Que estas buscando?

viernes, 28 de septiembre de 2007

Machistas al cuadrado

 
No hay manera de parar la decisión de las mujeres dominicanas por ocupar un lugar digno en la sociedad y participar de la vida nacional tete a tete con el hombre. Hemos ido alcanzado escaños desde hace más de 60 años
 
Por Claudia Fernández Lerebours /
El avance del segmento femenino de la población dominicana quedó evidenciado una vez más en la alta proporción de mujeres que ayer se invistieron como profesionales -sesenta y cuatro por ciento-, durante la ceremonia de graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Las féminas también coparon los graduados con honores en un setenta y dos por ciento.

No hay manera de parar la decisión de las mujeres dominicanas por ocupar un lugar digno en la sociedad y participar de la vida nacional tete a tete con el hombre. Hemos ido alcanzando escaños desde la década del cuarenta del siglo pasado, incluyendo programas de discriminación positiva que promueven la participación política femenina y la categorización criminal de la violencia contra la mujer en el plano doméstico.

Contrastan esos puntos luminosos con lo arraigado del machismo en la sociedad dominicana, rasgo social del que las mujeres somos víctimas pero también, lamentablemente, promotoras, por razones culturales. Las dominicanas no logramos despojarnos del todo del lastre machista con que la mayoría fuimos educadas. Se trata de condicionamientos sociales inveterados, que no se desarraigan de la noche a la mañana.

El machismo promueve el autoritarismo y viceversa. La presencia de ambos es condición común entre los hombres de uniforme del país, machistas al cuadrado. Difícilmente no sea machista un militar dominicano, aunque hay que reconocer que el avance de la sociedad también va determinando cambios en ese perfil, y cada vez hay más ejemplos de militares jóvenes menos inclinados a la exaltación cultural del macho. Lo mismo se aplica al autoritarismo aunque para superar éste, el trecho es aun más ancho.

Si el machismo dominicano carga de trabajo y estrés a las mujeres en el seno familiar y afecta la posibilidad de que los padres tengan una relación afectiva más cercana y sincera con los hijos, el pronóstico tiende a hacerse más negativo aun cuando la cabeza de familia es un militar.

Mientras tanto, es enfermiza la afección de la sociedad dominicana por lo castrense, no a nivel institucional precisamente hablando, sino en lo referente a qué esperar de un militar en lo particular.

Pareciera que la herencia de temor del militarismo se transformó hacia una especie de reverencia y admiración extremas que hace disculpar el autoritarismo. Se toma con general indulgencia que militares y ex militares se conduzcan como si estuvieran por encima de la ley, por ejemplo.

Hace falta un cambio de actitud en la sociedad en procura de que los  miembros de los cuerpos castrenses sean vistos y se vean a ellos mismos como personas sin privilegios.

En eso las mujeres jugamos un importante papel pues provienen de muchas de nosotras las posturas de endiosamiento a maridos, hijos, parientes o vecinos atendiendo a que sean "militar o ex militar".
 
Aunque no son dos variables necesariamente relacionadas, a mayor avance educativo de la mujer menos tolerancia al machismo y su componente autoritario.
 
Las nuevas generaciones son las llamadas a cambiar patrones culturales dañinos que alimentan los monstruos de los que luego toda la colectividad se lamenta.
 
Claudia Fernández  Lerebours es periodista
 

No hay comentarios.: