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viernes, 28 de septiembre de 2007

Mobbing: cuando trabajar se convierte en un infierno

El hostigamiento laboral es la violencia persistente de un jefe sobre un empleado. En la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas reciben cerca de diez denuncias por día de casos que ocurren en organismos de gobierno. Pero también sucede en empresas privadas. En Santa Fe reclaman que la Secretaría de Trabajo abra una oficina para ayudar a las víctimas de acoso
 

Un día Patricia llegó a su trabajo y le faltaban de los archivos de su computadora unos informes que se había quedado redactando la tarde anterior hasta después de hora. No sólo no encontró explicación a la misteriosa desaparición de esos materiales sino que debió soportar el enojo de su jefe. Al día siguiente cuando Patricia volvió su escritorio estaba ubicado en un rincón de la oficina y contra la pared. Según le dijeron sus compañeros, los cambios se trataban de remodelaciones en ese sector. Sin embargo, a partir de ahí su jefe dejó de hablarle, sólo se dirigía a Patricia para descalificarla y poco a poco quedó aislada del resto.

Ése fue sólo el inicio de una larga pesadilla que le tocó vivir nada más y nada menos que en lugar donde desde hacía 15 años se desempeñaba como empleada administrativa y del que se fue cansada de ese hostigamiento reiterado sin recibir ni siquiera una indemnización. Lo que no sabía Patricia hasta ese momento es que se había convertido en víctima del mobbing, una forma de violencia que humilla y lastima en el trabajo.

"La traducción más acertada es acoso moral, que en el ámbito laboral es el hostigamiento permanente que realiza un superior sobre su colaborador con la intención de alejarlo de su puesto de trabajo", explicó a Rosario3.com Susana Treviño, abogada laboralista especialista en el tema que trabaja en un proyecto para que la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social de la provincia incluya una oficina donde se puedan denunciar y prevenir estos casos. "Aunque hay varios proyectos de ley que apuntan a sancionar al acosador no hay que perder de vista que lo importante es prevenir y frenar a tiempo estas actitudes", aclaró la especialista.

El caso de Patricia no es un hecho aislado. Son muchas las mujeres de entre 35 y 40 años, en su mayoría solteras o sostenes de hogar, que padecen este calvario. Según Treviño llegan a su estudio alrededor de tres casos por día para denunciar y asesorarse sobre violencia laboral. En tanto, según revela el sitio web www.mobbingargentina.com.ar en la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas donde desde julio funciona una oficina que se dedica a atender estos en la administración pública se reciben por día diez denuncias de acoso moral de empleados de organismos de gobierno.

Tiranía en la oficina

El psicólogo alemán Heinz Leymann fue el primero en acuñar el concepto de mobbing. Más tarde, los primeros trabajos teóricos europeos se extendieron a España, Italia y Francia en la década del 90 hasta llegar a Argentina.

El término mobbing deriva del verbo "to mob" que en inglés significa ser atropellado o atacado por la multitud. Básicamente, "hostigamiento permanente que realiza un superior sobre su colaborador con la intención de alejarlo de su puesto de trabajo", señala Treviño, que desde hace cinco años trabaja en este tipo de casos.Se trata de un castigo laboral se pone en práctica tanto en el ámbito público (dependencias de los tres poderes del Estado) como en el privado (en particular sucede en empresas de servicios, en el sector de prensa y en la sanidad).

El mobbing no es ni estrés ni acoso sexual es más bien una especie de terror psicológico que se aplica sobre la víctima para lograr desestabilizarla emocionalmente y hacer que pierda la capacidad de trabajo. "El acosador ejerce una violencia deliberada, reiterada, persistente que intenta transformar al sujeto en cosa. Generalmente se trata de personas que tienen un lugar jerárquico y sostienen un acoso vertical sobre un subordinado", explicó Treviño. Y añadió: "Afecta por igual a hombres y mujeres de todas las edades. Si no se previene a tiempo puede llegar a ser causa de despido, del abandono voluntario del trabajo o en el peor de los casos de suicidio".

Pero la visualización de la problemática no es rápida, porque el proceso de hostigamiento justamente es lento. La tiranía de la oficina se ejerce casi en cuenta gotas por eso los síntomas aparecen poco a poco en la víctima.

Aunque a veces son cuadros que se confunden con el estrés, Treviño remarca que a diferencia de cualquier otro padecimiento el del mobbing "se lleva a cuestas y a todos lados". "No hay manera de bajar la persiana cuando se deja el trabajo porque esa violencia persiste en el individuo. Es un malestar que incide en la vida en relación de la persona hostigada y genera problemas de pareja y familiares", dijo la especialista.

Entre los principales síntomas se encuentran el dolor de cabeza, de estómago, de columna vertebral, los problemas cardíacos, la ansiedad, las crisis de llanto, el ataque de pánico, trastornos en el sueño, los problemas en la piel, la caída de cabello y la pérdida de peso. No es difícil detectar cuando hay mobbing: el acosador no permite comunicarse a la víctima ni con él ni con otros, lo interrumpe, le grita, lo injuria o lo critica en voz alta adelante de otros.

"Es habitual que se le quiten tareas o se le den responsabilidades menores. A veces hay amenazas verbales, telefónicas o por e-mail. Se menosprecia su trabajo, se lo ignora, se lo aísla y hasta se niega su presencia física", abundó la abogada.

 

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