20 ENEMIGOS DEL MATRIMONIO
LAS PRECIPITACIONES
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
La sociedad actual exige cada vez más alto grado de preparación. Para cualquier empleo suelen preferir al que más títulos aporte, más idiomas sepa, o más experiencia haya tenido en el trabajo en cuestión. Salvo en los países muy subdesarrollados, el porcentaje de personas con carrera es muy alto. Los padres advierten y aconsejan a sus hijos: "Tienes que prepararte para la vida". Pero, ¿qué preparación recibe una pareja para casarse y formar la tan importante empresa del matrimonio? ¿Dónde están las escuelas para los futuros cónyuges? Cada cual va a su aire, guiándose un poco por los sentidos, por la tradición familiar, etc.
Con el enamoramiento se pierde un poco el sentido común y la psicología que se puede tener o saber para conocer a la otra persona. Es muy corriente que bajo estas circunstancias, en pocos meses se pueda encontrar uno casado con una desconocida, o viceversa. Si bien es cierto que rara vez llegamos a conocer bien a una persona sin haber vivido con ella. Si mucho cuesta conocerse a sí mismo, cuánto más a otro ser de otra familia.
Los padres advierten y aconsejan a sus hijos: "Tienes que prepararte para la vida". Pero, ¿qué preparación recibe una pareja para casarse y formar la tan importante empresa del matrimonio?
Hoy se usa, inclusive, casarse a espaldas casi de las respectivas familias, sin que ninguno de los dos conozca un poco siquiera a los familiares del otro. Esto se esgrime en defensa de la independencia como pareja, y es muy probable que funcione por algún tiempo y de acuerdo con las circunstancias; pero el tiempo y los encontronazos de la vida tienden a llevamos tarde o temprano a buscar a la familia, ya como recurso, o por el instinto mismo de volver a la raíz.
¿Quién puede aconsejar a un enamorado? ¿El amor es ciego, o es que ve algo y no quiere admitirlo? ¿No es acaso la primera juventud o la adolescencia una época idealista, de poca reflexión, mucha inestabilidad emocional y, por lo tanto inmadura, para algo de tanta importancia como el matrimonio?
No podemos osar cambiar algo que es natural, y en ocasiones tan bonito, que guardamos recuerdos de ello para toda la vida.
Creo que no sería inútil poner algunos ejemplos que pueden ayudar a los aspirantes jóvenes al matrimonio, a padres con hijos casaderos o a parejas muy tiernas en edad.
Suele darse el caso de chicos o chicas enamorados del arte, de la habilidad o la fuerza física de quien desearían como cónyuge. Si esto se hace irreflexivamente, sin mirar a la persona real, desprovista de instrumentos musicales, arte, deporte, etc., puede llegar a vivir con alguien que en el hogar, en la intimidad, puede ser una persona aburrida, falta de sentido común y, muy a menudo, más entregada a su vocación o profesión que a una persona fuera de ella misma.
En el mundo secular se suele dar esto con frecuencia. Los artistas, los músicos, los toreros (donde los hay) que deslumbran a las chicas con lo que hacen en público; idealizan al individuo y, si logran conquistarlo, es corriente que pasado un tiempo, viene la decepción.
Eso no quiere decir que todo hombre público, todo artista o deportista, acabe siendo mal esposo; el asunto está en que son seres comunes y corrientes, que adolecen de las mismas cosas que otro mortal cualquiera, y esto hay que asumirlo con conocimiento de causa.
En el hogar, bajo el mismo techo, donde la ceguera de las pasiones cede a la realidad, es donde sabemos quién es quién y para quién.
Esto que he mencionado con respecto al mundo secular, puede darse en el mundo cristiano, con un joven predicador, o que de alguna manera tenga un talento o ministerio, que destaque en público, en la iglesia local, o fuera de ella.
En el hogar, bajo el mismo techo, donde la ceguera de las pasiones cede a la realidad, es donde sabemos quién es quién y para quién.
Como cristianos debemos estar dispuestos a corregimos y ayudar a perfeccionar a la persona que nos ha tocado para hacer juntos el larguísimo viaje del matrimonio. La felicidad no existe como un estado permanente. Hay momentos de la vida, etapas fugaces en las que nos visita la felicidad. Pero recordemos esto: "El teatro y el cine suelen copiar o argumentar de la vida, pero la vida no puede copiar del teatro o del cine
En muchas comunidades o congregaciones, está con más o menos rigor establecido que los que creen haber hallado pareja, o por lo menos hay una atracción mutua, deben decirlo al pastor o consejeros asignados para el caso quienes, con amor, experiencia y visión espiritual, pueden dar unas orientaciones, consejos o advertencias, que a los jóvenes cristianos humildes y obedientes les ayudará a tener un alto porcentaje de aciertos.
Por no ser reiterativo o machacón sobre lo que tanto se ha dicho, sólo quiero citar un curioso pensamiento que leí hace tiempo: "Si te casas con un hijo o hija del diablo, seguro vas a tener problemas con tu suegro".
Y, por fin, recuerda que la llamada felicidad, si se consigue, es procurando la felicidad del otro. ¿De acuerdo? Un egoísta no puede hacer feliz a nadie.
"El teatro y el cine suelen copiar o argumentar de la vida, pero la vida no puede copiar del teatro o del cine".
EL EGOISMO
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Dice un diccionario moderno: "Egoísmo (del latín ego, yo). Inmoderado amor que uno se tiene a sí mismo y que le hace buscar siempre el bien propio, sin cuidarse de los demás. Y pone como contrario el altruismo".
Es muy difícil para una persona comprender y aceptar que es egoísta, a causa de ese mismo defecto.
Con el egoísmo hay que tratar desde la niñez, si se descubre en los hijos pequeños. Todo ser humano tiene tendencias egoístas, pero que pueden ser controladas y atenuadas por la satisfacción que produce la práctica del amor. Hay más probabilidades de que un hijo único sea egoísta, pues se ha criado sin compartir nada con nadie y los padres están volcados sobre él.
Aunque el diccionario dice que lo contrario de egoísmo es el altruismo, pienso que, de acuerdo con la Biblia, el egoísmo es el amor al revés.
Una de las cosas que más me convenció del Evangelio fue el énfasis en la enseñanza y en la práctica del amor. De hecho, yo tenía unos tíos por parte de padre que hacían sufrir mucho a sus buenas esposas y todo por un marcado egoísmo de ellos. Recuerdo que alguna vez venían ellas a casa llorando a contar sus penas a mi madre. Se comentaba entre familia que los Loyola, de mayores eran insoportables, que tenían alma de mayorales de esclavos. Y en mi adolescencia me preguntaba: "¿Tendré que ser yo como ellos? ¿Haré de mi mujer una sirvienta esclava?" Pero cuando Cristo vino a mi vida, enseguida supe que no iba a ser así. Cuando escribo estas líneas he pasado de los cincuenta, y cada día amo más a mi mujer y trato de ser más considerado con ella.
Algunas veces, en talleres mecánicos, en viajes, he oído a jóvenes hablar sobre el matrimonio. Les he preguntado: "¿Para qué piensas casarte?" En un porcentaje muy alto me contestan que necesitan una mujer que les sirva, que les sacie el apetito sexual y cosas por el estilo. De verdad, esto me produce mucha pena. La mujer objeto parecería estar eliminada del siglo XX, pero abunda donde menos debe existir: en el matrimonio.
La otra cara de la moneda es la mujer que aspira y llega a compartir su vida con un hombre útil. A lo que se llama comúnmente amor por interés, o matrimonio por conveniencia.
Muchas veces al aconsejar a un matrimonio que pide ayuda, encuentro, al escucharles, que cada uno, o una de las dos parten desde sus egoísmos para acusar al otro. Recuerdo a una chica cristiana que me consultó, porque tenía dudas respecto a casarse con el novio que tenía porque —decía ella— era muy tacaño, y temía que iban a tener problemas por causa del dinero. Ella tenía un buen trabajo y ganaba bastante. Comencé a preguntarle en qué forma gastaba ella su propio dinero. Me respondió alegremente: "Me lo gasto casi todo en ropas buenas y modernas, en zapatos, perfumes, prendas, etc." Ahondando un poco más, descubrí que su novio daba sus diezmos y ofrendas a la iglesia y que ella ni eso hacía. En resumen, ella gastaba lo suyo con facilidad, pero únicamente en ella misma. Es probable que tachara de tacaño a su novio, porque no se extremaba en regalos para ella, en llevarla a buenos restaurantes, etc.
Con mucha paciencia y cuidado le mostré su egoísmo, retándola a que comenzara a invertir su dinero en algo que no fuera ella misma, esto por algún tiempo, como un ejercicio práctico, para encontrar la satisfacción del amor. Más tarde me confesó que le había hecho mucho bien y que seguía aprendiendo en otras áreas de su vida, donde el egoísmo la tenía ciega.
La primera condición que Jesús pone a un discípulo para que le siga es: "Niéguese a sí mismo". El Maestro sabía muy bien que era difícil hacer solidaria a una persona egoísta. Conocer bien el carácter de Cristo es una ventaja para combatir a este enemigo del matrimonio: El Egoísmo.
El apóstol Pablo da una buena receta para los egoístas, y la da dentro del marco matrimonial: "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a SI MISMO SE AMA" (Efesios 5:28).
Aunque el diccionario dice que lo contrario de egoísmo es el altruísmo, pienso que, de acuerdo con la Biblia, el egoísmo es el amor al revés.
EL ALCOHOL
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
En una encuesta hecha hace unos años en Gran Bretaña, detectaron que un alto porcentaje de los divorcios son causados por el abuso del alcohol.
El alcohol tiene una propaganda gratuita en los medios de comunicación; no las marcas fabricantes, sino el alcohol en sí.
Pensemos en una película o un anuncio de cine o televisión. Si hay un motivo de fiesta o celebración, las bebidas alcohólicas no pueden faltar. Si dos enamorados acuden a una cita, amortiguan los preámbulos y los nervios entre copas. Si hay una discusión fuerte en el matrimonio o con algún miembro de familia, casi instintivamente las manos del más enfurecido van a parar a la botella. Si alguien sufre un fracaso amoroso, en muchos casos y especialmente en el hombre, trata de ahogar los recuerdos en el viejo recurso de las copas.
En cierta forma, el mundo civilizado se forma mirando al alcohol más como un escape, un remedio, que lo que es en realidad: una droga que destruye al ser humano física, psíquica y espiritualmente. Por suerte, los cristianos llevamos una gran ventaja (me refiero a los nacidos de nuevo) porque el uso del alcohol está o debe estar desterrado de nuestros hábitos o costumbres.
El alcohol entorpece al sujeto que cae bajo su dominio; se convierte en un muñeco, en un ser desnaturalizado, en un enfermo que se hace daño a sí mismo y a los demás. El borracho puede tener amiguetes, pero no amigos; puede tener amante, pero no una esposa con dignidad. Aparte del mal ejemplo que un alcohólico da a los hijos, haciéndoles perder la estima del patrón paternal, no pocas veces se tornan violentos, y esa violencia la descargan con la esposa o con otros seres queridos.
El borracho puede tener amiguetes, pero no amigos; puede tener amante, pero no una esposa con dignidad.
Se suele dar el caso citado por un psicólogo de "la pareja que cuando tienen discusión o altercados, deciden arreglarlo con unas copas, generalmente fuera de casa; y esto, como no remedia nada a fondo sino que semisepulta el mal, por unas horas, pues vuelven a caer cada vez más a menudo en las peleas, seguidas de los tragos de la reconciliación, hasta que ambos han caído en la trampa del vicio, cada vez más lejos del amor conyugal y cada vez más distantes de vivir en paz como matrimonio. El fin no es sólo la separación, sino el desastre total".
Como un trago es tan barato y tan popular se puede comenzar de la manera más inocente, acompañando una partida de cartas o amenizando una conversación de trabajo. Caer en la trampa del alcohol es una desgracia personal, pero peor aún: es una tragedia familiar con incalculables repercusiones.
Si ya es lamentable que el 40 por ciento de los accidentes de tráfico son originados por el consumo de alcohol de los conductores, más lamentable es, moral y espiritualmente, el alto porcentaje de accidentes matrimoniales causados por esta droga, que desembocan en el divorcio, el fracaso, la frustración y la muerte de la familia.
Habrá creyentes que al leer estas líneas sonreirán por considerar que el hábito del alcohol es algo muy lejano para ellos; si es así, demos gracias a Dios, pero no bajemos la guardia frente a este sutil enemigo del matrimonio y de la sociedad en general.
LA BRUTALIDAD
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Brutalidad es derivada de bruto. Esta palabra procede del latín: brutus, que significa estúpido.
Caer en la trampa del alcohol es una desgracia personal, pero peor aún: es una tragedia familiar con incalculables repercusiones.
En un diccionario escolar dice: BRUTALIDAD. Calidad de bruto, fig. acción torpe, grosera y cruel.
Es muy curioso que una persona puede conducirse con brutalidad a pesar de ser instruida. He conocido profesionales que tienen problemas de relación con sus clientes, amigos y familiares, por simple brutalidad. La brutalidad en el matrimonio se puede manifestar de diversas maneras: Con relación a los hijos, con relación a la familia del cónyuge, con relación al Señor, etc.
El bruto hiere y no se da cuenta o le importa poco. Generalmente su sentido del humor es muy pobre o muy sarcástico. El bruto cree tener siempre la razón logrando, en ocasiones, que se la den, porque le temen. El bruto no conoce el diálogo sino el grito, las palabras despectivas e hirientes. Se pasa fácilmente de la consideración de un problema a la ofensa personal. En algunas novelas se presenta al hombre bruto como muy bueno en el fondo y hasta capaz de llorar a solas, pero sin aceptar en público lo que él considera una debilidad, y en la compleja gama de los caracteres humanos es muy factible que esto suceda, pero la brutalidad llega a herir tanto a los demás, que algunos rasgos de nobleza no compensan los malos ratos vividos. El bruto, la bruta, tienen ideas fijas, y hacerles cambiar de parecer es como atentar contra su dignidad.
Un área en la que abunda la ignorancia y que la brutalidad hace verdaderos estragos es en la relación sexual.
El bruto hiere y no se da cuenta o le importa poco. Generalmente su sentido del humor es muy pobre o muy sarcástico. El bruto cree tener siempre la razón logrando, en ocasiones, que se la den, porque le temen. El bruto no conoce el diálogo sino el grito, las palabras despectivas e hirientes.
La brutalidad sexual se manifiesta más en el hombre que en la mujer. No cabe duda que infinidad de sujetos han conocido el sexo pero no el amor. Para ellos el acto sexual es un placer mecánico, es un apetito o un instinto animal, y es ahí donde centra su juego la brutalidad. El bruto se cree siempre con derecho a que le satisfagan a él, sin pensar en el estado de ánimo de su cónyuge y mucho menos sin procurar la satisfacción de la otra persona. Ignora o desdeña el hecho biológico de que la mujer no siempre tiene apetito sexual como el hombre. Hay un tiempo que va del período menstrual a 15 días después, en que hay mejor disposición natural en la mujer para el acto sexual. Después de este tiempo tiene que ser más motivada, más enamorada y comprendida, para que responda a los requerimientos del esposo. No olvidemos que la mujer es más sublime que el hombre para concebir el amor. "El hombre es capaz de fingir amor por conseguir el sexo; en cambio, la mujer, es capaz de dar el sexo por conseguir el amor".
Será por eso que la Biblia repite una y otra vez que el hombre debe amar a su mujer.
La brutalidad en la mujer, unida a la falta de cariño que esto engendra, y quizás unida a la frigidez, la pueden llevar a ser el verdugo de su marido, tísica y emocionalmente.
Hasta la época de Cristo se condenaba más el adulterio en la mujer, pero Jesús condenó el adulterio más específica y esencialmente en el hombre. "El que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón".
La brutalidad en la mujer, unida a la falta de cariño que esto engendra, y quizás unida a la frigidez, la pueden llevar a ser el verdugo de su marido, física y emocionalmente, creando muchas veces con ello una ofuscación en el cónyuge que puede ir aumentando hasta producir un problema psicológico y, por tanto, de la pérdida del amor y el respeto, que son requisitos indispensables para mantener en pie y con buena salud al matrimonio.
Quiero subrayar que en la vida cristiana, en la nueva condición espiritual y bajo el control del Espíritu, la brutalidad sería un ente extraño ya que el conocimiento del amor hace a la persona más tolerante y comprensiva, al margen de la personalidad o el carácter heredados.
MALAS INFLUENCIAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Que estamos en la era de las comunicaciones es casi un tópico. La comunicación moderna ha revolucionado al mundo, ha acercado a los países y las culturas, es de gran ayuda para la educación, la técnica y la ciencia. En fin, la comunicación es algo estupendo, pero tiene áreas de peligro si no sabemos situar bien los linderos.
Por medios de comunicación se pueden entender muchas cosas, tales como un camino, la palabra hablada, la palabra impresa, las señales gráficas o acústicas; ríos, telégrafo, teléfono, la radio, etc.
Pero quiero referirme a los medios de comunicación masiva y más concretamente al cine y la televisión. Como decía una revista, la televisión es el cine en casa.
Estos medios de comunicación masiva nos han llevado a las grandes contradicciones: comunicación unilateral que es incompleta, esto hace del individuo un consumidor mudo; recibe información, desinformación, deformación, sin que él pueda manifestarse y llegar a su interlocutor.
Por otro lado, al irse perdiendo la comunicación humana por causa de la comunicación técnica, encontramos o podemos encontrarnos más interesados por lo que le sucede a los hijos de la reina de Inglaterra que lo que sucede a nuestros propios hijos. Nos puede atraer mucho más la nación vecina, pero no nos atrae nada el vecino del apartamento contiguo al nuestro. En la época de la comunicación, la juventud se está volviendo solitaria. Es usual ver a jóvenes con su walkman y su auriculares andando por la calle o viajando en transporte público, que ni ven ni oyen a las demás personas; se alimentan desde un aparato.
Al irse perdiendo la comunicación humana por causa de la comunicación técnica, encontramos o podemos encontrarnos más interesados por lo que le sucede a los hijos de la reina de Inglaterra que lo que sucede a nuestros propios hijos.
Analicemos: ¿Quiénes son los profesionales de los medios de comunicación masiva? Por lo menos en España (cada cual juzgue su propio país), más del 90 por ciento son agnósticos, ateos, humanistas, racionalistas, existencialistas y casi todos antirreligiosos. Para todas estas filosofías no existe un patrón moral válido para juzgar ninguna situación. Todo es tan relativo, que lo que tiene marcada importancia es el dinero; lo que se vende, lo que gusta, no importa caiga quien caiga, ni a quien se haga daño.
Los profesionales de la comunicación, tienen una ventaja sobre la juventud y la familia en general para dar sus mensajes; son expertos, se hacen famosos, se les crea una imagen sumamente atractiva, de manera que cualquier cosa que dicen o hacen, lo dicen y lo hacen bien y en situaciones psicológicamente muy oportunas y muchas veces lo que hará más daño como cristiano lo dice un personaje con el que simpatizas y te identificas.
Mucha gente sigue y trata de imitar lo que hacen las estrellas del cine y la televisión y éstos crean modas, pero no tanto de vestir, sino de comportamiento.
Detrás de Elvis Presley y los Beatles (por citar algunos) han quedado montones de vidas destrozadas. El espíritu anticristiano que reina en estos medios es tal, que cuando en una película sale, por ejemplo un pastor, casi seguro que es o acaba siendo, un embustero, un borracho o un adúltero. Suelen ponerle una voz de hipócrita bien repelente, de manera que si un creyente es un poco incauto queda humillado y dañado.
Mucha gente sigue y trata de imitar lo que hacen las estrellas del cine y la televisión y éstos crean modas, pero no tanto de vestir, sino de comportamiento.
Hay miles y miles de siervos de Dios que se consumen en el servicio, en el anonimato, hombres limpios que viven rescatando vidas destrozadas por el vicio y el pecado; pero éstos no interesan, no son noticia, son normales.
Se usan también, en estos medios, las famosas muletillas o frases clave, que no encierran ningún hecho concreto probado, pero que suelen impactar a las posibles víctimas. Por ejemplo: "ya se sabe", "está comprobado que...", "es un atraso pensar que", "hoy nadie cree que...", "según fuentes bien informadas", "qué duda cabe que...", "antes se creía que...", "pero...es más que sabido que", etc. etc. y todo esto puede ser totalmente inconsistente, pero usado con astucia y mala voluntad, da su fruto.
De la última visita que el prestigioso literato D. Ernesto Sábado hizo a España, recojo parte de una declaración suya, hecha en Sevilla, y que fue publicada en la prensa:
"La televisión es un instrumento terrible que literalmente nos debe hacer temblar: con él se puede construir o destruir la conciencia de los seres humanos; al lado de la televisión, la enseñanza Primaria o Secundaria es un juego de niños. Un niño de dos años se pone frente a la pantalla y recibe, de manera subliminal, una grave impronta. En los casos más obvios, se calcula que un niño de 10 años ha visto en televisión varios miles de asesinatos y torturas. Pueden imaginarse lo que eso supone para el desarrollo del espíritu de nuestro tiempo, tan proclive a la violencia. Lo peor son los filmes, las series criminales y sádicas; y, en segundo término, los documentales, que pueden estar hechos con buena o mala fe. El poder de la televisión es tan inmenso que un Estado Totalitario puede hacer lo que quiera de un pueblo.
