ESPACIO ABIERTO
25 Agosto 2006
En otras ocasiones hemos hablado de situaciones propias de relaciones de pareja, pero no todo el mundo está emparejado. Podemos decir incluso, que cada día es más frecuente tomar la soltería como una opción.
Muchas son las empresas que se frotan las manos con el negocio que suponen estas personas, con un mayor poder adquisitivo que gustan de disfrutar su tiempo libre. Ahora se llaman “singles”, pero aún hay quienes siguen llamándolos “solterones”.
Estado pasajero o no, el tiempo de soltería no ha de tomarse como una etapa poco interesante. El entablar diferentes relaciones, el viajar, el salir o no salir cuando se quiera, el no tener que dar explicaciones, disfrutar más de los amigos, cambiar de ciudad o apuntarse a aquello para lo que nunca se veía la hora…, son algunas de las cosas que pueden hacerse.
Está claro que solo o en pareja uno tiene que estar a gusto consigo mismo. Es habitual fantasear que cuando uno esté emparejado las cosas serán mejores, podrá hacer cosas diferentes que no se atreve a realizar por sí mismo. Desgraciadamente, también es frecuente que se quede en mera fantasía. No puedo esperar que otros hagan por mi lo que yo no soy capaz de hacer. Cada momento es bueno para desarrollar nuestra independencia y autosuficiencia, lo que llevará a un aumento de nuestra autoestima.
No hay que tener miedo de estar solo/a, porque para el Psicoanálisis estar solo y sentirse solo son cosas diferentes. Uno puede sentirse solo rodeado de gente y tiene que ver más bien con la elaboración de un plan solitario, es decir, con alguna tendencia agresiva. Estar solo es otra cosa, puedo estar solo en casa, trabajar solo, pero saber que estoy rodeado de personas, sentirme arropado, con compañeros de vida. En esta situación no tiene por qué invadirnos ninguna tristeza y hasta para la realización de ciertas actividades es recomendable.
La única soledad que existe es ante la muerte, porque está claro que nos morimos de uno en uno. Hay veces que no se puede pedir compañía, porque nadie puede vivir las mismas sensaciones que tú. Darte cuenta de que estás solo, es darte cuenta de que eres mortal.
A pesar de todas las ventajas que puede tener estar soltero/a, no tener pareja sigue siendo una situación que tiene colgado su “San Benito”. Siempre te hacen la típica pregunta: “ A ver cuándo te echas novia” “ Te vas a quedar para vestir santos” “No sé qué hacer con este hijo mío, hasta que no tenga novia no me quedo tranquila”…
La moral cultural sigue esperando de nosotros que nos organicemos de esta forma que no busca otra cosa que la procreación de un estilo de sociedad, así como la reproducción de la especie, claro. Este sistema donde nos quieren imponer a todos una manera de vivir no tiene por qué ser la mejor forma para todos. Ya lo dijo Freud, cada ser humano tiene una forma de gozar diferente, por tanto cuando le imponen un único modo, sólo generan enfermedad.
Cada persona tiene que producir su felicidad, a veces en pareja, otras solo. Lo ideal no existe. Seamos terrenales. Ya hablamos de la masturbación como primer modelo de sexualidad. Nuestras tendencias buscan el placer y una vez que lo alcanzamos, nos cuesta muchísimo renunciar a él. La persona que no tiene pareja no tiene por qué renunciar a su sexualidad, es más, nadie puede renunciar a ella, cuando lo hace se enferma. Existe la masturbación, el arte, la escritura, y también existen multitud de personas interesantes por conocer y que pueden aportarnos infinitud de satisfacciones, sin que tengamos que hacerlas eternas.
Una persona tiene que tener más deseos en la vida además de tener pareja, porque si este fuese su único deseo Freud nos diría que en realidad lo que persigue es una idea de completud.
Para compartir la vida con alguien es preciso haber aprendido a habitar correctamente nuestra soledad. Si nuestra dependencia emocional del otro es demasiado alta y no sabemos estar a solas en ningún momento, es posible que también tengamos más conflictos con la pareja.
Hasta hace pocos años era muy raro encontrar parejas cuyos miembros vivieran cada uno en su casa. Ahora, es posible. Convivir con otro implica la puesta en marcha de numerosos y continuos acuerdos. Vivir cada uno en su casa constituye una forma de alternar la vida conyugal con la vida de soltero.
Vemos por tanto que lo importante es sentirse bien con la situación que uno haya sido capaz de producir. Porque la salud es en el momento adecuado con la persona adecuada. Porque nunca estamos solos y porque convivir implica la tolerancia y el respeto, hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Helena Trujillo Luque
Psicoanalista
C/ Esperanto, 9-2ºD Málaga (España)
Telf. 952 39 21 65
www.htpsicoanalisis.com
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miércoles, 25 de abril de 2007
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3 comentarios:
Gracias por compartir.
Hola Helena, me gusto mucho tu escrito y mas porque viene de una mujer, muy pocas mujeres se atreven hablar con la seguridad que proyectas.
Comparto muchas de tus opiniones, no puedes enamorar a nadie si primero no estas enamorado de ti mismo, es mas, en uno de mis ultimos post hable de eso, "Regalate un tiempo para Ti" por pura casualidad llegue a tu blog y me di cuenta que hablaba de lo mismo, me gusta que alguien del sexo opuesto comparta mi forma de ver las cosas.
Si QUIERES VISITAR mi blog, es este http://bitacorafido.blogspot.com/
SALUDOS
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