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viernes, 10 de agosto de 2007

Aún predomina el sistema patriarcal: La mujer obedece y el varón, manda

 
Mientras los hombres no toman conciencia y piensan que están en un lugar privilegiado respecto a las mujeres, ellas cumplen hasta tres tipos de trabajos para ser reconocidas socialmente: en el hogar, en el empleo y en organizaciones sociales. Así lo plantearon Noemí Soraire y Néstor Egea, quienes resaltaron la importancia de abrir un debate sobre este tema: "Estas cuestiones generan replanteos de relaciones interpersonales y de la propia vida cotidiana. Lo positivo es que esto lleva a tomar posiciones igualitarias y permite construir una sociedad con una aspiración más equitativa".

Los especialistas en género, Noemí Soraire y Néstor Egea, están convencidos de que aún predomina el sistema patriarcal en esta sociedad del siglo XXI. "Pese a algunos avances, no hay un cambio profundo. Las mujeres siguen sufriendo violencia, no llegan a los espacios de poder (y son cuestionadas las que llegan) y son objetos desde la sexualidad", recalcaron para poner en el tapete una realidad que sigue latente. La relación sigue marcándose sobre la base de que la mujer está para obedecer y el varón, para mandar.

Uno de los escenarios más palpables de las desigualdades respecto al hombre se da en el campo laboral. "La mujer tiene una doble jornada de trabajo que muchas veces no es reconocida: el doméstico (funcionamiento del hogar) y el extra doméstico (su empleo). También está la tercera jornada, cuando sale a la calle en busca de su bienestar (participa de otras organizaciones)", detalló Soraire, quien también se especializa en los estudios sobre la mujer y el trabajo.

¿Qué pasa con el hombre?, se le preguntó a Egea. "Los hombres no toman conciencia, piensan que están en un lugar privilegiado respecto a las mujeres. Está previamente establecido que sirve únicamente para salir a trabajar y por ende no tiene que ayudar en el hogar. La crisis del 2001, por ejemplo, marcó una crisis en la masculinidad porque muchos hombres perdieron sus empleos y sus compañeras tuvieron que salir a la calle a trabajar", respondió al lamentar que estas relaciones condenadas a los estereotipos culturales terminan transformando personas "amputadas" de lo que pueden hacer en potencia.

"Estas cuestiones generan replanteos de relaciones interpersonales y de la propia vida cotidiana .Lo positivo es que esto lleva a tomar posiciones igualitarias. Permite construir una sociedad con una aspiración más equitativa. Por eso es positivo que se planteen jornadas para debatir estas problemáticas", resaltó por último Soraire.

Tomado de www.primerafuente.com.ar

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