Si cualquiera tuviese en sus manos la televisión de un país, podría hacer un pueblo budista, vegetariano o adventista del séptimo día. Por eso he recordado que, respetando la frase de Marx, la televisión es el opio del pueblo. La televisión es un poco la consecuencia de una época catastrófica, donde en tres cuartas partes del mundo ocurren las torturas más abominables. Es evidente que se promueve en el alma de los chicos esa tendencia natural al mal que, desgraciadamente, forma parte de la condición humana. Si está bien hecha es una auténtica escuela de violencia y el aliado más poderoso de la alienación del hombre contemporáneo; es de los peores vicios de la sociedad de consumo". —El País, domingo 14-11-86.
No repetiremos con el poeta que "cualquier tiempo pasado fue mejor", pero al menos, hace unos años teníamos un cine y una televisión que era para entretener y divertir y, aunque sabemos que el happy end era un piadoso engaño, sin embargo, no constituía una amenaza para la familia.
No me considero un puritano ni un retrógrado. Tengo los ojos bien abiertos. Tengo preocupación por los efectos dañinos que ya está haciendo en las familias la todopoderosa pequeña pantalla. El apóstol Pablo dijo: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".
Las parejas de los filmes de hoy rara vez se casan; ésa no es la moda, sino que con toda normalidad, la más virtuosa y encantadora criatura del elenco se acuesta con quien le apetezca, como algo muy natural. Nacen los niños sin padre y nadie se extraña ni lo reprocha. La permisividad y el relativismo es tal, que las escenas amorosas, con desnudos incluidos, rayan con la pornografía; "la mejor hecha de todos los tiempos", dijo con cierto cinismo un cantante de rock. El vocabulario usado en el cine actual y en la televisión no tiene linderos; a falta de originalidad, van las peores palabras "oportunamente dichas". Aun en el propio hogar se pueden recibir verdaderos atentados contra el amor, los buenos sentimientos y la paz. No me considero un puritano ni un retrógrado. Tengo los ojos bien abiertos. Tengo preocupación por los efectos dañinos que ya está haciendo en las familias la todopoderosa pequeña pantalla. El apóstol Pablo dijo: "Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará".
He aquí algunos consejos para hacer de la televisión algo útil con lo poco que le va quedando de bueno:
1. Hacer un serio análisis para ver quién manda en casa, la televisión o los televidentes. ¿Quién posee a quién? ¿Controlamos o somos controlados?
2. Procurar mejorar las relaciones familiares:
a). Orando a Dios, juntos, los unos por los otros.
b). Interesarse por el deporte, el trabajo o los asuntos sentimentales de los demás de la familia.
c). Ver juntos los programas escogidos y discutir o dialogar acerca de las actitudes dudosas de personajes.
d). Si los niños son pequeños, se les debe ir enseñando a hacer diferencia entre la realidad de la vida y la mentira del cine.
e). Promocionar juegos familiares sanos, donde los padres enseñen jugando a perder y no hacer trampas.
f). Promocionar la lectura de buenos libros en casa, no solamente de orientación cristiana, sino también seculares que los hay, y muy buenos, y con entrañables buenos ejemplos de amor, heroísmo, lealtad, etc.
g). Estar preparados para hacer valer, con buen criterio, nuestra opinión sobre los medios de comunicación y poner cada cosa en su lugar.
Gracias a Dios, porque estos medios también se usan para predicar el Evangelio y compartir a Cristo con otros.
EL DINERO
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Si bien es cierto que el dinero es necesario y puede ser de gran ayuda para la estabilidad de la pareja, no obstante, las estadísticas demuestran que un considerable número de matrimonios sucumben por causa del dinero, o la encontrada opinión de los cónyuges de su uso. Generalmente la mujer tiene un sentido de la economía bastante diferente al del hombre.
Las tarjetas de crédito lo han demostrado. Muchos maridos, para poder salir a flote, han terminado rompiendo dichas tarjetas, que si bien es cierto que son muy prácticas en la era tecnológica que vivimos, suelen ser una tentación y una trampa para quien los números no significan mucho.
Se cuenta de un humilde andaluz de Málaga, que tenía ganas de tener un talonario de cheques. Un amigo le aconsejó que depositara una pequeña cantidad en un banco, y que eso le daba derecho a tener un talonario. Así lo hizo y recibió su "flamante chequera", al mismo tiempo que el empleado del banco le decía muy amable:
"ya puede usted extender cheques con cargo a su cuenta corriente".
Las tarjetas de crédito lo han demostrado. Muchos maridos, para poder salir a flote, han terminado rompiendo dichas tarjetas, que si bien es cierto que son muy prácticas en la era tecnológica que vivimos, suelen ser una tentación y una trampa para quien los números no significan mucho.
Esa misma semana, el andaluz comenzó a pagar con cheques por todas partes. Como era conocido en la pequeña ciudad, le admitían los talones sin más averiguación. En diez días había gastado cinco veces el importe de su único ingreso. Un inspector del banco le visitó, para comunicarle que ya estaba en números rojos, o sea, sobregirado y con cheques impagados. El ingenuo malagueño, ni corto ni perezoso, le dijo:
"¿Cuál es el problema con el banco? ¿Que le debo dinero? Pues eso lo arreglamos enseguida; le hago ahora mismo un cheque a usted, y asunto resuelto".
Recuerdo un matrimonio al borde del divorcio, en una ciudad de los Estados Unidos, porque ella usaba las tarjetas de crédito como indiscriminadamente, y tenía al marido en serios apuros.
Lo ideal sería que siendo los dos una sola carne, una sola familia, una sola institución, tuviesen unos fondos comunes y un uso de acuerdo con el criterio de los dos, pero como no siempre es posible por múltiples causas de carácter, trabajos, responsabilidades propias de cada uno, la pareja cristiana debe, bajo el señorío de Cristo, poner el dinero como un bien para administrar, sin dejar que el dinero los gobierne.
Hay cosas a las que no se puede poner precio en dinero. ¿Cuánto vale la paz? ¿Cuánto cuesta una pelea en el matrimonio? ¿Cuánto cuesta un divorcio?
El apóstol Pablo dijo: "Raíz de todos los males es el amor al dinero".
Y ojo con las deudas. La sociedad de consumo les llama crédito en algunos países, y hacen lo indecible porque todo el mundo se ponga hasta el cuello. ¡Son tantas las facilidades!
Y ojo con las deudas. La sociedad de consumo les llama crédito en algunos países, y hacen lo indecible porque todo el mundo se ponga hasta el cuello. ¡Son tantas las facilidades! que es casi imposible resistir la tentación de comprar, aunque no haga mucha falta; de viajar a crédito, aunque no sea imprescindible; de satisfacer "pequeñas vanidades", sin las cuales se puede pasar muy bien.
Una buena oración con respecto a este posible enemigo del matrimonio sería: "Señor, todo es tuyo, lo que somos y lo que tenemos; haznos sabios administradores de tus bienes".
Ahí va Romeo
En su juventudgastó su saludbuscando dinero.En su senectudgastó su dinerobuscando saludY ya sin dineroy ya sin salud¡Ahí va Romeoen un ataud! --Anónimo
La Falta de Relación
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
La palabra cónyuge viene de "compartir el mismo yugo". Generalmente el yugo existe, no para tener a dos animales atados involuntariamente, sino con el propósito de tirar juntos de la carreta o del arado, etc. Si al estar en el mismo yugo por amor, no existe una buena relación, muy poca consistencia tiene entonces la pareja. En la época de las comunicaciones, la información nos llega de manera unilateral por la radio y la televisión. Esto crea personas solitarias con poca voluntad de comunicarse, sin ningún aprecio del diálogo.
Por otro lado, las prisas con que se vive y la lucha del hombre por competir con las máquinas, va en detrimento del diálogo y la buena relación.
Se cuenta que un padre estaba tantas horas fuera de casa que una noche llegó tarde y encontró a uno de los niños despierto; le acostó bruscamente y le pegó. Al día siguiente, el niño le dijo a la mamá: "Mami, ese hombre que suele venir aquí por las noches, me ha pegado".
Las prisas con que se vive y la lucha del hombre por competir con las máquinas, va en detrimento del diálogo y la buena relación.
En ocasiones, la falta de relación es cortada por una ofensa guardada donde no hubo diálogo sino pelea. Uno de los dos o ambos apelan al silencio. Tratan de sepultar aquello y esconderlo, como hizo Caín con Abel, creyendo que la situación quedaba así resuelta. Pero sucede que al no resolverse por el diálogo, con el arrepentimiento y perdón, si es necesario, queda el camino expedito para que se acumulen más ofensas, más situaciones de ofuscación y de terquedad, y cuando revienta toda esta ira contenida, estas heridas internas pueden llegar a situaciones desastrosas. La falta de relación trae indiferencia. Alguien dijo que la costumbre produce indiferencia. Si de algo hemos de cuidar nuestro matrimonio, es de la indiferencia. Es cierto que hay rutinas cotidianas que pueden llevar a la monotonía, pero es preciso que esto no nos lleve a la indiferencia del uno por el otro como una carne que somos.
La falta de relación trae también, como consecuencia, la soledad, especialmente de la mujer. Cuando digo esto estoy pensando, muy especialmente, en la mujer de los países menos desarrollados donde ella desempeña un papel de madre y ama de casa, más que de obrera de una fábrica o empleada de una oficina.
Puede ser que los detalles o problemas del trabajo del marido no los entienda la mujer y, por consiguiente, no le interesen mucho; pero es posible y sucede con mucha frecuencia, que el hombre está tan enfrascado en su trabajo, en su carrera y sus amigos, que no entiende el entorno y el quehacer sacrificial de su esposa. Hay unos elementos comunes en un hogar, de los cuales debe surgir el diálogo amistoso de dos buenos compañeros de viaje que tienen o deben tener los mismos intereses. Hay una cierta preocupación entre sociólogos y educadores por la merma de lo que ellos llaman el discurso. O sea, que los jóvenes van teniendo cada vez menos capacidad dialogante. Se pueden reunir varios jóvenes de ambos sexos durante horas enteras para oír música, beber, etc., pero las palabras son pocas y algunas son pura jerga, muy pobre de significado.
Hay unos elementos comunes en un hogar, de los cuales debe surgir el diálogo amistoso de dos buenos compañeros de viaje que tienen o deben tener los mismos intereses.
Estamos en el mundo de la imagen y de ahí que el inmenso, bello y necesario uso de las palabras va perdiendo terreno. El mismo lenguaje de la informática, al igual que otras ciencias, no es lenguaje de palabras.
Las novelas para leer en la pantalla ya están a la orden del día. El libro como lo conocemos hoy, parece que tiende a desaparecer o a quedar relegado a un plano muy inferior.
