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viernes, 28 de septiembre de 2007

El fenómeno de los sex shop

 

Plus!: Es algo de lo cual contrariamente a lo que se cree, sí se habla. Y se compra. La mayoría de quienes recurren a los juguetes sexuales son parejas bien constituidas que buscan avivar la pasión. Ellas prefieren todo lo relacionado con despertar la atención en su pareja, como los disfraces.



Mientras que la principal consulta de los hombres está orientada a los desarrolladores, extensiones, engrosadores y prótesis. Mitos y realidades de un negocio que tiene tanto de confidencial como de habitual.

No, pero sí. La cuestión es que más gente de la que se cree recurre en la ciudad a la compra de complementos sexuales, por lo menos una vez en su vida. De hecho la sociedad fueguina en su conjunto es calificada por quienes se dedican a este negocio como un alto consumidor, pero también muy prejuicioso. La clave del éxito: respetar el pudor de sus clientes, entregar el producto con hiper discreción y guardar el secreto.

El Sureño consultó a Exotic, uno de los sex shop más frecuentados, que desde hace ocho años comercializa todo tipo de aditamentos sexuales: «En Tierra del Fuego, a diferencia de Buenos Aires o cualquier otro lugar donde haya un sex shop la preocupación por la mirada del otro es muy fuerte. La gente compra, pero la mayor preocupación está puesta en la confidencialidad», comenta Carina de Exotic.
Sin duda el recurrir a elemento eróticos se mitificó demasiado. Pero según los profesionales y vendedores de varios sex shop, quienes compran no son necesariamente 'raros': «La clientela es tan variada como la sociedad misma, aquellos que relacionan sex shop con gente rara están muy lejos de la realidad», afirma la vendedora, y agrega: «con ese prejuicio se están perdiendo de conocer todo un mundo de sensaciones placenteras, mejorando notablemente su vida sexual».
El Sureño consultó al sexólogo Juan Carlos Kustnezoff, quien aclara sobre los motivos de acercarse al mundo de los juguetes sexuales: «Hay numerosas respuestas y razones. Jugar simplemente, aumentar la satisfacción personal e íntima. Generalmente nada que suponga una parafilia, antes llamada perversión».

Quiénes compran
En números la clientela se lee así: la gran mayoría son parejas de heterosexuales, casados, en una franja que va desde los 25 a 65 años de edad. De todos estos el 60% son hombres, aunque la mujer ha cobrado un lugar de interés en reavivar la pasión con su pareja.

«La mujer se reconoce el derecho a tener una sexualidad más plena de lo que se le ha permitido a lo largo de la historia, el hombre está aprendiendo a no ser el único con necesidades sexuales 'especiales', y la pareja está tomando conciencia de que la pasión es comparable a una hoguera; que en un principio genera una inmensa carga de energía, pero a medida que pasa el tiempo es necesario mantener y reavivar ese fuego para que no se extinga», continúa Carina.

Como toda venta, la de los juguetes para adultos también fluctúa por temporadas, aunque no según los parámetros más conocidos; hay algunas ocasiones en las cuales las ventas de los sex shop aumentan y son los aniversarios y recién casados, bodas de plata y las despedidas de soltero.
Pero sin duda para la venta de estos dispositivos influye la predisposición anímica, por lo que las vacaciones y fines de semana largos suelen aumentar: «No hay fechas especiales -afirma Carina- la venta de productos eróticos mantiene un ritmo durante todo el año, aunque las despedidas de soltero generan más llamadas».

