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viernes, 31 de agosto de 2007

El síndrome posvacacional afecta la productividad, pero usted puede enfrentarla

 

 

Investigaciones demuestran que el 35 por ciento de los trabajadores en España sufren de lo que en Colombia llamamos 'locha'.

Se trata del malestar que produce la inadaptación al trabajo o la reducción de la productividad en el mismo, tras el regreso del período de descanso cuando se debe volver a los hábitos regulares de trabajo y estudio.

Es normal que la persona se llene de ansiedad y sienta "locha" o una pereza muy grande de volver a sus obligaciones.

Los síntomas reportados son: depresión leve, irritabilidad, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, dolores musculares, debilidad, tensión, náuseas, palpitaciones, taquicardias, sensación de ahogo y problemas de estómago, entre otros.

¿Será esta la explicación de que al regresar de vacaciones se encuentre usted con cambios de humor continuos y dificultades de concentración en el trabajo? ¿O de esa sensación de hastío y abatimiento que le embarga cuando regresa de sus felices vacaciones a reportarles de nuevo a sus jefes?

Es fácil acostumbrarse a levantarse tarde

El Dr. Germán Sánchez, especialista en Medicina Familiar, expresa que la principal causa de este trastorno es la alteración del ritmo de vida y el cambio brusco sobre el biorritmo o reloj interno, que se encarga de regular el funcionamiento del organismo según los estímulos y vivencias a los que está expuesto.

Es muy fácil acostumbrarse a levantarse y acostarse tarde, a pasar el día haciendo nuevos amigos o conociendo sitios interesantes, así como dedicarse a las actividades de ocio que normalmente no queda tiempo para hacer. Y el contraste de ese tiempo relajado y placentero, con el carácter rutinario, disciplinado y exigente del día a día al regreso, crea un desbarajuste en el organismo.

Es por esto que, con más frecuencia, este síndrome se presenta en las personas que hacen una ruptura brusca del ritmo de vacaciones y se incorporan de inmediato al trabajo o al estudio sin una pequeña adaptación a los horarios.

"Si su cargo es de mucha responsabilidad, si tiene exceso de carga laboral o si tiene mala relación con sus compañeros de trabajo, es probable que usted no sienta muchas ganas de reintegrarse", expresa Sánchez.

Lo mismo aplica si se siente descontento con su puesto de trabajo, sea porque no le gusta o porque se siente subvalorado o menospreciado por sus jefes o colegas.

Es posible que durante las vacaciones haya tenido tiempo de reflexionar y darse cuenta de que quiere otras cosas en su vida, pero se ha resignado a no tenerlas todavía y eso genera el síndrome.

Incluso, la personalidad
insegura y pesimista que tiende a ser negativa en las reflexiones del sentido de la vida y ante las dificultades en general, puede estar predispuesta a este trastorno.

Las personas que trabajan mucho, quedándose hasta tarde y trabajando los fines de semana, a veces idealizan el período de vacaciones viéndolo como la culminación de sus esfuerzos. Pero cuando deben regresar y piensan en que falta al menos otro año para volver a vivirlo, se deprimen.

La solución en sus manos

Dicen los expertos que, entre más largo sea el período de vacaciones, más costará adaptarse de nuevo al ritmo cotidiano. 

  • Las personas que tienen tendencia a sufrir de ansiedad al regreso de su descanso, deben tomar períodos fraccionados, como salir dos o tres veces al año en vez de una sola. Con esto, se busca "desconectarse" varias veces y que la persona tenga la sensación de que las vacaciones son más frecuentes, menciona el Dr. Sánchez.
  • Tratar de tener en las vacaciones un horario similar al de la rutina diaria en cuanto a las horas de sueño y las comidas. Y, en lo posible, regresar a casa dos o tres días antes de volver al trabajo para tener un período de adaptación al horario, así como para descansar del trajín del regreso y organizar sus cosas.
  • Al reintegrarse al trabajo no espere solucionar todo el mismo día quedándose hasta tarde. Tranquilícese con la pila de trabajo que lo espera, piense que sería peor si por el afán las cosas quedan mal hechas o comete algún error. Mejor lea las cosas con calma e infórmese de los cambios que hayan tenido lugar en su ausencia.
  • Reúnase con sus compañeros, intégrese al ambiente de trabajo nuevamente y retome las relaciones donde las dejó para llevarlas igual o, incluso, mejorarlas.
  • Los médicos aconsejan que se respete el descanso del fin de semana, así como evitar llevarse trabajo a la casa por la noche y continuar resolviendo cosas allí mediante el celular o el portátil.
  • Es mejor tener una vida laboral que asegure unas horas libres al día y descanso los fines de semana, que trabajar sin parar y tomar después unas vacaciones largas.
  • Cuando se hacen largos viajes en avión el organismo se deshidrata, así que beba mucha agua y evite las comidas pesadas.
  • Consuma al mínimo el café y reduzca el cigarrillo, pues al volver a estar bajo presión después de un tiempo largo de estar relajado, una gran dosis de estos estimulantes puede indisponerlo.
  • Tal vez sea el momento de tomar ese curso de yoga o meditación, o premiarse con un buen masaje Shiatsu para relajarse y vivir el regreso con calma. En todo caso, si procura mantenerlos como rutina, su salud lo agradecerá.
  • Finalmente, trate de mantener la dosis de aventura, así sea en cosas sencillas, como ir a museos, asistir a eventos culturales, reunirse con los amigos, tomar nuevos cursos o practicar deportes, clásicos o extremos.

Estas cosas ayudan a acoplarse poco a poco al ritmo cotidiano y nos muestran que la vida se disfruta no sólo cuando estamos de vacaciones.

Los niños también lo sufren

Los niños pueden deprimirse levemente ante la idea del cambio brusco entre el estilo de vida de las vacaciones y el del colegio, pues hay que reducir el tiempo de juego, volver a los horarios y a las tareas.

Sobre todo, los más pequeños son muy sensibles a los cambios bruscos. Para ello, los padres deben hacerles el cambio más fácil, hablándoles de todo lo nuevo que aprenderán, lo bueno que será reencontrarse con sus amigos y mostrarles que para papá y mamá también llega el momento de asumir las labores con alegría para poder seguir progresando.

Excepciones (para todo existen)

Hay a quienes, en cambio, regresar a la rutina les produce alivio. En estos casos, las personas se estresan durante las vacaciones, aunque suene a rareza, porque no están acostumbradas a pasar todo el día con los hijos o con su pareja y cuando surgen situaciones que no saben cómo manejar, se sienten incómodas.

También ocurre que son hiperactivos o adictos al trabajo y sienten la necesidad de volver a la adrenalina que éste les produce.

Fuentes:

Por MILENA CLAVIJO

Tomado de www.eltiempo.com

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