La segregación laboral y la división sexual del trabajo, persiste; se sigue encasillando al sexo femenino en áreas que tienen que ver con los roles preestablecidos como servicios y educación, alertan especialistas
ANGÉLICA SIMÓN
El Universal
Domingo 29 de julio de 2007
La discriminación laboral camina en tacones por la ciudad. Tiene distintos rostros: hostigamiento sexual, despido o no contratación por embarazo, menores salarios que los varones a iguales tareas, condicionamiento sobre la apariencia física, la talla, la ropa, o el estado civil, violencia laboral e incluso abuso sexual.
De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Fomento del Empleo del Distrito Federal, en los últimos seis años, 3 mil 836 mujeres de la capital del país demandaron a sus patrones por alguna de estas causas y los números van al alza.
Según las estadísticas, de 2001 a 2006 las denuncias por hostigamiento sexual subieron 122%; los despidos por embarazo 106%; las presentadas por violencia laboral 61% y la discriminación en general, 133%.
Tan sólo en lo que va del año, la Procuraduría de la Defensa del Trabajo de la ciudad de México ha recibido 403 denuncias por esos motivos.
Ana María Loaeza, titular de la Subprocuraduría de Atención a Mujeres resaltó que el despido por embarazo se mantiene como la principal causa de discriminación reportada (40%).
"Parece ser que el estar embarazada es un crimen y que los patrones olvidan que es una condición natural de la mujer, que además está reconocida en la ley y perfectamente normada", señaló.
El hostigamiento sexual, con 17% es el segundo problema laboral que enfrentan las habitantes de la capital del país con más frecuencia.
El Instituto de las Mujeres del Distrito Federal reporta que el hostigamiento sexual es uno de los principales factores para que las mujeres no accedan a los cargos de dirección en los centros laborales y ello, afirma el organismo, implica la limitación ocupacional como parte de la discriminación que los hombres ejercen contra la población femenina ante la escasez de oportunidades de trabajo.
La violencia física o verbal también son formas de discriminar, así como negar el ascenso, la falta de capacitación, y en general otorgarles menores prestaciones.
Existe una marcada discriminación laboral que es cualquier tipo de distinción, exclusión, restricción o preferencia que tenga como resultado eliminar o alterar la igualdad de oportunidades o de trato hacia las mujeres en el trabajo.
Prevalecen roles preestablecidos
Ana Buquet Corleto, secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de Género, afirma que persiste la segregación laboral y la división sexual del trabajo; es decir, se sigue encasillando a las mujeres en trabajos que tienen que ver con los roles preestablecidos como son los servicios y la educación, y su presencia es todavía mucho menor que la de los hombres en espacios directivos.
Asimismo, señala Buquet, persiste la segregación salarial: menores sueldos y prestaciones. Información de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal indica que en la ciudad de México existen diferencias salariales entre 7% y 35% de mujeres y hombres que desempeñan el mismo cargo aun cuando el precepto constitucional refiere que a trabajos iguales, salarios iguales.
Además, no sólo persisten las viejas formas de discriminación, sino que hay otras nuevas como por ejemplo los condicionamientos de tallas, estatura o apariencia física marcados por los estereotipos de belleza, así como la soltería.
La investigadora apunta que a pesar de vivir en una ciudad que está trabajando en consolidarse como un espacio democrático y equitativo, la discriminación sigue siendo un problema porque tiene que ver con un orden cultural que se arrastra históricamente.
Vivimos aún bajo una estructura patriarcal con prejuicios que se basan en la idea de inferioridad hacia las mujeres, explica la especialista.
"Que un gobierno se preocupe por ser equitativo, no quiere decir que logrará erradicar la discriminación en corto tiempo", afirma Buquet Corleto.
Hay avances, dice, pero faltan cambios más de fondo, estructurales que tienen que ver con reformas educativas, que se incluya en los libros de texto la visión de género, así como leyes que promuevan políticas institucionales y empresariales a favor de la igualdad.
Combatir la discriminación
Aunque la discriminación está prohibida en la Constitución y en toda la normatividad laboral, poco se puede hacer contra ésta, reconoce Ana María Loaeza, de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.
"De que está contemplado está contemplado, pero es difícil contar con los elementos para probar en un juicio y que se castigue a un patrón por discriminar, por eso se interponen juicios por despido injustificado", indica la funcionaria.
Pero no sólo hay ese vacío. La discriminación, afirma la subprocuradora, se puede dar antes, durante y con el despido.
"Antes, solicitando más requisitos de los que establece la ley, condicionando aspectos físicos, estado civil, entre otros; durante: no capacitando, pagando menos, hostigando o menospreciando y con el despido", explica.
Cuando es antes, no se puede hacer nada porque no son trabajadoras, "laboralmente hablando no se puede sancionar a las empresas porque no existe una normatividad que diga que si tu empleador pide estos requisitos adicionales a la norma será sancionado".
El problema de fondo, coinciden las especialistas, gira en torno a los vacíos legales, a que no hay una cultura laboral ni una cultura de la igualdad y la necesidad.
"La situación económica y el desempleo han alcanzado niveles alarmantes en donde la gente aun con conocimiento de causa toma los empleos, a pesar de que de antemano saben que las condiciones no son las de la ley; en el caso de las mujeres se está dando una figura de jefa de familia y ante esa responsabilidad se aceptan condiciones que bajo otras circunstancias no se aceptarían, pero ante la necesidad extrema no les queda otra alternativa", concluye Loaeza.
Tomado de www.eluniversal.com.mx
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