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miércoles, 4 de julio de 2007

Cuidar a los nietos con placer mejora la salud de los abuelos



Lo afirma un estudio realizado en más de 12.000 personas de entre 50 y 80 años. Se observó que los hombres a cargo del cuidado de sus nietos se mueven más y que las mujeres refuerzan su autoestima.



Doña Delia tiene 82 años y 18 nietos pero todavía recuerda con cariño anécdotas vividas con su abuelo paterno. El que todos los veranos alquilaba un taxi para adelantar un día las vacaciones de sus cuatro amadísimos nietos impecablemente vestidos en linón de hilo, puntillas y zapatos blancos para corretear entre los espinillos cordobeses. Apenas arrancaba el auto promovía la libertad: "Sáquense los zapatos y asomen los pies por las ventanas".

Para muchos abuelos, la llegada de los nietos es un aporte de vitalidad, alegría y dinamismo. Como dirían los especialistas, un estímulo cognitivo, psíquico y emocional. Así lo prueba el estudio estadounidense Todo en familia: El impacto de cuidar a los nietos para la salud de los abuelos de reciente publicación. La investigación tomó a 12.872 personas de entre 50 y 80 años para saber cómo influye el cuidado de los nietos en su salud.

"En las auto evaluaciones, las abuelas respondieron que su salud mejora cuando ejercen esas tareas y los abuelos señalaron que cuando están con sus nietos hacen más ejercicio, se mueven más", le contó a Clarín la socióloga Linda Waite, directora del Centro de Envejecimiento de la Universidad de Chicago y una de las autoras del estudio.

Aquí no hay un estudio cuantitativo que explique los beneficios de esta relación, pero los especialistas coinciden en que si los abuelos tienen buena salud física y mental, deciden ese cuidado con libertad (no por obligación) y disponen de tiempo para hacerlo, la experiencia es positiva.

"Todo depende de las posibilidades económicas e intelectuales y de la salud física y psicológica. Ningún abuelo con deterioro cognitivo puede hacerse cargo si requiere ayuda para su propio cuidado", enfatiza la socióloga Liliana Gastrón, directora del doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nacional de Luján.
Una de las quejas más frecuentes de los mayores es el vacío que sienten cuando se jubilan y los hijos se van de casa. "Debido a esa pérdida de roles (que les produce una sensación de inutilidad e infelicidad), conviene que se mantengan ocupadas y que sustituyan las tareas que ya no pueden hacer", indicó la psicóloga Nélida Rodríguez Feijoó, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Psicología Matemática y Experimental (CIIPME), del Conicet.

Para la psicóloga y presidenta de la Asociación Interdisciplinaria en Gerontología, Mercedes Labiano, la salud de las abuelas mejora cuando cuidan de sus nietos siempre y cuando eso les guste y no lo vivan como una carga. "Eso puede ocurrir si se les exige demasiado tiempo o si deben dejar otras actividades".

En el mismo sentido, la psicóloga Emma Marazza, docente e investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Tucumán advierte que en la medida en que los abuelos no convivan bajo el mismo techo, la relación con los chicos les aporta beneficios. "Cada uno -abuelo y abuela-, tiene actividades y placeres diversos según los roles asignados por la cultura: la abuela se hace cargo de lo maternal (cocina, ropa, higiene) y el abuelo suele encargarse de los paseos, compras, deportes. Pero no hay divisiones estrictas por género, sobre todo considerando que ahora los dos tienen actividades laborales y comparten las domésticas".

Apelando al sentido común, los expertos manifiestan que la edad no es un parámetro rígido. Puede darse que un abuelo de 70 años se sienta mejor física, psíquica y espiritualmente que otro de 50. Las personas envejecen de muy distinta manera. No obstante, el investigador en psicogerontología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Enrique Lombardo, observa que "con la pérdida de agilidad aumenta el riesgo de sufrir accidentes" y que no sólo se deben tomar en cuenta las posibles limitaciones físicas sino también aspectos anímicos y motivacionales. "El primer criterio que tendrían que seguir los padres es no transformar el rol de abuela en el de niñera. La abuela puede ser lo que llamamos un cuidador informal pero no uno formal. Esto, incluso, debiera ser tomado en cuenta por las abuelas", concluye.

Tomado de www.clarin.com

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