Las tertulias familiares y de amigos, son cosas del pasado, los medios de comunicarnos aumentan en eficacia, pero van perdiendo calor humano.
Pero a toda esta técnica, producto del progreso científico, los cristianos hemos de añadir el progreso espiritual y conservarlo donde es más necesario y valioso: en el hogar, en el matrimonio, dentro del marco de la familia, y donde se cultiva el espíritu, de acuerdo con la Palabra de Dios; el camino al diálogo y con él la buena relación entre los cónyuges debe estar garantizada
Ignorancia de la relación sexual
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Sobre este tema se ha vertido tanta tinta, se han vendido tantos libros, que alguien ha dicho:
"Cuando creemos que lo sabemos todo sobre el sexo, aparece un nuevo libro para explicárnoslo otra vez". Ha sido tal la exaltación del sexo que los adolescentes tienen hoy más información que la que tenían nuestros padres.
Así que estoy casi seguro que poco, o nada nuevo, aportará este capítulo, pero la repetición es el mejor maestro, dice un viejo adagio.
Los animales se aparean solamente en tiempo de celo. El hombre, por el contrario, en cualquier época, mantiene su deseo y capacidad de llevar a cabo el acto sexual, mientras lo permita su edad. El sexo es un apetito que Dios nos ha dado para la continuidad de la especie, como expresión de amor y estímulo para la intimidad: la entrega total mutua y el compañerismo. Eso es tan importante, que un funcionamiento inadecuado de la relación sexual puede traer inhibiciones, frustraciones, resentimientos, venganza y fracaso total. Por ignorancia, o por terquedad, en el matrimonio se puede dar con frecuencia lo de la mujer objeto, y de una forma tan sutil, que se puede convertir en una odiosa rutina o simple acto mecánico. En la tradición latina, y por causa del apetito sexual del macho, la mujer es más o menos enseñada a complacer siempre a su marido, en cuanto al sexo, a expensas de que tenga o no deseos.
Con un hombre inconsecuente, esto va mermando el verdadero amor, dándose la arbitraria situación del maltrato durante el día y el reclamo del sexo por la noche.
La mujer, salvo excepciones, al contrario del hombre, debe ser enamorada y estimulada con amor dentro del matrimonio, para que haga el acto sexual a gusto.
Con el movimiento feminista, se ha hablado mucho de la mujer tomando la iniciativa, lanzándose a la conquista del varón y llevándole al acto sexual; y esto puede ser válido hasta que llegan los hijos, y vienen los problemas. La época en que se acentúa más en la mujer la indisposición sexual, es en los 10 días próximos al menstruo, y cede sólo por lástima, por un gravoso deber, o por ser debidamente enamorada y estimulada.
En los países donde la mujer carece de derechos de igualdad, es muy común que la única arma que usa para castigar al marido, cuando éste la ha tratado mal, es negarle el sexo. Si esto es muy repetido y por largo tiempo, lejos de resolver la situación, crea o puede crear un estado de ofuscación casi enfermizo en el marido, alejándolo del diálogo, y el razonamiento.
En la tradición latina, y por causa del apetito sexual del macho, la mujer es más o menos enseñada a complacer siempre a su marido, en cuanto al sexo, a expensas de que tenga o no deseos.
En 1 Corintios 7:3-5, dice: "El marido cumpla con la mujer en el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco el marido tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás, a causa de vuestra incontinencia".
En los países donde la mujer carece de derechos de igualdad, es muy común que la única arma que usa para castigar al marido, cuando éste la ha tratado mal, es negarle el sexo.
Y termino con otra cita de Larry Chrinstensen: "Esposos y esposas debieran esperar que su relación sexual significara un tiempo de placer pasado juntos. Sin embargo, paradójicamente, una clave para esto es la aceptación total de su relación sexual, tal como es, aun cuando haya algunos problemas y frustraciones. Puede ser que una buena relación sexual no resulte de por sí. Puede tomar algún tiempo y algunos ajustes inteligentes de actitudes".
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No someterse a la voluntad de Dios
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
El primer gran fallo de la historia fue el fallo de una pareja, de un matrimonio. No cometieron ningún crimen, no cayeron en la idolatría, no tenían problemas de tipo laboral, económico o social; el error de ellos fue no someterse a la voluntad de Dios, que incluía no comer del árbol que estaba en medio del huerto, el cual era del bien y del mal.
Dios creó a la pareja a su imagen, para relacionarse con ella. Por eso el hombre, cuando estaba solo, no le satisfacía la limitada relación y comunicación con los animales. Por tanto, le dio ayuda idónea: la mujer. Eran libres y disfrutaban de todas las bendiciones de la creación a su alcance. La tragedia vino cuando dejaron de someterse a la voluntad de Dios.
Si seguimos el hilo de la relación de Dios con los seres humanos, veremos que comenzó con una pareja, más tarde con la familia, después con un pueblo, etc.
La primera vez que la palabra bendición aparece como sustantivo en la Biblia, aparece también la palabra familia y ligada a ella. Génesis 12:1-3: “En ti (Abram) serán benditas todas las familias de la tierra”. Esta promesa dada al padre de la fe, alcanza hasta el día de hoy a los hogares de creyentes en Cristo.
Si seguimos el hilo de la relación de Dios con los seres humanos, veremos que comenzó con una pareja, más tarde con la familia, después con un pueblo, etc.
¡Qué más pudiéramos querer que la iglesia fuera una familia; unida, educada conforme a la cultura del reino, que se reproduce y es portadora de la revelación divina para el hombre!
En la familia, como en la iglesia, están presentes todos los elementos indispensables para el establecimiento del reino.
—Líder (siervo): padre, madre.
—Una pareja: Condición indispensable para la reproducción y el apoyo.
—Hijos: Pertenencia mutua, responsabilidad, gloria, bendición y proyección futura.
En toda la enseñanza bíblica, tanto en las profecías como en las palabras del propio Cristo, la familia está presente como punto de referencia a los valores permanentes, como patrón válido e inalterable de la raza humana.
Dios mismo muchas veces se menciona como esposo, como Padre y hasta se compara con una madre.
Cuando dos almas se unen sinceramente en Dios, nada ni nadie tiene potestad de hoyar este terreno.
Cuando se trata de un matrimonio cristiano, éste debe ir más lejos que otro matrimonio del mundo. El cristiano no sólo busca la estabilidad de la pareja, la buena educación de los hijos, etc., sino también el establecimiento y la consecución del reino de Dios en el hogar.
Lo que Dios juntó, que no lo separe el hombre. Cuando dos almas se unen sinceramente en Dios, nada ni nadie tiene potestad de hoyar este terreno. Pero cuando, voluntariamente, la pareja cae en el desacato de la voluntad de Dios, puede ser tan vulnerable como un individuo sin defensas inmunológicas. Hay un orden de cobertura espiritual que aparece en la Escritura y que siento debo reflejar aquí:
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” 1 Corintios 11:3.
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo y El es su Salvador” Efesios 5:22-23.
“Casadas: estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas” Colosenses 3:18-19.
“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos... Vosotros, maridos, igualmente vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” 1 Pedro 3:1 y7.
La relación con Dios del marido depende en buena parte de su buena relación con parte de sí mismo, que es su mujer.
La intervención y el orden de Dios son relevantes en estos versículos. Ahora bien, esto que se puede ver como respeto mutuo, como compromiso de amor, como cobertura humana y divina; como identificación total, etc., algunos lo han dañado, sacándolo de cauce, con la llamada “sumisión a la autoridad” del marido.
Diremos primero que la palabra griega Exousia, que quiere decir autoridad o potestad, aparece 102 veces en el Nuevo Testamento, y en la traducción castellana Reina Valera se traduce como autoridad 7 veces y ninguna relacionada con el matrimonio.
Ya que hay una implicación espiritual en la sujeción de la esposa al esposo, éste debe ser, y es, la cabeza y, como tal, lleva una responsabilidad que va más allá de la provisión material para la familia. Watchman Nee, en su libro Autoridad Espiritual, basado potencialmente en el Antiguo Testamento, dice muy poco del matrimonio, en la página 66, párrafo segundo.
Ya que hay una implicación espiritual en la sujeción de la esposa al esposo, éste debe ser, y es, la cabeza y, como tal, lleva una responsabilidad que va más allá de la provisión material para la familia.
Si como recomienda Pablo, el hombre ama a la mujer como Cristo amó a la Iglesia, el hombre es una cabeza sacrificial y amorosa a la que no es nada difícil someterse. Pedro dice a las mujeres cristianas que estén sujetas a sus maridos, pero al marido le recomienda: “Vivid con ellas sabiamente (nada es menos sabio que el despotismo o la tiranía), dando honra a la mujer (no dando látigo), como vaso más frágil”. Esto está reflejado en la misma naturaleza física de la mujer, además de que es un ser más sensible emocionalmente, etc.
Como coherederas de la gracia. Si Dios le ha hecho heredera igualmente y bajo las mismas condiciones, ¿quién es el hombre para imponer su criterio contra el de Dios?
Para que vuestras oraciones no tengan estorbo. La relación con Dios del marido depende en buena parte de su buena relación con parte de sí mismo, que es su mujer.
Si Dios le ha hecho (a la mujer) heredera igualmente y bajo las mismas condiciones, ¿quién es el hombre para imponer su criterio contra el de Dios?
Ya sabemos que hay implicaciones de caracteres; circunstancias muy variopintas creadas por la sociedad moderna cambiante, y secularizada; que van a venir conflictos sobre prioridades, gustos, relación, etc., pero sin caer en el simplismo ni el fanatismo, podemos asegurar que si hay una constante y creciente búsqueda de la voluntad de Dios para el matrimonio y la familia, se logrará la victoria espiritual, ante la cual tiene que huir el fantasma de la división, los malos entendidos, y la muerte que acecha constantemente a la pareja.
La incorrecta educación de los hijos
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Los hijos no se pueden educar por recetas. Las normas fijas tienen un valor muy relativo cuando se trata de seres vivos. Hay buenos libros escritos por profesionales de la enseñanza infantil: psicólogos, etc. En este reducido espacio me referiré específicamente a los efectos negativos que tiene para el matrimonio la incorrecta educación de los hijos.
Dejando a un lado los patrones más o menos heredados de la educación que cada cónyuge ha recibido, creo de interés subrayar que como cristianos debemos velar y orar por la educación de nuestros hijos basándonos en unos valores que superan las normas sociales de conducta. Nos preguntamos una y otra vez: "¿A qué edad debe comenzar la corrección del niño como parte de su enseñanza?" ¿Quién debe corregir a los niños, el padre, la madre, o los dos a un tiempo?"
