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martes, 28 de agosto de 2007

Romance en el trabajo



Motivos y consecuencias de mezclar amor y labor

Yeny Palacios

24 de agosto de 2007

Descubrir que su esposo le había sido infiel con una compañera de trabajo casi acaba con Elvira. A la furia le siguió la frustración, y por momentos un sentimiento de culpa.

Recuperada de la impresión, decidió separarse y empezó a hacer planes para cuidar sola a sus dos hijos. Para ese entonces, él le estaba pidiendo perdón y autorización para quedarse en la casa. Aunque el proceso fue largo y doloroso, la infidelidad fue perdonada, pero jamás olvidada.

El caso de Josefa representa la contraparte. Ella sabía que Julián era casado cuando accedió a empezar una relación. Al ser descubiertos se produjo una crisis en la oficina en la que trabajaban. Ella tuvo que dejar el empleo mientras que él quedó en la cómoda posición de conservar su puesto y esperar la reacción de su ofendida esposa.

Debido a la frecuencia con la que oyen este tipo de relatos, los psicólogos han llegado a la conclusión de que la infidelidad con compañeros de trabajo es más frecuente de lo que se podría sospechar y según Nancy Álvarez y Myriam Balbela, sicólogas y sexólogas con prácticas en Miami y Los Ángeles, respectivamente, el problema podría incluso agravarse debido a una mal entendida libertad de parte de las mujeres.

Por su parte, en un artículo titulado Dealing with Romance in the Office, aparecido en la publicación Working World, la doctora en psicología Susan Perry cita a Shirley Glass, una experta en casos de infidelidad, quien basándose en su experiencia como terapeuta señala que el 62% de este tipo de casos en los hombres se produce con compañeras de trabajo y en las mujeres el porcentaje llega al 46%.

La doctora Álvarez opina que la infidelidad en las mujeres tiene tres causas: el ingreso masivo de las mujeres al campo laboral, las licencias que se otorgan a sí mismas basándose en una errónea interpretación de libertad y el desgaste de sus relaciones conyugales.

"Las mujeres ahora se den permiso para tener relaciones, para enamorarse. Un permiso que, aunque sigue siendo muy criticado por la sociedad [acepta la del hombre, pero no la de la mujer], sigue aumentando de manera muy peligrosa porque no creo que la infidelidad ayude a nadie, ni al hombre ni a la mujer ni a los hijos y mucho menos a la sociedad", afirma.

Con relación a la tercera causa que plantea, la entrevistada señala: "Para que una relación se mantenga, las personas tienen que sentirse amadas, cuidadas, respetadas y comprendidas.

Por su experiencia con la población latina, la doctora Balbela señala que entre las causas de relaciones amorosas en el empleo se debe considerar el tiempo que los trabajadores comparten.

Explica que por la gran presión y estrés vinculados a la situación económica y las grandes carencias emocionales, los compañeros y compañeras de trabajo se convierten en la única fuente de gratificación en las relaciones humanas.

"Son las personas con las que pueden intercambiar opiniones y hablar de lo que les está ocurriendo. Cuando llegan a la casa, a las seis o siete de la tarde, están agotados y tanto él como ella atienden a la familia, la comida y se van a dormir. La vida de la pareja queda totalmente externa y no comparten nada", afirma Balbela.

"Ocurre que es en el trabajo donde empiezan a ver más posibilidades de encontrar almas gemelas y espacios donde compartir. Se oyen cosas como: 'No es que esté pensando en ser infiel, pero me entiendo tan bien con él o con ella...', son este tipo de comentarios las señales de alerta frente a la tormenta que está por venir", advierte la psicóloga.

Aunque entre compañeros de trabajo solteros se han establecido relaciones de pareja sólidas y saludables, entre los casados lo que puede surgir es una relación irreal basada en información parcial.

La doctora en psicología Susan Perry señala que en el trabajo la gente presenta un lado no representativo de lo que en realidad es; en el trabajo las personas tienden a mostrar lo mejor de sí, dejando en el misterio sus defectos y otros aspectos poco favorables.

Esto lleva a pensar que si abandonan a sus parejas y establecen una nueva relación con quien consideran su nuevo ideal, lo que probablemente ocurra, dice Balbela, es que al enfrentar la rutina de la casa y los problemas económicos y familiares, la relación vuelva a desgastarse y el supuesto ideal se convierta en una molesta atadura de la que desean liberarse.

Si los compañeros de trabajo son solteros, la situación es menos escabrosa, pero no está exenta de contrariedades tales como el riesgo de afectar la productividad y las relaciones laborales.

Un artículo de CareerBuilder.com, sitio web dedicado a difundir información para buscar y ofrecer empleo, hace alusión a una encuesta que realizó la revista para caballeros Best Life vía internet y que indica que el 92% de los hombres entrevistados para este estudio admitió haberse sentido atraído por compañeras de trabajo. En el caso de las mujeres, el porcentaje llegó al 54%.

"De entre los tópicos más espinosos de la vida laboral, quizá ninguno sea tan controvertido y potencialmente destructivo para los participantes como el del amor y el sexo en la oficina. Los romances en la oficina se han convertido en un asunto prácticamente imposible de impedir de normar", afirma Mauricio González, coordinador editorial de HSM México, organización vinculada al área empresarial.

Por las dudas, si se siente atraído por un compañero de trabajo, piénselo dos veces antes de hacer prosperar su interés.

Tomado de www.laopinion.com

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