Por: Por Javier Flores De La Rocha
Para los más pequeños
Cuando hablamos de buena educación y buenos modales, sobre todo a la hora de la comida, comprende no sólo enseñarle a los niños la forma adecuada de comer, utilizar los cubiertos, poner la mesa o saber cómo deben comportarse, sino que también se debe hacer hincapié en la actitud correcta hacia el resto de las personas sentadas a la mesa porque, nos guste o no, los modales son el parámetro más importante de valoración social.
Integrar a nuestros hijos al almuerzo o cena familiar es toda una experiencia. A partir de los tres años ya se puede ir enseñando a un niño a comportarse en la mesa, a los 11 ó 12 años deben saber hacerlo correctamente y llevarlo a cabo. Pero si desde el principio sentamos a los niños en su silla de comer a nuestro lado, será infinitamente más fácil que incorporen estos conocimientos por imitación, ya que una de las formas más fáciles de enseñar a nuestros hijos es mediante el ejemplo.
Es cierto que no ayuda mucho el hecho de que los niños almuercen en el colegio, sin embargo, en un comienzo, los fines de semana son una ocasión propicia no sólo para transmitir buenos modales, si no que además nos facilita la comunicación y entrega de valores familiares al fortalecer el diálogo y fomentar una rutina de familia.
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