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lunes, 23 de julio de 2007

Cuatro Formas de Sexo y Relación de Pareja

Abrahan Genis


Si se admite que la familia es la célula fundamental de la sociedad, se debe lamentar que en Venezuela se encuentre demasiado desasistida, a pesar de la existencia oficial de un Ministerio que lleva su nombre.

El ser humano contemporáneo requiere, para su formación integral, capacidades que sólo se pueden adquirir en el seno de la familia. Se construirá un adulto frágil e inoperante si antes no se educa al niño en un marco que comprenda un padre, una madre, y hermanos, todos unidos en una relación estable.

Se ha dicho que en Venezuela la familia no existe. Esto es falso, porque siempre tiene que existir, en cualquiera de sus formas, como condición biológica indispensable para la conservación de la especie. La mínima, que es la más frecuente en Venezuela, es la que se realiza entre la madre y sus hijos, el matriarcado.

La familia monógama, formada por padre, madre, hijos de ambos, reconocida por el Estado, a menudo por la Iglesia y estable en el tiempo, es menos frecuente y solamente se ve por encima de cierto nivel económico.

La familia presente en Venezuela, adopta cuatro formas, para las que propondremos los nombres de;

Matrimonio - Machismo - Matriarcado - Amor libre.

De todas ellas son la primera (matrimonio) y la última (amor libre) las que solicitan ayuda para mantenerse unidos como pareja. En el machismo consultan mujeres castigadas, moral o físicamente, por sus maridos. Así lo eran la mayoría hasta hace poco tiempo. Ahora comienzan también a consultar los maridos que, aún amando a sus mujeres, las maltratan, ellas los abandonan y ellos vienen a pedir al médico ayuda para que las hagan volver a casa.

Hemos descrito sus rasgos en un cuadro comparativo que a continuación se presenta.

MATRIMONIO

La fórmula tradicional, monoteísta, conservadora, tiene conspicuos antecedentes históricos, religiosos y legales.

En la Biblia está escrito, como uno de los primeros mandatos de Dios el "Creced y multiplicaos". Fué creada una sola pareja, lo cual ha sido tomado por los sacerdotes como señal de la divinidad del matrimonio monógamo.

El mandamiento de Moisés traducido como "No fornicar" se interpreta como la prohibición de las relaciones sexuales extra-matrimoniales.

La ley de los países democráticos establece que la institución del matrimonio requiere que ambos cónyuges tengan cierta edad, que sean psíquicamente capaces y consientan libremente al vínculo. Ambos se deberán fidelidad y asistencia mutua, y están obligados a asegurar la manutención, la salud, y la educación de sus hijos.

La Iglesia Católica, la más severa en cuanto a la regulación del matrimonio exige su indisolubilidad o, cuando menos, la prohibición para el cónyuge separado de contraer nuevas nupcias. Pero hoy la enorme mayoría de los países admiten el divorcio.

El matrimonio es una sociedad económica, y los bienes que se produzcan durante su curso pertenecen a ambos cónyuges.

El matrimonio brinda una permanente oportunidad sexual. Pero carece de dos componentes que, especialmente para el varón, resultan muy importantes; la variación y la aventura.

La institución completa brinda al niño una figura paterna y otra materna, que son los modelos alrededor de los cuales se va configurando su personalidad. Se espera que el niño, introyectando este modelo, realice la continuidad de la institución matrimonial.

Pasadas las primeras etapas; la pasión romántica, la pasión sexual, el encanto del nacimiento de los hijos, suelen aparecer entre los cónyuges incompatibilidades psicológicas o sociológicas. Se ha descrito una de ellas, denominada la crisis del séptimo año.

Mientras la religión y la presión social y estatal sean poderosas, el matrimonio sobrepasará estos obstáculos. Donde se debilitan, tiende a desaparecer.

Parecería que la tendencia biológica del varón es hacia la poligamia, mientras que no lo sería en la mujer. Quedaría por explicar aquel "error" de la naturaleza que hace que nazcan el mismo número de varones que de mujeres.

Los que no consiguen entrar en la fórmula matrimonial; los solterones, solteronas, los hijos naturales y las prostitutas corren el riesgo de transformarse en parias sociales, víctimas de esta fórmula.