En cuanto al tiempo de comenzar a corregirlos, estoy de acuerdo que desde antes de estar en el vientre de la madre. Muchos sicólogos están de acuerdo en que la educación y comportamiento de la madre va a influir en la formación del niño. Así que si la madre está sicológicamente preparada antes del embarazo, esto ayudara a la buena formación del niño.
Cuando el niño es pequeño, es tan inocente y gracioso todo lo que hace, que puede embelesar a los padres para que éstos no se den cuenta que las malcriadeces que se permiten ahora, saldrán después como hábitos y costumbres dañinas.
Quien deja de hacer a tiempo con sus hijos lo que debe hacer como padre, al quererlo arreglar más tarde, pues más grave será el dolor.
En Exodo 4:24-26: "Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro y quiso matarlo. Entonces Séfora (su mujer) tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó ir, y ella dijo: Esposo de sangre a causa de la circuncisión".
Quien deja de hacer a tiempo con sus hijos lo que debe hacer como padre, al quererlo arreglar más tarde, pues más grave será el dolor.
La circuncisión solía y debía hacerse al octavo día de nacido. Se ha comprobado que es el tiempo ideal. Los judíos aún lo hacen, y así está mandado. No sabemos qué ocurrió, pero todo parece indicar que se había pasado el tiempo de circuncidar al niño, y es obvio que la culpa fue de Moisés. En otras palabras: él tenía por delante un liderazgo importante y tenía que comenzar poniendo en orden su casa. Así que su mujer tomó la decisión de circuncidar al niño con una piedra afilada, y sangró como para que Séfora acusara a Moisés de ser un esposo de sangre.
Decía un amigo, escritor y maestro:
"Donde casi todos los hombres inteligentes no lo son, es con la enseñanza de sus hijos". Existe el bien conocido error de creer que amamos más a nuestros hijos por las cosas que les damos, cuando en la realidad es que en una educación inteligente y equilibrada, tanto valor o más puede tener lo que no se les permite que lo que se les
La generación de hijos más ingratos que conoce la historia es la que comienza en los años del desarrollo industrial. Cuando los padres comenzaron a evitar que sus hijos pasasen dificultades como habían pasado ellos, y comenzó a surgir una juventud que lo tenía todo y acabó por volverse contra sus propios padres; y hasta el día de hoy, existe como estilo de vida entre los jóvenes culpar a los padres de todo lo que les ocurre; y muchas veces es verdad, pero no en el sentido que los jóvenes denuncian a sus incondicionales proveedores: papá y mamá.
La generación de hijos más ingratos que conoce la historia es la que comienza en los años del desarrollo industrial. Cuando los padres comenzaron a evitar que sus hijos pasasen dificultades como habían pasado ellos, y comenzó a surgir una juventud que lo tenía todo y acabó por volverse contra sus propios padres.
¿Quién debe hacerlo? Pues en algunos casos lo hace la madre y en otros, el padre. Dependiendo mucho del tiempo que cada uno pueda pasar con los hijos. El padre, como figura más fuerte, como el proveedor para el hogar, tiene oportunidades de corregir a los niños con ciertas ventajas. La madre pasa casi siempre más tiempo con ellos y su amor, su sabiduría y su paciencia, pueden influir muy positivamente sobre el niño.
Ahora bien, si el padre y la madre no se ponen de acuerdo en la corrección del niño, esto puede ser en extremo perjudicial. Un ejemplo de este perjuicio es que cuando uno de los dos corrija al niño, el otro salga en defensa del hijo y peor aún, ofendiendo o levantando la voz con ira, o enfadado en presencia de la criatura; y no olvidemos que los niños aprenden más de lo que ven hacer a sus padres, que de todos los sermones y amenazas que escuchen de éstos.
Si el padre y la madre no se ponen de acuerdo en la corrección del niño, esto puede ser en extremo perjudicial.
En cuanto a si se debe o no usar la corrección con castigo físico, debemos decir que unos niños lo necesitan, pero otros no. Algunos niños sólo se convencen cuando se les castiga, si se les pega sin ira, con cuidado de que no parezca un abuso; y explicando al niño la causa de este castigo, puede ser mejor que dejarles sin ninguna corrección.
El libro de Proverbios tiene algunos consejos que cada uno debe mirar y aplicar conforme a su situación:
"Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirle" Proverbios 19:18.
"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" Proverbios 22:6.
"Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma" Proverbios 29:17.
Y el apóstol Pablo advierte: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor".
Cada grito es un ruido que mengua el respeto y, por tanto, va destruyendo el amor.
Se dice que quien más grita menos razón tiene, así como el que más jura es el que más miente.
Los gritos son una interferencia de la comunicación. Muchos animales, inclusive, no los soportan.
La necesidad de los niños de los abuelos, silos hay; hablarles de ellos. El ser humano necesita conocer sus raíces. Si hay abuelos cerca, ellos por lo general tienen más tiempo y llegan a comprender casi mejor a los niños que los padres jóvenes.
Recomiendo leer detenidamente en familia, como final de este punto, Deuteronomio 6:5-9.
El descuido de los detalles
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Las grandes cosas están formadas por partículas muy pequeñas. Un matrimonio es una pareja de novios que se han casado. La vida está compuesta de detalles, de cosas muy sencillas. Es incomparable la alegría de comer de los pobres. No somos más que niños grandes. Aunque seamos muy modestos, una palabra de alabanza o de elogio siempre surte sus buenos efectos.
Es más común en el hombre el olvido de los detalles. La mujer es más sensible a ellos y los necesita más. Decía un poeta: "Eres tan mía que hasta te desatiendo". El verso está logrado, pero en el matrimonio hemos de llevar una maleta que dure todo el viaje, bien cargada del abono de los detalles. El olvido de un cumpleaños, de un aniversario de bodas, de algún hecho feliz y sobresaliente de la pareja, es algo casi imperdonable por la mujer.
Unas flores, algo que parece tan frívolo, pueden hacer saltar de alegría el corazón de una esposa. Un perfume, una salida a comer fuera, una invitación a ir de tiendas, etc., son detalles que refrescan y hacen agradable la vida matrimonial. A la mujer hay que aconsejarla menos, porque generalmente ella responde y recompensa con creces las atenciones del marido, a menos que sea una criatura muy extraña y retorcida. Una llamada por teléfono desde cualquier lugar, una tarjeta, o carta, si hay largas ausencias, hacen a la esposa sentirse orgullosa del "mejor marido del mundo".
Unas flores, algo que parece tan frívolo, pueden hacer saltar de alegría el corazón de una esposa. Un perfume, una salida a comer fuera, una invitación a ir de tiendas, etc., son detalles que refrescan y hacen agradable la vida matrimonial.
Quiero compartir algo con las esposas cristianas. Siendo yo profesor de enseñanza secundaria, de 23 maestros sólo cuatro éramos hombres. Muchas de aquellas maestras, en las horas libres que les permitía el programa, tejían calcetines u otras piezas de vestir, bordaban anagramas en pañuelos o en camisas, para agradar a sus maridos. Ellas querían tenerles contentos, y una que otra decía: "Hay mucha competencia y viene una lista y te lo quita".
La cristiana suele estar segura de su marido. El no la va a engañar. El ama a Dios y le teme, y como la confianza y la costumbre producen indiferencia, hay hermanas en la fe que esperan a sus maridos sucias y desgreñadas, que invitan más a huir que a besarlas. El arreglo de la casa (esto cuando la mujer no trabaja fuera, pues en caso afirmativo, un buen detalle del hombre es echarle una mano de igual a igual para mantener la limpieza y el orden) y tener las cosas a tiempo, colaboran grandemente a la armonía.
Los piropos entre esposos son los más apreciados del mundo. Es verdad que muchas veces nos da vergüenza decimos algunas cositas de enamorados, pero cada uno o cada una, debe usar sus propios métodos para estos detalles.
No debe usarse la palabra feo, o fea, u otras peores como gordísima, monstruoso, apestoso, etc.
Se puede decir de un vestido, que te queda mejor que otro, pero no que aquel te queda mal, o te hace fea.
Recuerdo todavía un piropo que me dijo mi esposa hace ya varios años. Estuvimos con un compañero del ministerio pasando el día. Tras separarnos de él, en un comentario sobre que teníamos la misma edad éi y yo, ella me dijo sin vacilar: "Pues la verdad, parece más bien tu padre". Esto me hizo sentir joven. Nada, una tontería, pero me gustó mucho.
Los piropos en el acto sexual son buenas pruebas de cariño, cuando hay amor, y no deben ser despreciados. En un momento en que las emociones están a tope, se pierde la vergüenza de decir frases cariñosas y no dejan de tener autenticidad. Por el contrario, cuando hay indiferencia, falta de amor y de respeto mutuo, la pareja puede llegar a decirse horrores para estimularse.
Y por último, nunca viene mal una buena dosis de humor. Hay cosas que tienen solamente la importancia que le demos. Es necesario reírse y, si es posible, hasta de uno mismo. El matrimonio es una cosa seria, pero a la vez divertida. Muchas peleas grandes comienzan por una tontería sin importancia. A menudo, un poco de buen humor apaga el fuego de la ira.
Se cuenta de una pareja que llevaba veinte años de casados. Un día ella quiso hacer el plato favorito del marido, pero le quedó intragable. Así que se lo sirvió, esperando el reproche. El comenzó a comer y, de pronto, se puso de pie, fue donde su mujer, la tomó en los brazos y comenzó a besarla. Ella, más confundida que alegre, le preguntó: "¿Por qué me besas y haces esto si ese plato me ha quedado horrible?", a lo que él respondió: "Lo hago porque has guisado como una recién casada".
! Ah!, un detalle: No olvides poner delante de Dios a tu cónyuge; es lo más precioso que te ha dado y pide, además, que te de la sabiduría necesaria para que tu matrimonio siempre sea cosa de tres.
El materialismo
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Cuando señalo este enemigo del matrimonio, no me refiero al materialismo como sistema o como filosofía política, sino a la búsqueda incesante de lo material.
Vivimos en una sociedad de consumo en la que muchas veces nos vemos consumidos. Lo que la tecnología nos da por un lado, nos lo quita por otro, si no buscamos de verdad el reino de Dios y su justicia. Parece que todo está hecho para una sociedad en desarrollo, que va marcando a los débiles y marginando a los que no pueden competir. La propaganda nos hace creer que son indispensables cosas que podríamos pasar sin ellas.
Cada día se llenan más y más las viviendas de adornos, aparatos y muebles, pero van quedando más vacíos de calor familiar.
Preferimos trabajar más y hacer un buen depósito bancario, o competir con el último equipo de sonido o mueble que ha adquirido el vecino, que invertir más horas en el hogar y depositarlo en los hijos, en la esposa.
Esta idea de la autosuficiencia, al final, nos hace cada día más vulnerables ante la realidad humana. Cristo dijo: "No sólo de pan vivirá el hombre".
