya desde las películas y los cuentos infantiles. Y hay motivos psicológicos: enamorarse es una experiencia muy enriquecedora.

-¿El amor dura tres años o es lo que llega después?

-Efectivamente, los biólogos han determinado que la pasión amorosa, que tiene rasgos físicos claros como el sudor en las manos, dura entre tres o cuatro años. Esta primera fase de amor romántico o pasional da paso a un amor compañero. La cuestión es cómo nos enseñan a interpretar ese declive de la pasión.

-¿Y cual es la tendencia?

-Pues a interpretar que cuando se acaba esa pasión se acaba el amor. Uno de los mitos románticos de nuestra cultura es el de la perdurabilidad de la pasión amorosa, que si de verdad amas a tu pareja debes de sentir lo mismo que el primer día toda tu vida. Nos enseñan que es lo que debe ser, lo que genera frustración. CARLOS YELA PROFESOR DE PSICOLOGÍA
 
 

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