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miércoles, 8 de agosto de 2007

Suelta el amor a tiempo



Amamos lo que fue en un principio pero no
necesariamente permanece en el presente

Muchas de las personas que me consultan en terapia
reiteradamente mencionan la siguiente frase "Mi pareja
ya no me trata tan bien como antes. Sin embargo, sigo
amándolo como siempre."




Afirmación que me incita a preguntarles ¿Consideras
que al seguir amándolo(a) como siempre renacerá en
el/ella el amor? ¿Tu sacrificio al permanecer
devolverá aquellos sentimientos que perecieron con el
tiempo? ¿Podría ser que el amor cambia y a veces
termina?

Nos vemos intentando recuperar el amor que se
desvanece realizando acciones salvavidas como:

Desviviéndonos por la pareja, cumpliendo cada uno sus
deseos, anticipándonos a lo que le puede faltar , sin
pedir nada a cambio.
Preguntando qué falto, este cuestionar para resolver
o incluir aquello que se fue
Llorando en una desesperación de no saber por dónde
ir ni mirándonos con las manos vacías de anhelos
perdidos
Suplicando llegando al ruego insistente para no
vernos en una soledad nuevamente.

No generalizo, entiendo que existen amores que
perduran muchos años y van transformándose en el
tiempo, es decir, maduran.

Me refiero a aquellos sentimientos que se
desvanecieron en uno de la pareja mas continuaron en
el otro. Cuando uno de la pareja cree que la relación
puede continuar y pareciese que está bien, sin
embargo, el o la otra considera que ya no es igual, el
amor, encanto e ilusión terminaron.

¿Negamos aquello que parece inminente como es el final
de una relación?

Tanto hombres como mujeres deseamos creer que el amor
e interés NO terminan porque de ser así, tendríamos
que enfrentarnos con:

El derrumbe de expectativas planteadas con la pareja.
La despedida a la compañía y bienvenida a la
soltería.
El miedo a la soledad.
Tener que reestructurar la vida sin la pareja.
Temor de no encontrar otra pareja.

Nos aferramos para no enfrentarnos con el dolor.
Cuando no se sueltan las relaciones a tiempo, el
prolongarlas ocasiona tanto desgaste físico como
emocional. Y entre mas neguemos la ruptura inminente
mas se irá deteriorando la relación entre los dos. Nos
enfrentamos con peleas constantes, indiferencia por
parte de la otra persona, falta de atención e incluso
llegar a acciones que nos hieren enormemente.
Por ejemplo.
Queda de llamarnos y no lo hace.
Cancela nuestra cita.
Parece que está ausente.
Sientes que él no está a gusto y desearía estar en
otro lado.

En sin número de circunstancias la persona que desea
finalizar la relación se abstiene por miedo a herir al
otro y es por ello, que su comportamiento cambia y a
través de éste expresa sus deseos silenciosos. Es
decir, se torna distante, desinteresado y todo por
temor a herir al otro.

Por supuesto, que estoy considerando un periodo de
esfuerzo, de reconciliación de diferencias y búsqueda
de soluciones a problemas manifestados en la relación
de pareja.

Este periodo asimismo tiene una vigencia siendo los
resultados positivos y reconcilatorios o improductivos
y de ruptura.

Existe la esperanza de seguir con aquello que queremos
pero ciertamente si una de la partes ya no desea estar
en la relación la retribución y dinámica en la pareja
se afecta negativamente.

Personas entrarán y saldrán de tu vida algunas te
acompañarán por un instante y otras se quedarán por un
tiempo.

No temas soltar el amor que fue.

CARLOS LEOS

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