El materialismo es un enemigo muy sutil, porque la motivación o finalidad es aparentemente buena. Cuán a menudo observamos con tristeza que lo que se gana en bienes materiales se pierde en compañerismo, en calor familiar.
El dueño de una empresa de juguetes, ante la recesión económica, dijo muy animado a sus colaboradores: "No habrá crisis en la venta de juguetes, aunque la economía de la nación está semiarruinada. Los juguetes se seguirán vendiendo cada día más porque los padres, al no poder estar con los hijos, descargan un poco de su culpabilidad al regalarles juguetes". Es algo así como las ganas de darle vida e identidad a quien no la tiene, y disfrazar la vida y la identidad de quien la debe tener. Esto es un negocio, un producto del marketing, pero aprovechando una real y triste conyuntura social. Cada día se fabrican más casas, pero se destruyen más hogares. Cada día se llenan más y más las viviendas de adornos, aparatos y muebles, pero van quedando más vacíos de calor familiar. Se trabajan más horas y se contraen más deudas para adquirir el automóvil del año, o sea, un vehículo para salir, pero se pierden el placer de entrar y estar en casa.
En esa lucha materialista desesperada, manipulada en gran parte por los intereses creados, no nos queda tiempo de mirar los valores que ya tenemos, porque corremos detrás del tesoro incierto de los placeres momentáneos.
Cristo lo dejó ver en la parábola del Hijo pródigo, en la que buscaba desesperadamente fuera lo que tenía de sobra en casa.
El materialismo es un enemigo muy sutil, porque la motivación o finalidad es aparentemente muy buena. Cuán a menudo observamos con tristeza que lo que se gana en bienes materiales se pierde en compañerismo, en calor familiar.
Con tratamientos distintos, este ejemplo, se repite en la literatura, como en el caso de La Balada del Buscador de Tesoros, de José A.Buesa:
Nadie supo su nombre:Era un solo ojo gris y una pipa apagadaDoscientos años antes,hubiéramos creído que era un viejo pirata.
Su casa, frente al mar,era apenas un techo y una tapia.A veces parecía menos viejo,hablando de tormentas y de islas lejanas...
No, no, ya no hay tesoros;yo lo sé bien... —decía y suspiraba—.El humo de la estufalo hizo toser de pronto,cuando quemó sus mapas.
‘Buscador de tesoros,le crecieron las manos en el pico y la pala.Cien años removiendo litorales de olvidoy nunca encontró nada...
Cuando murió en un sueñola canción del domingo movía las campanas.Se quedó para siempre con las manos vacías.Su pipa estaba rota debajo de la hamaca.
El cementerio de pescadoresera un muro de conchas al final de la playa.Aquella noche subió el mar.Fueron sesenta cruces humildes bajo el agua.
Y dijo el cura: "Hay que enterrarloaquí, en el patio de su casa"(Sin su pipa en la boca parecía más viejoYo le eché en un bolsillo su cuchara de plata).
Algo tembló en su mano,al olor de la tierra y el ruido de las palas.Y nosotros cavábamos la fosa, con el largo de un remocon el ancho de un anda.
Y sabedlo: allá abajo,Miska, el grumete cojo vio una cosa olvidada.Y era un cofre, sabedlo:¡Y fue un fulgor de joyas cuando saltó la tapa!
Cien años removiendo litorales de olvido,y nunca encontró nada."No, no, ya no hay tesoros;yo lo sé bien..." —decía y suspiraba—Oh, nadie como él, nadie, conocía las grutas de las islas lejanas.Y estaba allí, sabedlo:¡allí, en el patio de su casa!
Nadie supo su nombre: era un solo ojo gris y una pipa apagada.
Conclusión: Perdió toda su vida buscando tesoros por las islas y los mares y, sin embargo, lo tenía en el patio de su casa.
J. Luis Perales, el famoso compositor y cantante español, en Una barca llamada Libertad, expresa algo más fugaz y no muy materialista, pero sí egoísta, este mismo sentir.
Con esto no estoy queriendo decir que el cristiano se quede sin prosperar, sin progresar, sin emprender, sin querer mejorar su situación económica, porque esto es parte del plan de Dios para los suyos; sino que al hacerlo busquemos sabiduría para dar lugar a lo espiritual: saber parar a tiempo, si se pone en juego la estabilidad del matrimonio.
Que sepamos de una vez por todas, que armarios y joyeros llenos, no compensan el perjuicio de corazones vacíos de amor.
Si se poseen las cosas y se pueden disfrutar juntos y en paz, enhorabuena; pero si las cosas o el medio para conseguirlas nos poseen, entonces somos esclavos y no libres para cumplir el propósito de Dios en nuestro matrimonio.
"Buscad el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" —dijo Jesús—. Pero cuando buscamos las añadiduras primero, el reino de Dios y el pequeño reino del hogar quedan relegados a un segundo plano, y eso se paga muy caro.
La intromisión de terceras personas.
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
El matrimonio es un pacto único, no se parece a ningún otro convenio o contrato. Es en el matrimonio donde la matemática divina hace que "uno más uno sea igual a uno".
"Y serán una sola carne". Se llega a tener más confianza en la esposa, que la que tuvimos con nuestra madre. De igual manera, la esposa encuentra en el marido un apoyo y una confianza tal, que es difícil haberla tenido con persona alguna dentro o fuera de la familia paterna.
En este pacto lleno de intimidad, de responsabilidad y de valioso aprendizaje, la intromisión de otra y otras personas puede ser una piedra de tropiezo.
En el caso muy frecuente de las suegras, los chistes tienen bien ganada fama, porque, salvo honrosas excepciones y sobre todo respecto a la madre de él, no es muy fácil la total armonía.
"Y serán una sola carne". Se llega a tener más confianza en la esposa, que la que tuvimos con nuestra madre. De igual manera, la esposa encuentra en el marido un apoyo y una confianza tal, que es difícil haberla tenido con persona alguna dentro o fuera de la familia paterna.
Una madre casi nunca encuentra a una mujer ideal para su hijo. Si una madre es un poco dominante y logra meterse en el hogar de su nuera, puede causar un gran daño. Ella sigue viendo a su "niño" como si estuviera en casa. Quisiera que tuviera las mismas comidas, el mismo cuidado, que no pase ningún tipo de trabajo, etc. Encima reclama que la visiten a ella con más frecuencia que a otros familiares, sólo para continuar viendo y alimentando a su "bebé".
Está enamorada de su "niño" y, en sus actitudes, deja ver que su nuera es un estorbo.
Pocas esposas soportan tal presión y si el esposo-hijo no es muy sensato, nada menos que una madre, una buena mujer, se convierte en tropiezo para el matrimonio de quien quiere tanto. Ella no puede concebir que su mujer no tenga que darle las mismas cosas que ella; que su hijo no se ha casado con una madre, sino con una mujer que él escogió por amor, para ser su compañera, y que con esta nueva relación su vida ha cambiado y sus gustos y deberes también.
Una singular poetisa norteamericana, en unos versos muy originales, menciona la madre que su hija encuentra a un hombre tan bueno que la ayuda en todo, la tiene como a una reina. O sea, su hija es muy dichosa. Pero se lamenta de lo desdichado que es su hijo, que se ha casado con una mujer que es una muñeca, que él se lo tiene que hacer casi todo.
En otras palabras: que el hijo de otra madre atienda bien a su hija lo considera una suerte, pero que su hijito lo tenga que hacer con su mujer, es una desgracia.
Las madres de las esposas suelen ser menos agresivas y, con frecuencia, se hacen aliadas de sus yernos, aunque si viven juntos puede ser muy problemático. Puedo decir con alegría y gratitud al Señor, que mi suegra siempre ha vivido con nosotros y ha sido una gran bendición. Claro, una mujer muy cristiana, viuda, y una gran admiradora de mi ministerio, da referencias para la excepción.
También debo decir que una madre sabia y cristiana, puede ser de gran ayuda para el matrimonio de su hijo o su hija. Ella tiene experiencia y si sabe guardar la distancia y respetar las prioridades puede ser de bendición, como Noemí lo fue para Rut la moabita. Cuesta mucho, cuando se tienen más de cuarenta años, comprender que las costumbres cambian de una a otra generación; que la crianza de los hijos no suele ser igual; y esto requiere una gran lucidez en una madre-suegra-abuela, y una gran paciencia para poder colaborar sin llegar a ser la dueña y señora de la situación.
Otras veces las amigas de ella o los amigos de él pueden ser hasta inconscientemente enemigos del matrimonio.
Existe la amiga o vecina que cuenta lo bueno que es su marido, de la manera que la trata, lo mucho que la considera, de lo cariños que es, y aunque esto muchas veces no es verdad (ya quisiéramos muchos esposos ser tan buenos e inteligentes como dicen nuestras esposas), sin embargo siembra la envidia y el deseo de imitar en su matrimonio a su amiga o vecina.
En otras palabras: (hablando de La suegra) que el hijo de otra mujer atienda bien a su hija lo considera una suerte, pero que su hijito lo tenga que hacer con su mujer, es una desgracia.
Ningún ser es igual a otro. Ningún matrimonio es igual a otro. La relación humana es tan compleja por eso. Pues si la esposa comienza a reclamar que la trate como el esposo de su amiga o vecina, esto crea un sentimiento de frustración y la natural defensa del cónyuge, que se siente ofendido por la comparación.
Por regla general los amigos de él, lo que suelen es soltar fanfarronadas acerca de su autoridad y su dominio absoluto de su mujer. Se pueden oír frases como: "Si mi mujer me habla de esta forma, la echo de casa o le doy una paliza".
En resumen, el matrimonio es un pacto sagrado y nadie tiene derecho a entremeterse en él si ninguno de los dos no quieren. Es preciso guardar discreción con nuestra compañera/compañero, y no tratar de copiar fórmulas ajenas, y mucho menos recibir consejos de quienes no están capacitados para darlos.
El cristiano tiene la ventaja de consultar la Palabra de Dios, de inquirir del Señor sabiduría y paciencia para llevar en paz y con amor su hogar y, además, consultar al pastor que vela por sus almas en caso de necesidad o a un consejero cristiano para matrimonios, que los hay.
Una tercera persona inmiscuida en la educación de los hijos, se da en el caso de familiares que sobornan a los niños para atraerlos hacia ellos con regalos, o bien consintiéndoles cosas que los padres no les permitirían por el propio bien de los inocentes.
En estos casos es preciso usar de sabiduría, e ir al grano con la persona implicada, hacerle saber que se agradece la buena voluntad de querer ganar la simpatía y el cariño de los niños, y diciéndole que hay ciertas cosas que, como padres, les gustaría llevar ellos. No olvidemos que es mejor ponerse rojo una vez, que cien veces rosado.
La incompatibilidad de caracteres.