Ranking de ellos y ellas
Cuando se habla de demandas, la variedad de preferencias es mayor que la oferta de productos eróticos: «Es muy difícil decir qué es lo que más se vende porque las preferencias son múltiples y se dan momentos en los que un producto determinado se vende más que otros, pero siempre son diferentes», aclara nuevamente Carina.
¿Pero qué buscan ellos y qué buscan ellas en un sex shop? A las mujeres en general les interesa todo lo relacionado con despertar la pasión de su pareja como los disfraces. «Las preferencias son más variadas a la hora de consultar, todo artículo es de interés: dildos, vibradores, masturbadores, afrodisiacos, juegos, masajeadores, esposas. Sin embargo, quien concreta la compra de un dildo o vibrador es el hombre. Casi siembre muy informado de lo que su pareja desea», dice.
Mientras que la principal consulta de los hombres está dirigida a modificar el tamaño del pene: desarrolladores, extensiones, engrosadores, prótesis son los más buscados. En segundo término aparecen dos temas muy relacionados entre sí: mejorar y mantener más tiempo la erección y retrasar la eyaculación. «Entonces la compra esta dirigida a los geles y los anillos», suma Carina.

También reciben una cantidad de consultas por afrodisiacos como las feromonas. «Como estimulantes para sí mismos o para lograr despertar interés en el otro sexo. También hay mucha demanda de películas por parte de ellos y gran interés por mejorar el sexo anal», agrega.

Según ella, uno de los factores que influye es el desconocimiento sobre la variedad de productos que existe en el sex shop. «Generalmente se lo asocia con vibradores y la verdad es que la oferta llega mucho más lejos. Hay artículos que no son tan conocidos y valdría la pena investigar como las bolas chinas; inclusive hay disponible un modelo que se considera, es el original nacido en China, estas son bolas con movimiento interior que se introducen en la vagina. El primer efecto es la sensación de placer, pero también estimulan la lubricación, sirven para hacer ejercicios musculares del suelo pélvico y para tratar algunos tipos de incontinencia urinaria».

Para los hombres, los anillos para el pene, que ayudan a retener el flujo de sangre permitiendo una erección por un lapso de tiempo más prolongado y demorar la eyaculación», detalla la vendedora.

«Hay numerosas respuestas y razones al uso de juguetes sexuales. Jugar simplemente, aumentar la satisfacción personal e íntima. Generalmente nada que suponga una parafilia, antes llamada perversión», dice el sexólogo Juan Carlos Kustnezoff

Clientes
La gran mayoría son parejas de heterosexuales, casados, en una franja que va desde los 25 a 65 años de edad. De todos estos el 60% son hombres, aunque la mujer ha cobrado un lugar de interés en reavivar la pasión con su pareja

Están, pero no se ven

En Río Grande, a pesar de la demanda, no hay locales abiertos que se dediquen a la venta de juguetes eróticos, en este caso las consultas son por Internet; aunque algunas lencerías también lo hacen pero no exhiben los productos en vidriera.
Y aunque el éxito es innegable, muy pocas de las personas que curiosean las páginas y catálogos de los sex shop lo admiten. Algo similar sucede con las páginas eróticas, cuya popularidad está más que comprobada.

Según estos parámetros, el hecho de comprar por la red es uno de los factores determinantes para que las mujeres se animen a consultar y que, en locales de atención personalizada, la brecha entre consultas masculinas y femeninas es mayor.
El hecho es que los juguetes sexuales se siguen vendiendo, se cree que existen desde la antigüedad. Actualmente la industria de los complementos sexuales es inmensa y crece más que otras.

En Tierra del Fuego la clave para que el sex shop funcione, según Carina es «un riguroso sistema de confidencialidad, respeto y seriedad ante las consultas. Nosotros lo tenemos», asegura.

En la Isla una de las cosas que incrementa la repercusión de este tipo de negocios es el hecho de ser una sociedad, aún pequeña, donde existe una marcada sensación de que 'todos te conocen'. La vendedora lo expresa de este modo: «Cuesta aprender a vivir en una sociedad chica sin tener presente el dedo acusador del otro, que seguramente señala aquello que le incomoda porque él mismo no soporta la mirada reprobadora de los demás.

Es paradójico que la sociedad tolere más a aquellos individuos que perjudican a muchos con sus actos y se concentre en criticar la sexualidad del vecino. El sexo no es ilegal y es fuente de placer, no se entiende que alguien con una sexualidad plena se fije en lo que el otro hace en este campo». Surenio
 

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