Testimonio de "Liza" (no es su verdadero nombre)
Sí, estaba embarazada con mi tercera hija y necesitaba ayuda. Tenía 32 años y estaba separada de mi esposo. Pero, ¿cómo iba a explicarles a mis otros hijos que la bebé que llevaba en mi seno no era de su padre? ¿Cómo iba a explicarles a mis colegas que una doctora tan exitosa como yo y que sabía todas las respuestas a los problemas se encontraba en esa situación? ¿Cómo entenderían ellos que una psiquiatra como yo estaba en crisis?
La idea del aborto pasó por mi mente. Pero siendo médico conocía sus consecuencias. La consejera del Centro Kababaihan Ng de Manila me sugirió que diera a la criatura en adopción. Pensé entonces que esta opción era suficiente para resolver mi problema, pero la consejera, con cuidado y paciencia, me guió para que profundizara en mi vida pasada. Su última pregunta me sacudió. Me preguntó si había sido víctima del abuso sexual cuando era niña. Mi cuerpo comenzó a temblar. Por primera vez en mi vida me di cuenta de que tenía que enfrentarme a mi pasado, en el cual había sido maltratada sexualmente siendo pequeña.
Estaba en la escuela primaria cuando mis dos tíos empezaron a maltratarme de esa forma. Al principio estaba confundida y llena de temor. No tenía palabras para describir mis sentimientos. Mantuve el secreto. Ocurrió una y otra vez. No podía hacer nada. De manera que no opuse resistencia. Empecé a aceptar lo que ocurría a medida que ellos se alternaban para "usarme" como si fuera una objeto. Comencé a aislarme. Me sentí sucia como la basura, pero no me importaba. Caí en la promiscuidad y mis hijos fueron engendrados por diferentes hombres.
Me casé por conveniencia, para que "alguien" fuese el padre de mis hijos. A los dos años nos separamos. Había sido golpeada por él. Me sentía sola.
Fue entonces cuando empecé a ver de nuevo a mi antiguo novio, el padre de mi primer hijo. Quede embarazada y decidí llamar al Centro Kababaihan Ng de Manila, cuyo número vi en un cartel de un cobertizo.
Durante las sesiones de consejería, me dí cuenta de que estaba atrapada en un círculo vicioso de maltrato y que necesitaba librarme de él. Estaba sufriendo del Desorden del Síndrome Post Trauma y, como psiquiatra, no me había dado cuenta de que me estaba ocurriendo a mí. Había perdido mi autoestima como persona.
Por medio de la oración comprendí cuánto me ama Dios y cuál es el plan que tiene para mí. Comprendí también que Él solucionaría todos mis problemas si yo "buscaba primero Su Reino y Su Justicia". Comprendí en ese instante cuán valiosa soy y cuánto había maltratado a mi cuerpo -- templo de Su Espíritu.
Las sesiones me ayudaron a tomar la decisión de transformar mi pasado en algo de lo cual aprender. Ahora miro hacia delante, hacia una nueva vida completamente entregada a Dios.
El mes pasado, cuando estaba preparando a mi familia para aceptar mi situación, tuve la pérdida. Cuando por fin, por primera vez en mi vida, me sentía entusiasmada anhelando el nacimiento de mi hija con tanta alegría, resultaba que no nacería ninguna bebé. La bebé que me había salvado y que había transformado mi vida mientras descansaba durante dos meses en mi seno, había muerto.
Lloré e hice duelo por la pérdida. Pero en mi corazón sabía que Dios quería que experimentara Su presencia en aquel embarazo. Es verdad que no vi el rostro de mi bebé, pero sentí que Dios me decía que Él no me había abandonado. "He creado a tu bebé a Mi imagen para atraerte de nuevo hacia Mí". Gracias a mi hija..., a mi hija no nacida... lo he comprendido.
Fuente: Life is for Everyone (enero-febrero de 1997): 3, boletín de la organización "Pro-Life Philippines", filial de Human Life International en las Filipinas.
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martes, 10 de julio de 2007
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