Tomado de 20 Enemigos Del Matrimonio -Copyright © 1989 por Rodolfo Loyola-
Al principio, mencionamos la precipitación como un enemigo del matrimonio. El noviazgo puede cumplir una función importante en el conocimiento de la pareja. Esto es algo demasiado sabido. Aunque hay quienes, una vez enamorados, esconden su verdadera personalidad y otras veces, los defectos no se ven o se disimulan.
Todos los seres humanos no reaccionamos igual frente a las mismas circunstancias. Un ejemplo nada más a manera de ilustración: Un hombre encuentra a su mujer con un amante. Tranquilamente manda que se marchen los dos y él se queda en casa. Ante esta misma situación, otro sujeto toma un arma y mata a su mujer. Pero un tercero, mata a los dos y se mata él. Aun un cuarto, deja que el amante se marche y él se queda con ella, deseando, además, retenerla y mimarla.
Se suele dar el caso muy común de que dos personas, con caracteres totalmente opuestos, se hacen buenas amigas.
Pero pongamos por caso el de una pareja que ambos son dominantes. A la hora de decidir no se ponen de acuerdo, sólo porque el otro no se salga con la suya.
Luego está la persona dominante, pero que además es de ideas fijas; si se casa con una persona noble, que razona y prefiere el diálogo, pueden suceder dos cosas: Que la persona noble se resigne a ser la víctima, o que se separen.
Puedo poner innumerable cantidad de casos de incompatibilidad, pero considero oportuno decir que una persona entregada incondicionalmente a Cristo, puede ver la mano de Dios obrando en su carácter, mejorando su comportamiento, y aprendiendo de las palabras del apóstol Pablo: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros". Cristo es el Rey de la reconciliación. El pudo reconciliar a discípulos suyos que eran humanamente irreconciliables. El vino a reconciliar al judío con el gentil, etc.
Valga un ejemplo personal, sin ninguna intención de hacer de modelo, ni mucho menos. Mi esposa y yo somos muy diferentes. Yo muy extrovertido y comunicativo; ella muy parca en hablar y con temor a nuevas situaciones sociales. Yo muy desordenado para mis cosas personales y de la casa; ella sumamente ordenada en todo. Yo enamorado de la lectura, admirador de escritores y poetas; ella muy práctica, más bien con mucha sensibilidad musical. En ocasiones yo salía a comprar comida o algo para la casa y regresaba con una bolsa de libros, muy ilusionado y dichoso de haberlos conseguido.
De manera que no fue demasiado fácil, pero dos cosas resultaron esenciales para nuestro matrimonio fácil, Una, que nos amamos mucho desde el comienzo, y la segunda, que ambos buscábamos agradar a Dios.
Así que con el tiempo y estos factores, a ella le encanta que yo hable y a mí su silencio me relaja.
Yo soy bastante más ordenado y ella más tolerante.
Yo sigo leyendo y gustándome la poesía, pero con más mesura; ella lee más ahora y le encantan los poemas que le he escrito y que se los he ido poniendo en lugares de la casa donde los tenga que ver y en ocasiones muy oportunas.
La persona dominante, pero que además es de ideas fijas; si se casa con una persona noble, que razona y prefiere el diálogo, pueden suceder dos cosas: Que la persona noble se resigne a ser la víctima, o que se separen.
Si no llegamos a amarnos de verdad y tener el señorío de Cristo sobre nuestras vidas, podíamos haber puesto de por medio esas palabrotas largas que tantos han tenido como excusa para romper sus matrimonios: Incompatibilidad de caracteres.
La deslealtad
Al decir deslealtad no me refiero únicamente a la traición que culmina en el adulterio. Sino también a la honra que se deben mutuamente marido y mujer en todos los sentidos. Es de mal gusto y deja mucho que desear, cuando esposo o esposa exponen los errores o defectos de su cónyuge ante familiares, amigos y conocidos.
En cuanto al trato con el sexo opuesto, un verdadero esposo cristiano, o una esposa cristiana, no deben permitirse el lujo del coqueteo o la apariencia de no estar comprometidos. En un cambio de trabajo, de vecindario o de amistades, un casado o una casada deben mostrar con orgullo que lo son.
Es una deslealtad cometer el error de ver u oír voluntariamente cosas que van contra el matrimonio, y permanecer callados.
Si se da el caso, como suele suceder con los profesores y maestros que suele haber, según el país, más mujeres que hombres; si un cristiano se ve en esa situación y habla delante de sus compañeras dando honra a su esposa, a ellas no les agradará mucho en el momento, pero para sus adentros admiran a este hombre y lo respetan, a la vez que envidian a su mujer.
Es una deslealtad cometer el error de oír ó ver voluntariamente cosas que van contra el matrimonio, y permanecer callados.
El Padrenuestro dice: "No nos metas, o no nos dejes caer en la tentación". Cristo dijo esto como modelo de oración, y ésta es una de las tres peticiones con relación a las necesidades humanas. Por desgracia, hemos visto matrimonios cristianos destruidos por la deslealtad. ¿Falló el cristianismo, falló Cristo? No, el hecho de que haya accidentes aéreos, no significa que la aviación sea mala. Para consumar el pecado del adulterio, hay que codiciar primero, llevarlo a la mente, buscar las oportunidades, dejarse llevar por los apetitos y no por el Espíritu, ser infiel al Señor primero, dejar la relación con él, hasta que con la voluntad derretida y la mente cargada de deseos, se rompe el pacto de fidelidad más entrañable e importante que un ser humano hace con otro.
Sabemos que el cine, y ciertas revistas, han puesto de moda el amor libre y el adulterio.
Como son expertos, juegan con todo tipo de situaciones y casi siempre el adulterio está justificado. Algunas veces es el adulterio doble, que logra diálogos muy sugerentes, y agudos. Han creado el tipo de cónyuge desvergonzado que sabe que le están traicionando y continúa tan normal como si nada sucediera. Dice la Palabra: "No os conforméis a este mundo, sino antes transformaos por la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta. No tomar la forma del mundo". La palabra viene del latín: horma, y de ella se deriva toda una familia de palabras: informa, uniforme, fórmula, formulismo, formular, deforme, transformación, etc.
Sólo el Señor puede transformar para que no volvamos a tomar la forma del mundo.
Pablo dice a su hijo Timoteo: "Huye de los deseos juveniles..."
Alguien dijo: "Que no se sabe hasta qué edad se dan los deseos juveniles".
El apóstol Santiago dice: "Resistid al diablo y de vosotros huirá". Y levanta su voz con autoridad para declarar: "Almas. adúlteras, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con DiosT'
El adulterio del alma es la infidelidad a Dios, y cuando se es infiel a Dios, esto conlleva una serie de infidelidades siendo la más funesta la del matrimonio. El diablo alimenta la traición. Si has concebido la deslealtad, el diablo te ayudaría. Fue el diablo quien alimentó la deslealtad a Dios de Adán y Eva; fue él quien metió en el corazón de Judas la traición a Jesucristo.
Quiera el Señor que por encima de todas las circunstancias podamos escribir en nuestras vidas, con caracteres luminosos, delante de Dios y de los hombres, la palabra FIEL.
Sabemos que el cine, y ciertas revistas, han puesto de moda el amor libre y el adulterio. Como son expertos, juegan con todo tipo de situaciones y casi siempre el adulterio está justificado.
La Intolerancia
Al revés de lo que se pensaba, el mundo se va volviendo más intolerable. Hay intolerancia política, racial, nacional, regional y hasta en el deporte, donde ya se cuentan los muertos por cientos, por el fanatismo y la intolerancia.
Un intolerante en el matrimonio puede que no lo destruya, pero lo hace gravoso, y si los dos son intolerantes, mejor es un manicomio o una cárcel que un hogar así.
Hay personas que se han criado en un ambiente de intolerancia, donde los gritos ahogan el diálogo, donde las palabras ofensivas son el pan de cada día. Al llegar al matrimonio, pasado el primer tiempo, sale la fuerza de la costumbre y comienzan las exigencias o los reproches propios de la intolerancia.
Los hijos únicos suelen ser (salvo honrosas excepciones) bastante intolerantes. Se han criado en un mundo donde todo ha girado alrededor de ellos y donde todos han procurado complacerles y mimarles. Por consiguiente, les cuesta convivir con una persona a la que le debe atenciones y cuidados en igualdad de condiciones.
Una buena manera de tratar con el intolerante es hacerle saber, por medio de ejemplos de tolerancia, por medio del silencio, y hasta por medio del humor, que el intolerante también se equivoca, que hemos de pensar y dejar pensar, creer y dejar creer, hacer y dejar hacer, todo ello dentro de un marco de orientación cristiana.
"Quien no tolera en las comidas ciertos sazones, puede que no tolere otras muchas cosas"
Una de las cosas que chocaba mucho a los fariseos de Jesús era su tolerancia con los publicanos, las rameras y los borrachos. Le llamaron amigo de publicanos y pecadores. Jesús los toleraba, sin embargo les ayudaba a liberarse, mientras que los fariseos los odiaban y nunca podían alcanzarlos.
Jesús fue tolerante con los samaritanos; El no quiso que los discípulos oraran para que descendiera fuego sobre ellos como castigo por no recibirle.
Jesús fue tolerante con los cobradores de impuestos, y llegó a hacer un milagro para pagar el suyo y el de Pedro, aunque era injusto y añadió Jesús: "Para no ofenderlos".
Jesús fue tolerante con los doce apóstoles. Les toleró la torpeza, el egoísmo, los celos, las dudas, la ignorancia, la violencia de ellos, mientras que los iba moldeando con su carácter, con su ejemplo, con su palabra. Y no nos equivoquemos; la tolerancia no está peleada con la rectitud de corazón o la fidelidad a principios bíblicos. Todo lo contrario, sólo los de profundas convicciones se pueden permitir el lujo de ser tolerantes. El intolerante muchas veces condena en otros sus propios defectos: proyección.
Un joven que veía el mal comportamiento de los hijos de un amigo, le dijo: "Si fueran hijos míos, les daba una paliza diaria". El amigo le respondió: "Si fueran hijos tuyos, yo también les pegaría a matarlos".
El intolerante muchas veces condena en otros sus propios defectos: proyección.
Alguien dijo: "Es mejor que digas palabras dulces, no sea que te las tengas que comer".
Mal enemigo es la intolerancia; no les des cabida en tu hogar.
En vez de terminar con una cita bíblica, lo voy a hacer con las dos primeras acepciones de la palabra tolerar, en el Diccionario Enciclopédico del Reader's Digest:
a) Sufrir, llevar con paciencia.
b) Disimular o permitir algunas cosas sin aprobarlas expresamente.
