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lunes, 17 de marzo de 2008

Mil y una formas de maltrato a la mujer

 
 
Rosario Negrete Gutiérrez

Realmente hubo algo que celebrar ayer, Día Internacional de la Mujer

Las acciones a favor de los derechos de las mujeres y su defensa por una vida sin violencia han sido destacables en las últimas décadas, sin embargo, falta mucho por hacer.

La violencia contra las mujeres y las niñas persiste en todos los continentes, todos los países y todas las culturas, con efectos devastadores en la vida de las mujeres, sus familias y toda la sociedad.

La mayor parte de las sociedades prohíben esa violencia, pero en la realidad con frecuencia ésta se encubre o se tolera tácitamente.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la forma más común de violencia que sufren las mujeres es la violencia física infligida por la pareja. Se estima que al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a mantener relaciones sexuales o sufrido otro tipo de malos tratos a manos de su pareja a lo largo de su vida.

Las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de sufrir cáncer, accidentes de vehículos, o ser víctimas de guerra, según estadísticas del Banco Mundial.

Varias encuestas mundiales sugieren que la mitad de todas las mujeres víctimas de homicidio son asesinadas por sus esposos o parejas, actuales o anteriores. En Australia, Canadá, Israel, Sudáfrica y los Estados Unidos, del 40 al 70 por ciento de las víctimas fueron asesinadas por sus parejas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Colombia, según se informa, una mujer es asesinada por su pareja o ex pareja cada seis días. Mientras que cientos de mujeres fueron raptadas, violadas y asesinadas en Ciudad Juárez, México, y sus alrededores, en un período de 10 años.

Se calcula que a nivel mundial, una de cada cinco mujeres se convertirá en víctima de violación o intento de violación en el transcurso de su vida.

La violencia contra la mujer durante o después de los conflictos armados se ha reportado en cada zona de guerra internacional o local. Entre 250 mil y 500 mil mujeres fueron víctimas de violación durante el genocidio de 1994 de Rwanda; y entre 20 mil y 50 mil mujeres fueron violadas durante el conflicto de Bosnia, a principios de la década de 1990.



¿Cuál es la causa de la violencia



De acuerdo con el informe de la ONU, "Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer", la violencia contra las mujeres no se limita a una cultura, región o país, ni a clases sociales. La causa fundamental de la violencia radica históricamente en las relaciones del poder desigual entre mujeres y hombres y en la discriminación persistente contra la mujer.

La violación se usa desde hace tiempo como un arma de guerra. Mujeres de todas las edades, desde niñas hasta ancianas, han sido sometidas a violentos abusos sexuales en manos de fuerzas rebeldes o militares.

El asesinato por causa de la dote es una práctica brutal donde la mujer es asesinada por su esposo o sus parientes políticos debido a que su familia no cumple con las exigencias de la dote, un pago realizado al momento del matrimonio como regalo a la nueva familia. Aunque las dotes o pagos similares prevalecen a nivel mundial, los asesinatos por dote ocurren especialmente en Asia meridional.

La práctica del matrimonio a temprana edad es común a nivel mundial, particularmente en África y Asia meridional. Esta es una forma de violencia sexual, debido a que las jóvenes con frecuencia son obligadas a contraer matrimonio y a tener relaciones sexuales, con los consiguientes peligros para la salud, como la vulnerabilidad al VIH/SIDA, limitando, por otra parte, su asistencia a la escuela.

Se calcula que entre 500 mil y dos millones de personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, son víctimas de la trata de seres humanos y se exponen cada año a situaciones como la prostitución, trabajos forzados, esclavitud o servidumbre.

La mutilación genital femenina se refiere a varios tipos de operaciones profundamente arraigadas en la tradición. Se calcula que más de 130 millones de niñas y mujeres, actualmente vivas han sufrido este tipo de mutilación, principalmente en África y algunos países del Medio Oriente, en tanto que dos millones de niñas están en riesgo de padecer esta operación.

En abril de 2006, 15 de 28 estados africanos donde prevalece la mutilación genital habían tipificado esta práctica como delito conforme al derecho penal.

En muchas sociedades, las víctimas de la violación, las mujeres sospechosas de practicar sexo antes del matrimonio y las mujeres acusadas de adulterio han sido asesinadas por sus familiares debido a que la profanación de la castidad de la mujer es considerada como una ofensa al honor de la familia.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) calcula que la cifra anual mundial, de mujeres víctimas de lo que se denominan "homicidios por motivos de honor" puede llegar a cinco mil.

Muchas mujeres se enfrentan a múltiples formas de discriminación y a riesgos cada vez mayores de violencia. En Canadá, la probabilidad de las mujeres indígenas de morir como resultado de la violencia, es cinco veces mayor que la de otras mujeres de la misma edad.

En Europa, Norteamérica y Australia, más de la mitad de las mujeres discapacitadas ha experimentado abuso físico, frente a una tercera parte de mujeres no discapacitadas.