MACHISMO

Es un término aplicado con toda frecuencia, sobre todo en latino-américa, aunque no aparezca en el diccionario. En inglés se utiliza el menos extremo de sexismo.

Machismo viene de macho, es decir, el animal del sexo masculino. Pone por tanto el acento sobre la animalidad. Expresa la actitud de dominio y hasta de violencia del hombre sobre la mujer.

Describe aquella forma de relación de pareja en la cual se concede al hombre una serie de privilegios de poder y agresión; libertad para él solo y dominio sobre la mujer, uso y abuso sexual, e irresponsabilidad frente a la crianza de los hijos.

Las tres religiones monoteístas originaron una ideología machista. El cristianismo protestante no lo acepta.

El machismo obliga a la mujer a la sumisión, la obediencia y una maternidad sin límites.

Hasta el gobierno de Luis Herrera Campins regían en Venezuela las siguientes leyes referentes al matrimonio.

"Si un hombre encontraba a su mujer en flagrante adulterio y la mataba, estaba libre de pena. En cambio, en el caso contrario, la mujer estaba sometida a un juicio por homicidio.

El asiento del hogar era el domicilio del marido. La mujer debía seguirlo adonde fuese que el quisiese residir.

En caso de separación, la custodia de los hijos correspondía siempre al marido.

Los bienes eran propiedad de la pareja, pero el administrador era el marido, lo cual dejaba la puerta abierta a todo tipo de corrupción.

El machismo se corresponde con lo que se puede denominar hembrismo, que se definirá como todas aquellas conductas de la mujer que tienden a complementar las conductas machistas. Muchas mujeres dicen que no existiría el machismo si no existiera el hembrismo. En los estratos bajos de nuestra población la mujer educa a su hijo varón para que sea fuerte y autoritario y para que haga con su mujer lo que su padre (el de su hijo) hizo con ella misma.

Los dos personajes literarios machistas más conocidos son de origen latino; el Don Juan Tenorio, en España, y Juan Jacobo Casanova Caballero de Seingault en Italia.

En estas culturas la mujer es idealizada como la madrecita santa, o como la Dulcinea del Toboso del Quijote, denigrada como la "mal pagá" y en la realidad siempre es descalificada y maltratada.

En la familia venezolana, existe una forma de machismo irresponsable que consiste en "regar" hijos en todas las mujeres posibles.

MATRIARCADO

A diferencia del término machismo, que es de origen popular, el término matriarcado entró en el lenguaje por vía académica. El investigador suizo Bachofen, en estudios en las tribus primitivas, describió casos en que el apellido, la relación de parentesco, las responsabilidades hacia los mayores a los menores se trasmitían a través de la mujer siendo la relación de pareja poco más que accidental. La figura masculina en la familia no era el padre sino el hermano de la madre.

El padre carnal era una especie de amante legal, algo así como el príncipe consorte de una monarquía ejercida por una mujer.

Este concepto es hoy muy discutido, pero entre nosotros los guajiros se rigen de acuerdo con él. De cualquier manera, la política y la guerra se encuentran siempre a cargo de los hombres. La leyenda de las Amazonas, en la cual mujeres guerreras se amputaban un seno para mejor luchar con el arco y la flecha, es pura mitología.

En las áreas marginales venezolanas, que constituyen con mucho la mayoría de nuestra población, el régimen imperante es el matriarcal.

La familia está constituída por una mujer y sus hijos, la mayoría de distintos padres. El compañero convive con la mujer tiene con ella uno o más hijos y la pareja se disuelve cuando el hombre se va o es expulsado. La figura paterna no existe en la formación de los niños. Tampoco existe el tío paternal que describiera Bachofen. La mayoría de los niños venezolanos nacen fuera del matrimonio.

En el régimen matriarcal no hay conflictos de pareja. Los lazos entre el hombre y la mujer son demasiado endebles para que ninguno de los dos se moleste en defenderlos. No existe tampoco el hábito de recurrir a la consulta médica ni a clerical, la legal o a la psicológica.

AMOR LIBRE

Se trata de una relación íntima de pareja, con o sin convivencia bajo un mismo techo, en clases de mejor condición social y económica que las marginales. En general comienza en la universidad, cuando ambos son estudiantes. Un sincero sentimiento amoroso los une. Se trazan planes para el futuro. Era lo que hace dos generaciones se designaba como novios, que podían o no tener relaciones sexuales a escondidas. Hasta hace algunas décadas esta pareja se designaba con el nombre de mari-novios. Hoy se habla de pareja, término que se aplica aún al matrimonio. No se tienen hijos.

La sociedad acepta la relación, tratándola con ligera discreción. Suelen ser personas idealistas, políticamente de izquierda, que no practican religión teológica alguna.

Estas parejas sí concurren a solicitar ayuda para sus conflictos, que son asnálogos a los de un matrimonio de recién casados.

El vivir públicamente en concubinato se ha extendido hoy prácticamente a todas las clases sociales.

Estas cuatro formas de relación de pareja no son puras ni se encuentran netamente separadas entre sí. Venezuela es inevitablemente una unidad cultural, unificada sobre todo por el mestizaje, y la Universidad. Partiendo de su origen, o reunidos por su evolución, muchos venezolanos recorren las cuatro formas de relación de pareja.

Un hombre y una mujer se conocen en la Universidad. Se enamoran. El sexo llega pronto, sin mucha dificultad. Cultivan ideales comunes. Quizá se afilien a un mismo partido político. Gozan de la juventud. Las familias se conocen y se aceptan. Cuando llega el embarazo, si es al final de la carrera, contraen matrimonio, y adoran al pequeño bebé. Transcurren los años. Se unen la felicidad y la prosperidad. Ella engorda... Abandona la profesión y se dedica al cuidado de los hijos y del hogar.

El marido cultiva los viernes elegantes. Llega de madrugada a dormir al hogar, cargado de palos.

Aparece la querida, a menudo su secretaria. Es joven, bonita, atractiva. Es difícil saber quien sedujo a quien.

Las llegadas del marido se hacen cada vez más tardías en la noche los celos de la esposa cada vez más intensos.

La llamada traidora por teléfono brinda detalles inequívocos. O el marido duerme fuera un fin de semana y una semana entera. La característica limitación de previsión del varón evidencia el adulterio. El hogar se convierte en el escenario de una tragedia. Termina desmoronándose.

El marido abandona el hogar y su esposa queda a cargo de los hijos. A veces él es generoso y le deja todo. Otras es avaro y ella queda sumida en la pobreza. Se va a vivir con su querida, que tiene su apartamento pequeño y primoroso, probablemente costeado por él mismo. Con profundos sentimientos de culpa en su corazón, que afectan sobre todo su relación con los hijos, él continua ejerciendo su profesión. Ya no le va tan bien. Ha decrecido el vigor de su juventud. Y nace su nuevo bebé.

Ha cultivado primero el amor libre, después el matrimonio, y el adulterio lo ha convertido en machista. Finalmente, ha caído en manos de su querida Su primera esposa también ha recorrido su ciclo. Primero lo que ella se sintió como novia enamorada. Realizó su amor libremente. Después, fué esposa feliz en un matrimonio floreciente, embellecido por los hijos. Luego traicionada por su marido, termina su vida ejerciendo un rol matriarcal, posiblemente sin tener más que alguna efímera relación amorosa clandestina. El desengaño, el desaliento, y el pesimismo la dominarán durante el resto de su vida. Posiblemente caiga en lo que nosotros hemos denominado adicción a la maternidad.

Lo que Jung llamaría los inconscientes colectivos rigiendo la vida amorosa, culminan en un drama familiar. La cultura machista, hembrista y matriarcal se transforma en destino personal.

Un lector amigo ha señalado que con la suma de todos los temas que se tocan en este libro, viene a ser, casi por completo, una psicología, una sociología y una psiquiatría venezolanas.

Hemos reflexionado que tenía su importante cuota de razón, porque ¿ qué tema puede encontrarse más en lo profundo del corazón de una cultura que el de la pareja y la familia ?

Tomado de www.analitica.com

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