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lunes, 18 de junio de 2007

La subversión del vínculo, el incesto sistematizado y el asesinato del alma

En un juicio oral ventilado esta semana en los estrados platenses se arribó a una medulosa sentencia en la que se describieron los pormenores del abuso sexual infantil, tanto para el caso en juzgamiento -un padre que violó a su hija entre los 5 y los 19 años, llegando a dejarla embarazada-, como para el angustiante flagelo en general.
El fallo condenó a 32 años de prisión al acusado G.A.F: un hombre que tras haber ultrajado a su hija desde niña, en la post adolescencia se inscribió con ella en la facultad de ingeniería, para que no se le acercara ningún chico.
El síndrome del abuso sexual infantil fue descripto en el debate oral por el psiquiatra norteamericano Leonard Shengold, quien refirió que los vejámenes a menores desde tan temprana edad son técnicas donde se programa la personalidad, en una actividad rayana al lavado de cerebro. En rigor, al fenómeno se lo conoce como "el asesinato del alma".
A la oficina de Asistencia a la Víctima de La Plata, de avenida 7 y 56, llegan denuncias que dan cuenta que los abusos dejan de referirse a sectores marginales. Según estadísticas internacionales, se denuncia apenas el 10 por ciento de los casos.
Cada día se recibe un promedio de 31 pedidos de ayuda o denuncias de distintos tipos de maltratos. De ese total, cuatro denuncias diarias se formulan por casos de abuso sexual infantil. Y en más de la mitad de esos llamados el victimario denunciado fue el padre; en el 19 por ciento, el padrastro; en el 7 por ciento, la madre; y en el 3 por ciento ambos padres. Las estadísticas señalan que sólo entre el 34 por ciento de las denuncias por abuso sexual infantil son validadas por los peritos. Las defensas técnicas de los imputados suelen endilgar a las pequeñas víctimas que son fabuladoras o mentirosas.
Desde Asistencia a la Víctima de La Plata se ha conformado un cuerpo interdisciplinario para evaluar cada caso a poco de producida la denuncia. Hasta hace pocos meses existía una Fiscalía penal especializada en Delitos Intrafamiliares, pero luego la Fiscalía General la disolvió y la transformó en atención de turnos, ante la escasez de personal y el incremento de delitos, según se adujo.
El abuso sexual es una situación que se va dando paulatinamente a través de la seducción, y el poder que ejerce el adulto, donde la criatura se encuentra entrampada entre el temor de ser castigada y la vergüenza de convertirse en cómplice. Comienza como un juego secreto, donde se intercambian contactos físicos y el adulto va ganando la confianza hasta desarmar toda resistencia del menor y el pacto del silencio lo deja sin escapatoria y con la responsabilidad y la culpa de haber sido vencida.
Los niños tienen miedo de enfrentar su palabra contra la de su padre. En los casos, en que rompen el pacto de silencio y acuden a sus madres y no encuentran el apoyo y la comprensión de la situación, el daño se agrava por el sentimiento de desamparo
En la sentencia dictada esta semana por el Tribunal Oral IV -Emir Caputo Tártara, Juan Carlos Bruni y Gloria Berzosa- se destacó que el caso llegó a la justicia a raíz de que una hermana menor de la chica abusada por su padre, logró vencer ese temor y se lo contó a una tía, quien luego radicó la denuncia.
Pero, ese proceso no fue nada fácil. Y en este caso como en tantos otros su acceso a una investigación criminal es fortuito cuando no imposible: los abusadores sexuales generalmente son personas conocidas por el niño, familiares y personas que rodean las actividades de los menores.
La estrategia del abusador es la amenaza sobre el mantenimiento del "secreto". Para el Tribunal IV el cometido por G.A.F se trató de un incesto sistematizado por el cual llegó a tener a su hija-nieta. Los jueces citaron un informe de la licenciada Susana Ortíz, quien dijo que el agresor "prepara" a su víctima para luego llegar a un espantoso estado de cronicidad. El niño-víctima, no puede defenderse ni física ni mentalmente. Este estado de sometimiento se constituiría en la última etapa.
En la primera fase, el adulto capta del niño su interés, lo que lleva su tiempo. Le sigue la efracción que resulta ser la parcelación de la mente del niño. La más de las veces ni siquiera se utiliza amenaza.
Se instaura una suerte de deber ser. El orden establecido es coacción. Es como el sistema carcelario panóptico, no se necesita la mirada. A la víctima no le queda otro camino que aceptar lo que sucede. Se observa la subversión del vínculo de parentesco. La relación de hija-nieta, no lo va a poder entender. El padre en la familia, es la ley. La maternidad es un dato cierto, biológico, orgánico. El padre instaura un orden. La ley que funciona en un caso como este, es la del silencio. Por supuesto no convencional. Es el opuesto: si hacemos esto, vamos a estar todos juntos y unidos. El lenguaje se define por contraposición. La programación es más grave que la violencia. Los beneficios que se otorgan a la víctima son una suerte de extorsión encubierta.

Tomado de www.diariohoy.net

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