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viernes, 28 de septiembre de 2007

De alumno agresor a futuro maltratador

 

Psicólogos y especialistas advierten que el acoso escolar sienta las bases de la violencia de género.

El monstruo germina en las aulas de primaria, con tan sólo siete años. Se nutre imitando lo que ve: familia, televisión, videojuegos, y entiende rápido que la violencia sí ocupa lugar.

Este aprendizaje lo traslada a la escuela, donde prima la ley del más fuerte ante la ausencia de un referente aleccionador, el profesor, y la connivencia de unos padres cada vez más protectores.

De los primeros motes, risas e insultos se pasa a la agresividad verbal de la adolescencia. Y de ahí, en un paso más corto, a forjar las bases del futuro maltratador.

Así lo advierten psicólogos y especialistas tras analizar el fenómeno de la violencia escolar a partir de la respuesta de 25.000 alumnos de 7 a 17 años de 1.100 centros educativos en el mayor estudio sobra la materia realizado hasta ahora en España. «Lo primero que aprende un chaval de primaria es que para no ser víctimas hay que estar en el grupo de los gallitos, entre los que agreden. Una enseñanza que si no se corrige será definitiva en la vida adulta», señala Iñaki Piñuel, psicólogo y coautor del libro Mobbing escolar. Violencia y acoso psicológico contra los niños, escrito junto a su compañera Araceli Oñate.

Iñaki Piñuel considera que lo que ocurre en el ámbito escolar es un espejo de las sociedades modernas y que al perder protagonismo los profesores y padres en la educación de sus hijos «se están generando auténticos depredadores sociales». «Si un alumno que acosa a sus compañeros no madura se acabará convirtiendo con el tiempo en un psicópata de andar por casa, que hostiga a su pareja y futuros empleados», advierte el autor.

En la misma línea se expresa el psicólogo escolar Bernabé Tierno, que achaca el acoso que sufre el 23% de los escolares españoles (según la Organización Mundial de la Salud) a la crisis de valores y el patrón dominante de la violencia en todos los ámbitos de la vida social.

A más edad, más acosadores

Los especialistas sitúan a los estudiantes de segundo de primaria, entre siete y ocho años, como la punta de lanza del mobbing escolar. En estas edades aparecen como acusadores puros el 14% de los alumnos. Un porcentaje que crece de forma progresiva hasta el 31% en primero de bachillerato (16-17 años). Por el contrario, las consideradas víctimas puras caen del 16% en primaria hasta el 4,65% en bachillerato.

«Este fenómeno plantea que el acoso escolar comienzan siendo un asunto indiferenciado en primaria, al tratarse de un 'todos contra todos'. En secundaria evoluciona hasta un fenómeno de chivo expiatorio, es decir, una violencia de 'todos contra uno'. Mientras que en bachillerato los agresores, ya más maduros, reconocen participar en actos de hostigamiento» que pueden acabar en violencia física, señalan Iñaki Piñuel y Araceli Oñate.

Entre los comportamientos de acoso escolar más frecuentes destaca el llamar a la víctima por motes, no hablarle, reírse de él cuando se equivoca, insultarle, acusarle injustamente, burlarse de su apariencia, hacer gestos despectivos, chillarle y, en menor medida, pegarle collejas, puñetazos o patadas, una actitud más propia de los alumnos de más edad.

Los autores de Mobbing escolar no creen que la solución esté en la mano dura ni en situar policías en cada centro educativo.

Tampoco piensan que la solución sea la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Señalan que es necesario recuperar la autoridad perdida del profesorado y que sean los propios menores los que «funcionen como elemento de contención» de la violencia escolar.

Para ello proponen protocolos de buen trato y políticas para hacer grupo que tanto éxito han tenido en las organizaciones de adultos y en la empresa.

Tomado de www.lavozdegalicia.es

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