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martes, 18 de diciembre de 2007

Perfil del hombre violento

 

La agresión familiar no hace distinción de clases sociales, religión, ni nivel cultural, pero los victimarios suelen tener características que permiten detectarlo. Los síntomas de alarma

"Un hombre violento siempre quiere imponer su voluntad y establece una relación con su pareja en la que uno es el que decide y otro el que obedece", define la psicóloga Rosa Alastuey, directora del Programa de Prevención de la Violencia Familiar, de la Dirección de Familia y Minoridad de Tucumán.

Si bien la violencia no hace distinción de clases sociales, religión, edad ni nivel cultural, existen características que definen al hombre violento. Expertos de todo el mundo han elaborado un listado para detectarlo:

- Deseo de control : vive obsesionado por ejercer el dominio entre quienes lo rodean, especialmente hacia su mujer y sus hijos. Argumenta: "yo controlo todo, para vivir bien".

- Celos: pueden convertirse en una obsesión.

- Doble fachada: por lo general, en público es seductor, simpático, amable, pero en la intimidad de su hogar puede llegar a ser muy agresivo y violento. No es extraño caer en la seducción de su discurso, incluso para jueces, policías, profesionales, amigos y parientes.

Aislamiento: impone el aislamiento social de su entorno familiar. Una vez que se ha cerrado el cerco, se acrecienta el dominio sobre su víctima, y no es casual que la mujer exprese que su casa se convierte en una verdadera cárcel.

- Repetición de la violencia: cuantas más denuncias y episodios de violencia se produzcan en períodos más cortos de tiempo, mayor es la peligrosidad del agresor.

- Posesión de armas : se presenta en este perfil de hombre una mayor frecuencia en la posesión y uso intimidatorio de armas de fuego.

- No cumple las promesas: tiene dificultades para acatar normas y límites, incluso los impuestos por el juez.

- Agresividad: tiene dificultad para ejercer sus derechos sin atropellar los de los demás.

- Cambio súbitos de humor : en un momento está bien y rápidamente explota.

- Destruye objetos : principalmente aquellos significativos para la mujer y los chicos.

- Control: emplea tácticas de espionaje, graba las conversaciones, coloca un identificador de llamadas en el teléfono, controla las salidas y las amistades de su mujer a través de sus hijos, compañeros de trabajo, familiares y amigos.

- Inmadurez: por momentos sorprende por su agresividad y en otras ocasiones por sus conductas infantiles.

- Irregularidades en el manejo del dinero : desbordes de ganancias y pérdidas y/o estafas. Decisiones arbitrarias en la distribución de recursos, suelen no pagar con regularidad la cuota de alimentos, pero compran una computadora o proponen vacaciones en el exterior.

- Simulacros de irse  de y volver. amenazan con suicidarse y se lo dicen a la mujer o a los hijos.

- No pide ayuda : es reacio a solicitar ayuda psicológica.

- "Divide y reinarás": utiliza la estrategia de enfrentamientos en la familia para obtener beneficios personales. Discrimina y genera competencia entre sus hijos.

- Incapacidad de buscar alternativas. Frente a un conflicto  reacciona de inmediato y con violencia, con escasa posibilidad de encontrar soluciones pacíficas.

Busca aliados : utiliza a los hijos de mensajeros o espías de las actividades de la madre.

- Recurre al acoso : persigue a la mujer en el trabajo o cuando está con sus amistades o nueva pareja.

- Regalos : obsequia regalos de manera interesada, inoportuna, y para lograr el perdón. LA GACETA ©

Tomado de www.lagaceta.com.ar

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