La mentira
La mentira es siempre condenable, y más en un cristiano; pero la mentira entre esposos es una gran ofensa y una falta de respeto a uno mismo. La mentira, si se reincide en ella, crea la desconfianza; y si hemos de vivir desconfiados de la persona que amamos y con la que hemos echado nuestra suerte para toda la vida, es como llevar una espina en un lugar muy vulnerable del cuerpo. Quiero advertirles que callar cosas del pasado o hechos desagradables que puedan causar hondas heridas, no es mentir; eso es discreción y tacto. Hay una corriente venida de cierta escuela psicológica, que aconseja a la pareja contarse todo, absolutamente todo y esto, que parece ser una gran terapia y un paso hacia la transparencia, sin embargo, mal usado, puede ser un desastre.
He conocido parejas jóvenes que marchaban muy bien como matrimonio cristiano, pero en alguna reunión los animaron a contar todo, absolutamente todo a su cónyuge, y se han puesto a revolver y sacar cosas del pasado que inclusive habían entregado a Dios para ser perdonadas, creando verdaderas heridas, amarguras, y malos entendidos.
Cuando existe la verdad y la sinceridad en el matrimonio (la hipocresía es la mentira con máscara de verdad), los hijos perciben esa enseñanza y no apelarán fácilmente a la mentira.
Me impresionó mucho un matrimonio que en su 50 aniversario de boda ella dijo: "El siempre me ha dicho la verdad. He confiado siempre en él y no me ha defraudado". Y él subrayó: "Ella me enseñó.
Cuando existe la verdad y la sinceridad en el matrimonio (la hipocresía es la mentira con máscara de verdad), los hijos perciben esa enseñanza y no apelarán fácilmente a la mentira.
Con frecuencia jugamos como familia, ya sea a las cartas, al dominó o al Scrable y, como norma, ni jugando hago trampas. La trampa es una mentira y quien abusa de ella en el juego, no le será difícil practicarla en la vida.
Dentro del espectro de la mentira están: el falso testimonio, la calumnia, la hipocresía, etc.
La rutina e indiferencia
La costumbre produce indiferencia; esto es bien sabido. Pero en el matrimonio, la indiferencia puede convertirse en un pesado yugo que lleva a la apatía total, al aburrimiento y la tentación del escape.
El matrimonio es un árbol compuesto por dos troncos juntos, que necesitan ser regados y atendidos cada día.
Algunos psicólogos y consejeros recomiendan salir de la monotonía saliendo de viaje uno de los dos, y pasando unos días fuera. Esto da oportunidad a mirarse desde otra perspectiva; en la ausencia, se puede echar de menos a la otra persona y despertar a la realidad de la necesidad del uno del otro.
El matrimonio es un árbol compuesto por dos troncos juntos, que necesitan ser regados y atendidos cada día.
También es recomendable salir juntos y cambiar un poco de aire, de lugar, y de actividades.
Esto no siempre es posible. Ni tampoco todas las parejas caen en la rutina o la indiferencia. No se puede avivar el amor con recetas, ni se le pueden poner vacunas a un muerto, pero es posible que haya algo de útil en los 12 consejos siguientes:
COMO HACER MAS AMENO UN MATRIMONIO
1. Variando algo la comida. Tanto en su contenido como el horario.
2. La ropa. A veces hay abandono en cuanto a la ropa, y teniendo posibilidades de estrenar vestido o trajes nuevos, siempre se anda con lo mismo. ¿No os habéis fijado cómo nos aburre una tienda que nunca cambia los muestrarios de sus escaparates? Igual nos pasa con los seres humanos.
3. Las salidas o escapadas solos. Si es posible pasar alguna noche fuera, en un lugar donde se pueda, inclusive cambiar el hábito de hacer el amor. Este recuerdo servirá como estímulo para ocasiones sucesivas.
4. Arreglos o cambios en la casa. Tanto en el tiempo en que esto se hace como lo agradable de algo nuevo hecho, trae un aire fresco y acogedor.
5. Tener una visita por un par de días. Especialmente entre cristianos, estos intercambios son muy beneficiosos. Inconscientemente la pareja más amena, más activa y quizás más espiritual, ejerce influencia sobre la que está peor. Necesitamos ser medidos por las vivencias de otros. A veces el ser confrontados con ejemplos de parejas que se quieren y disfrutan de su matrimonio, lo tomamos como un desafío y Dios nos bendice con tiempos de refrigerio.
6. Orar juntos por situaciones específicas. Al unir los corazones delante de Dios con un propósito definido, la oración suele traer sobre el que ora un espíritu de unidad, compañerismo y amor. Es casi imposible que dos que oran juntos y de todo corazón, caigan en la rutina o la indiferencia. La oración desarrolla un poder creador y restaurador en todo lo que toca, y sí cuando oramos hay algo que no es la voluntad de Dios, El nos lleva la Palabra y nos saca de la monotonía; nos llena de su Espíritu y nos emborracha de gozo. (De más está decir que muchas parejas no cristianas, al caer en la rutina y la indiferencia, se entregan al alcohol y llegan al desastre total).
7. Si hay niños (siempre ellos nos hacen la vida más amena, aunque a veces más difícil), es muy bueno llevarles al zoológico, al parque de atracciones, al circo, o a cualquier tipo de diversión infantil, lo cual nos hace muy bien a los mayores. Reír y sonreír, viendo a los niños felices, es una gran medicina para el tedio. Los niños harán y dirán cosas que luego servirán para que la pareja tenga mucho que comentar. Además de esto, la satisfacción de haber hecho felices a otros, y si esos otros son nuestros hijos, mejor todavía. Ya un escritor de los mejores cuentos franceses decía: "El egoísta termina su vida muy aburrido, porque no ha dado un poco de felicidad a nadie".
8. Sorprender con algún pequeño regalo personal o para la casa. Creo que se hace una amplia mención de esto en "el olvido de los detalles". Somos como niños. Cualquier cosita nos alegra, como a un chiquillo un juguete. Me gusta este verso anónimo de un esposo a una esposa, parece que ambos son mayores:
¿Qué es una simple flor?Es un regaloque Dios ha hechoponiendo en ellaun universo.A ti la doy
tú la mereces,tú eres la dádivamás perfecta,mi flor de invierno.
9. Una caricia inesperada. Recuerdo que estuve tratando por algún tiempo a una pareja de mediana edad que se querían, pero que habían caído en la rutina de la indiferencia. Digo que se querían, porque escondido debajo de una gruesa lámina de apatía y aburrimiento, pude descubrir que había amor. Todo comenzó con un abandono de los dos. Ningún estímulo, ninguna iniciativa para emprender algo juntos. Hasta llegaron a creer que estaban deprimidos y que por lo tanto estaban enfermos, y que así tenían que vivir.
Comencé, como es de suponer, orando con ellos y por ellos. Pero el segundo paso fue recomendarles alguna caricia no acostumbrada. La indiferencia era tal, sobre todo por parte de él, que se echó a reír y me dijo: "¡Qué vergüenza!, yo no valgo para eso, no soy romántico". Yo le insistí: "Inténtalo y vuelve para hablar otra vez". No quiero contar lo que él hizo, porque puede parecer ridículo para algunos, pero el caso es que funcionó. Luego les di un libro para leer juntos y les involucré en un viaje, ya que hacía años que no salían. Huelga decir que todo ha cambiado para ellos.
10. Traer a casa una revista o un libro que hable bien del matrimonio. Hay revistas como el Reader's Digest, y otras que suelen traer artículos escritos por expertos en el tema de la pareja y son muy positivos. Igualmente en las librerías cristianas se pueden encontrar hoy una veintena de títulos dedicados al matrimonio y la familia. Algunos de estos libros animan a la comunicación por medio de un diálogo abierto y sincero que hace mucho bien. Si se pueden leer el uno al otro en voz alta, sería mucho mejor.
En ocasiones la lectura, por ejemplo del periódico, favorece la indiferencia. Casi siempre es el hombre quien pone esa cortina de papel delante de sus ojos, y a la hora de hacer comentarios o contestar preguntas, responde con monosílabos sin levantar la vista. Por otro lado, el apego de las mujeres a novelas en la televisión que casi nunca interesan a los hombres, hace enfriar las relaciones personales, y se puede dar el caso que los cónyuges están viviendo en mundos diferentes: uno en el periódico y el otro en el serial televisivo.
Pero qué bueno es traer al hogar cosas que leer que se puedan compartir. Y esto sin que se tenga que desechar el periódico (yo lo leo casi a diario) o viendo algún serial si a ella le apetece. Hay una recomendación de Jesús y otra de Pablo, que haríamos bien en no olvidar: "Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ella tenéis la vida eterna y ellos son los que dan testimonio de mí. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido, ya que desde la niñez has sabido las
Sagradas Escrituras, las cuales le pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, preparado para toda buena obra".
William Lyon Phelps, (fue un profesor muy querido de la universidad de Yale y presidente de la misma), dijo: "Creo firmemente en la necesidad de la educación universitaria, tanto para hombres como para mujeres, pero pienso que el estudio de la Biblia, sin estudio universitario, tiene más valor que los estudios universitarios, sin la Biblia".
11. Tomar especial interés por la preocupación del otro. Siempre hay áreas en la vida de uno u otro ser humano que hay cosillas que preocupan en particular, y que quizás para los demás no tienen importancia.
Pues bien, media hora de atención a la persona. preocupada trae un espíritu de identidad y solidaridad que puede acabar por romper la monotonía o la indiferencia. Hay muchas maneras de mostrar el amor en una pareja, y ésa es una. Escuchar es un don muy apreciado en nuestros días. Hoy nadie tiene tiempo para nadie. Se acabaron las tertulias. Los millones de seres humanos en las grandes ciudades van apiñados en los transportes públicos y ascensores, pero como islas en silencio.
Es increíble lo que se puede aprender de la persona con la cual convivimos. En un diálogo de una obra de teatro, ella le dice a él: "¿Cómo quieres conocerme mejor, si no me dejas hablar?"
Repito la importancia de conocer las Escrituras, porque en ellas uno encuentra palabra inspirada para ministrar a los cristianos en las preocupaciones o temores. Un ejemplo es: 1 Pedro 5:7.
Una sola palabra de ánimo o de consuelo dicha a tiempo y con amor de la persona que tenemos más cerca, equivale a una resurrección o restauración.
12. Jugar juntos. Hay infinidad de juegos que se pueden practicar en el propio hogar o en el patio de la casa, si lo hay, y también en lugares públicos, como son las boleras, el mini-golf, la petanca, etc. Esto, además de curar el aburrimiento, distrae la mente de las grandes cargas que pesan sobre los padres de familia. Se produce una distensión nerviosa y se descansa mejor y hay más buen ánimo para compartir otras cosas.
Pero no olvidemos: El amor es tú y yo y lo mío, andar unidos ante todo y para todo, procurando agradarnos y darnos el uno al otro HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE.
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