El 15% de los mayores de 5 años sufre este trastorno, al que se conoce como enuresis, y orina involuntariamente en medio del sueño profundo. Uno de los detonantes pueden ser las tensiones familiares.
Cuenta el doctor Carlos Wahren, jefe de Pediatría del Hospital Italiano de Buenos Aires, que este asunto aparece hasta en antiquísimos papiros egipcios, donde se muestran pócimas para ayudar a los chicos que se hacían pis a la noche. Desde entonces, se aplicaron agresivas terapias contra la enuresis, el nombre de la dolencia: ventosas en el pene, yugos de hierro, descargas eléctricas. Por suerte, con el tiempo, los remedios han cambiado, pero no el problema: 500.000 chicos argentinos lo padecen.
La cifra no surge de un estudio epidemiológico, sino de extrapolar la estadística internacional. Y el problema puede estar subvaluado porque "todavía es considerado algo vergonzante, aunque no debería serlo", dice Wahren.
Según datos de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), el 15% de los mayores de 5 años sufre este trastorno y orina involuntariamente en medio del sueño profundo. De ellos, el 10% lo suele resolver sin tratamiento al cabo de un año. "Desde ahí hasta los 15 años, el 99% se 'seca', es decir, uno de cada 100 sigue mojando la cama", aporta Ricardo Medel, médico del servicio de Urología del Hospital de Niños y docente de la cátedra Urología de la UBA.
¿Qué pasa con los que no se curan solos? "Lo primero que hay que hacer es evaluar si el problema es orgánico o psicológico", agrega Jorge Gómez Elías, médico urólogo del Hospital Alvarez. "Porque los tratamientos son distintos".
Según el doctor Wahren, la enuresis es algo "claramente multifactorial, lo que dificulta un enfoque terapéutico exitoso". Los principales factores son:
Una disminución en la capacidad funcional de la vejiga.
La falta de aumento nocturno de la hormona antidiurética, que normalmente se segrega más durante la noche. "Se trata con análogos de la hormona antidiurética", informa Wahren.
Una maduración más lenta de las complejas vías nerviosas de las vejigas, que hace que cumpla con su complejo sistema de retención y acumulación de orina. Y una inestabilidad en la musculatura de la vejiga sería otro factor. "Una vejiga hiperactiva genera un aumento de la presión, un aumento de las contracciones que generan el espasmo que hace expulsar la orina", dice el doctor Gómez Elías.
Factores genéticos. Aporta Wahren: "Si un padre es enurético, hay un 40% de posibilidad de que sus hijos lo sean. Si los dos lo son, el 70%".
Lo emocional también aparece. Un divorcio, una tragedia familiar pueden ser factores desencadenantes en los chicos predispuestos a la enuresis. "Pero cuidado cuando aparece de la nada, porque puede tener que ver con una diabetes, que tiene como uno de sus síntomas el exceso de orina", sigue Wahren.
La profundidad del sueño. Los chicos enuréticos son muy difíciles de despertar.
La causa psicológica pura parece estar un poco devaluada, lo que lleva a que en la actualidad, en algunos casos, la terapia tenga un importante componente farmacológico. "Con el antidiurético conseguimos sacar del problema al 70% de los mayores de 7 años", afirma Medel.
Wahren sabe que las terapias conductistas no son bien vistas, pero se anima a decir que las alarmas que se colocan en el calzoncillo o bombacha y suenan a la menor humedad "han demostrado ser útiles: es la terapia con un mayor índice inicial y menor índice de recaída".
No queda duda de que la enuresis tiene consecuencias psicológicas. El chico lo sufre. Lo oculta, se avergüenza. "Se les dificulta la vida social -agrega el doctor Gómez Elías-. ¿Qué posibilidades tiene de ir a la casa de otro chico, o de campamento?".
Para Ricardo Medel, lo importante es llevar un mensaje tranquilizador. "No en todos los casos sabemos por qué se mojan, pero en este momento tenemos armas para ofrecer tratamientos". Y, afortunadamente, estas nuevas armas no tienen nada que ver con las de antaño
La cifra no surge de un estudio epidemiológico, sino de extrapolar la estadística internacional. Y el problema puede estar subvaluado porque "todavía es considerado algo vergonzante, aunque no debería serlo", dice Wahren.
Según datos de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), el 15% de los mayores de 5 años sufre este trastorno y orina involuntariamente en medio del sueño profundo. De ellos, el 10% lo suele resolver sin tratamiento al cabo de un año. "Desde ahí hasta los 15 años, el 99% se 'seca', es decir, uno de cada 100 sigue mojando la cama", aporta Ricardo Medel, médico del servicio de Urología del Hospital de Niños y docente de la cátedra Urología de la UBA.
¿Qué pasa con los que no se curan solos? "Lo primero que hay que hacer es evaluar si el problema es orgánico o psicológico", agrega Jorge Gómez Elías, médico urólogo del Hospital Alvarez. "Porque los tratamientos son distintos".
Según el doctor Wahren, la enuresis es algo "claramente multifactorial, lo que dificulta un enfoque terapéutico exitoso". Los principales factores son:
Una disminución en la capacidad funcional de la vejiga.
La falta de aumento nocturno de la hormona antidiurética, que normalmente se segrega más durante la noche. "Se trata con análogos de la hormona antidiurética", informa Wahren.
Una maduración más lenta de las complejas vías nerviosas de las vejigas, que hace que cumpla con su complejo sistema de retención y acumulación de orina. Y una inestabilidad en la musculatura de la vejiga sería otro factor. "Una vejiga hiperactiva genera un aumento de la presión, un aumento de las contracciones que generan el espasmo que hace expulsar la orina", dice el doctor Gómez Elías.
Factores genéticos. Aporta Wahren: "Si un padre es enurético, hay un 40% de posibilidad de que sus hijos lo sean. Si los dos lo son, el 70%".
Lo emocional también aparece. Un divorcio, una tragedia familiar pueden ser factores desencadenantes en los chicos predispuestos a la enuresis. "Pero cuidado cuando aparece de la nada, porque puede tener que ver con una diabetes, que tiene como uno de sus síntomas el exceso de orina", sigue Wahren.
La profundidad del sueño. Los chicos enuréticos son muy difíciles de despertar.
La causa psicológica pura parece estar un poco devaluada, lo que lleva a que en la actualidad, en algunos casos, la terapia tenga un importante componente farmacológico. "Con el antidiurético conseguimos sacar del problema al 70% de los mayores de 7 años", afirma Medel.
Wahren sabe que las terapias conductistas no son bien vistas, pero se anima a decir que las alarmas que se colocan en el calzoncillo o bombacha y suenan a la menor humedad "han demostrado ser útiles: es la terapia con un mayor índice inicial y menor índice de recaída".
No queda duda de que la enuresis tiene consecuencias psicológicas. El chico lo sufre. Lo oculta, se avergüenza. "Se les dificulta la vida social -agrega el doctor Gómez Elías-. ¿Qué posibilidades tiene de ir a la casa de otro chico, o de campamento?".
Para Ricardo Medel, lo importante es llevar un mensaje tranquilizador. "No en todos los casos sabemos por qué se mojan, pero en este momento tenemos armas para ofrecer tratamientos". Y, afortunadamente, estas nuevas armas no tienen nada que ver con las de antaño
Tomado de www.clarin.com
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