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Juan Carlos Aguilar Garcia | |
Hace cinco décadas los roles estaban perfectamente establecidos: el hombre, proveedor y sexualmente insaciable, y las mujeres, amas de casa confinadas a la reproducción. No obstante, todo ha cambiado... y mucho. Ahora las mujeres, profesionistas, independientes y renuentes al matrimonio, han desplazado al hombre de "su territorio" provocándole una crisis de identidad. Ha sido tal el cambio cultural que, dice el sociólogo de la UAM Rafael Montesinos, "lo que hay ahora son machos de clóset, es decir, machos que ya no pueden gritar a los cuatro vientos que son superiores que las mujeres; ahora es políticamente incorrecto". "Los hombres deben de estar preocupados por mantener un discurso moderno incorporado en cuestiones como la equidad, la igualdad, la libertad y la solidaridad, a la vez que reproducen prácticas del pasado", menciona Montesinos, coordinador del libro de ensayos Perfiles de la masculinidad (UAM/ Plaza y Janés). "Esa es la contradicción -continúa Montesinos- de una tipología de hombre que se debate entre el discurso y la práctica. Es lo que yo llamo el hombre postantiguo, es decir, un hombre que está después de un pasado tradicional, pero que sigue recuperando todas esas prácticas". Contra lo que pudiera pensarse, los machos en nuestro país todavía son muchos y quizás hasta predominen estadísticamente. Según Montesinos, esto se explica debido a que estamos en un proceso de cambio en el que el pasado se resiste a morir, vivimos entre la tradición y la modernidad. "Sabemos que se está construyendo un nuevo tipo de masculinidad, pero aún no sabemos cuál". PERFILES. Pero el del macho no es el único tipo de masculinidad. Ahora existen más posibilidades de perfiles. Actualmente, explica el académico, "hay hombres que tienen una percepción diferente de lo que es el matrimonio, la igualdad o la superioridad del hombre". "Si la mujer tuvo que demostrar su capacidad para ser autosuficiente económicamente, el hombre tuvo que demostrar capacidad y disposición para cuidar a sus hijos. El hombre de hoy también lava, teje, cocina. La tendencia es diluir la diferencia entre los géneros". Así, la claridad de los roles se va diluyendo y lo único que provoca es tal confusión que hombres y mujeres comienzan a definir su identidad genérica a partir de rasgos compartidos, como el poder, la capacidad proveedora, la autonomía, la inteligencia y la razón. CAMBIO. Pero, ¿cómo se llegó a todo esto? Todo comenzó a finales de la década de los 50, cuando las mujeres comenzaron a irrumpir en el mercado de trabajo. Evidentemente un poco sobre la lógica de las feministas, en el sentido de que todavía hay una separación sexual del trabajo. Esto atrajo el fenómeno de la doble jornada, reclamado por las feministas. La mujer salía al mercado de trabajo, pero de todas maneras tenía que regresar a cumplir con las responsabilidades domésticas. Posteriormente, ya como universitarias, comenzaron a adquirir una perspectiva completamente diferente a aquellas que no trabajaban o no tenían estudios. "Viene el control de la natalidad, la píldora y la crisis del matrimonio, porque para ese entonces las mujeres ya tienen la opción de no tener que ser sometidas al abuso del poder masculino; pueden divorciarse. "Las mujeres se van desligando del pasado, del matrimonio, de los hijos. Una mujer con siete hijos no tiene la misma voluntad para decir 'yo mando al carajo a este imbécil que me maltrata', a otra que tiene trabajo y que es madre de un solo hijo". DESPRESTIGIO. Pero en décadas pasadas no sólo había machos como las feministas se encargaron de exaltar. El académico ubica dos conductas más: "El mandilón, que es el contrapunteo de la figura del macho y que sería entendido como aquel individuo que aún teniendo el control de las fuerzas de poder, se subordina o permite que la mujer ejerza el poder. "La otra es la del rey benévolo, que tenía el control, y que por tanto era indiscutible su posición de superioridad en la lógica de un esquema machista, pero que no abusaba de su poder". -Los machos cada vez la tienen más difícil... -Sí, porque aunque muchos quieren seguir repitiendo este patrón, la realidad se los impedirá, el mundo los irá ubicando. |
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miércoles, 1 de agosto de 2007
El machismo de clóset
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