La organización destaca que las mujeres sufren acoso sexual en todas las épocas de su vida. Entre un 40 por ciento y un 50 por ciento de mujeres en la Unión Europea reportaron alguna forma de acoso sexual en el lugar de trabajo. En Malawi, el 50 por ciento de las colegialas reportaron acoso sexual en la escuela.

Las mujeres jóvenes son particularmente vulnerables a las relaciones sexuales bajo coerción y cada vez más se infectan con el VIH/SIDA. Más de la mitad de los nuevos casos de infecciones por VIH en todo el mundo ocurren entre jóvenes de 15 a 24 años y más del 60 por ciento de los jóvenes seropositivos en este grupo de edad son mujeres.

En muchos conflictos, la infección planeada e intencionada de mujeres con el VIH ha sido una herramienta de la guerra, a menudo enfrentando un grupo étnico contra otro, como ocurrió durante el genocidio en Rwanda en 1994.

La violencia contra mujeres detenidas por la policía es común y abarca casos de violencia sexual, prácticas inapropiadas de vigilancia, registros al desnudo realizados por hombres, y la exigencia de actos sexuales a cambio de privilegios o necesidades básicas.

El infanticidio femenino, la selección prenatal del sexo y el abandono sistemático de las niñas son prácticas generalizadas en Asia meridional y oriental, Norte de África y el Oriente Medio.



Los costos y consecuencias

Los costos de la violencia contra la mujer son sumamente altos, y comprenden, entre otros, el alto precio de los servicios para el tratamiento y apoyo a las mujeres maltratadas y sus hijos y para enjuiciar a los ofensores. Los costos indirectos, por otra parte, están relacionados con la pérdida de empleo y productividad, lo que representan en dolor y sufrimiento humano.

Los gastos generados por violencia doméstica entre parejas solamente en los Estados Unidos sobrepasa los cinco mil 800 millones de dólares al año. De ellos, cuatro mil 100 millones de dólares son de servicios directos médicos y de atención médica, en tanto que la pérdida de la productividad representa cerca de mil 800 millones de dólares.

En Canadá, un estudio realizado en 1995 estimó los costos directos anuales de la violencia contra la mujer en 684 millones de dólares canadienses para su sistema de justicia penal, 187 millones para la policía y 294 millones para los gastos de asesoría psicológica y capacitación, lo cual representa más de mil millones al año.

De otra parte, un estudio de 2004 en el Reino Unido estimó el total de los costos directos e indirectos de la violencia doméstica, incluidos el dolor y el sufrimiento, en 23.000 millones de libras esterlinas al año o 440 libras por persona.

Uno de los efectos del abuso sexual es la "fístula traumática ginecológica": una lesión que resulta del desgarre severo de los tejido vaginales y que deja a la mujer incontinente.

La mayoría de los casos de este padecimiento reportados provienen de la República Democrática del Congo. Se cree que decenas de miles de mujeres en dicho país han sufrido violencia sexual desde los inicios del conflicto armado. La lesión se ha hecho tan común que los médicos ya lo registran como "delito de combate", según el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

La preponderancia de la violencia y del VIH/SIDA se interrelacionan. La inhabilidad de las mujeres para sortear prácticas sexuales sin riesgo y de rechazar el sexo no deseado está estrechamente relacionada con el alto índice del VIH/SIDA.

El sexo no deseado contribuye a un riesgo mayor de escoriación y sangrado y facilita la transmisión del virus. Las mujeres que son golpeadas por sus parejas tienen una probabilidad 48 por ciento mayor de infectarse con el VIH/SIDA.



¿Cómo avanzan los países con la legislación



De acuerdo con el informe de la ONU, 89 estados en todo el mundo tienen alguna forma de condena legislativa contra la violencia doméstica y un número creciente de países ha establecido planes de acción nacionales para poner fin a la violencia contra la mujer.

A la violación dentro del matrimonio se le puede interponer una acción judicial en, al menos 104 estados, y 90 estados cuentan ya con alguna forma de disposición legislativa contra el acoso sexual.

Existen 102 estados que no cuentan con disposiciones legales específicas contra la violencia doméstica. La violación dentro del matrimonio no es un delito enjuiciable en al menos 53 estados. Solamente 93 estados (de los 191 estudiados) cuentan con alguna disposición legislativa que prohíbe el tráfico de seres humanos.

En muchos lugares, la ley contiene lagunas que permiten a los infractores actuar con impunidad. En varios países, según el código penal, un violador puede salir libre si se casa con la víctima.

La Resolución; 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Mujeres, Paz y Seguridad, aprobada en el año 2000, exige la participación igualitaria de la mujer en asuntos de paz y seguridad.

Sin embargo, ocho años más tarde, es evidente que se necesita trabajar más en el fortalecimiento de los instrumentos legales para prevenir, llevar a la justicia y remediar la violencia contra la mujer en tiempo de guerra y para asegurar que sus voces sean escuchadas para la consolidación de la paz.

Aunque la Convención para eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer de 1981 no menciona explícitamente la violencia contra la mujer, el Comité de la Convención aclaró en su Recomendación General número 19 (1992) que los estados que forman parte de la Convención tienen la obligación de eliminar la violencia contra la mujer.
 
 

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