"El abuso infantil es un problema que, lamentablemente, es mucho más frecuente de lo que se supone. Se encuentra en todos los niveles sociales y no está vinculado a la pobreza o a la marginalidad". Por Lic. María Beatriz Müller (La autora preside el comité organizador del I Congreso Internacional Violencia, Maltrato y Abuso ( www.congresoviolencia.com ) |
Es espinoso y aberrante para cualquier persona incorporar a su imaginario esta posibilidad: personas adultas y supuestamente protectores del niño, utilizando a este pequeño como objeto sexual. El A.S.I. (abuso sexual infantil) es una las formas más severas del maltrato hacia niños/as y adolescentes; y en nuestro país, como en muchos otros, constituye un delito penalizado por la ley. Se considera A.S.I. a involucrar al niño en actividades sexuales que no llegan a comprender totalmente, a las cuales no está en condiciones de dar consentimiento, o para las cuales está evolutivamente inmaduro y tampoco puede dar consentimiento, o en actividades sexuales que transgreden las leyes o las restricciones sociales. El A.S.I. se manifiesta en actividades entre un niño y un adulto, o entre un niño y otro que, por su edad o por su desarrollo, se encuentra en posición de responsabilidad, confianza o poder. Estas actividades -cuyo fin es gratificar o satisfacer las necesidades de la otra persona- abarcan, también, la inducción a que un niño se involucre en cualquier tipo de actividad sexual ilegal, la explotación de niños a través de la prostitución o de otras formas de prácticas sexuales y la explotación de niños en la producción de materiales y exhibiciones pornográficas. Los abusos sexuales se definen a partir de dos conceptos: el de coerción y el de la diferencia de edad entre agresor y víctima. "La coerción (con fuerza física, presión o engaño) debe ser considerada por sí misma, criterio suficiente para que una conducta sea etiquetada de abuso sexual del niño/a, independientemente de la edad del agresor". La diferencia de edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad sexual común, ya que los participantes tienen experiencias, grado de madurez biológica y expectativas muy diferentes. "Esta asimetría supone en sí misma un poder que vicia toda posibilidad de relación igualitaria" (Sabrina Bzdyl). Esta definición nos enfrenta con el hecho que el A.S.I. sucede siempre dentro de un grupo familiar primario (familia) o secundario (institución), con una trama social compartida. Se debe, entonces pensar al abuso como síntoma social que emerge en un sistema familiar o institucional, cuya estructura inconciente incluye en su historia sucesos de abuso. En la práctica cotidiana se ve esta repetición histórica, muchas veces durante varias generaciones. El abuso se debe conceptualizar, la mayoría de las veces, como un proceso que se va instalando a través del tiempo y que consta de varias etapas. Estas etapas tienen como objetivo, de parte del perpetrador, ganar la confianza del niño e ir logrando un mayor acercamiento y obtener finalmente la convicción en el niño de que él realmente quiere lo que el abusador le hace. Este momento es el que dificulta que los niños/as cuenten lo que les está ocurriendo, por lo menos de manera verbal y explícita, pero si lo hacen de manera simbólica con los cambios en sus conductas y actitudes. Luego de la revelación del abuso, en la mayoría de los casos, las instituciones involucradas con el/ la niño/a comienzan a tomar medidas al respecto. El paso de los años ha permitido que cada vez se cuenten con más herramientas tanto teóricas como prácticas para hacerle frente al cuidado del niño/a. Pero es importante remarcar que a pesar de los avances en la temática todavía hay situaciones y creencias que afectan negativamente al niño/a que ingresa en el circuito de las diferentes instancias institucionales luego de haber contado el abuso sufrido: El Grupo de "Save the Children" , ha desarrollado una investigación llamada "Niños víctimas de abuso sexual y el procedimiento judicial", donde el objetivo apunta a reducir una nueva victimización del niño y su familia a la que son sometidos por el procedimiento judicial. Entre los puntos mas importantes enumeradas están las siguientes: 1. Falta de trabajo en conjunto entre los fueros civil y penal. Ausencia de personal de Atención a la Víctima que pueda hacer un acompañamiento. En algunas zonas no hay una consideración general a la situación de la víctima, ni un servicio de atención que la acompañe desde en lo judicial ni un servicio que pueda mediar entre el sujeto y el sistema de justicia y se lo haga entendible. Muchas veces las victimas no disponen de medios económicos para contratar personal que los acompañe jurídicamente por este trance tan duro. 2. Carencia en los juzgados de personal que se especialicen en los delitos que tienen como víctimas a la infancia. 3. Se ponen en juego en ese caso una serie de falsas creencias que rigen la conducta de muchos empleados o profesionales que los atienden: Estos mitos o prejuicios dirigen de alguna manera el actuar y provoca graves secuelas en el trabajo con las victimas de ASI. Por ejemplo: la cifra que da cuenta de la cantidad de alegaciones falsas es solamente del 8%. Como se ve este es un porcentaje bastante reducido, sin embargo este hecho ha dañado la credibilidad de la víctima en los casos de abuso sexual infantil, calando entre los profesionales del ámbito judicial. Es cierto que la mayoría de las denuncias falsas se dan en aquellos casos de separación en los que hay problemas de custodia, de regímenes de visita, etc. Pero esto no debería generalizarse interpretando que todos los abusos sexuales que se denuncien en los que las parejas estén separadas sean falsos. Los profesionales olvidan a menudo, además, que son muchos más los falsos negativos (retractaciones falsas, por ejemplo) que los falsos positivos. Son muchos más los casos en los que tuvo lugar el abuso y en los que los niños acaban retractándose de su historia por presiones y en los que la denuncia es sobreseída por falta de pruebas. Y, en cualquier caso, se debe recordar que ese niño, aunque la denuncia sea falsa, está siendo sometido a un maltrato evidente ante el que las instituciones están obligadas a actuar. Las creencias erróneas están relacionadas con la falta de formación e información científica y adecuada. Cuando el niño se retracta, se tiende a creer con mayor facilidad la retractación que la versión primera. Para los profesionales y la sociedad es mucho más fácil de creer la retractación y la absolución del agresor que la responsabilidad de éste en el hecho. No se pone tanto énfasis en comprobar y validar los motivos que han podido llevar al niño o niña a retractarse como el que se pone en comprobar la veracidad y fiabilidad de su relato. En este contexto es muy difícil la tarea de quienes nos dedicamos al abordaje de esta temática, es por esta razón que este año nos encuentra organizando el "I Congreso Internacional Violencia, Maltrato y Abuso", como parte de la lucha que venimos realizando para visibilizar estas temáticas, tanto el sufrimiento de los niños/as víctimas como la persecución y ataque a los profesionales comprometidos y formados para el abordaje de estos flagelos. El lema "Deconstruyendo el abuso de poder en los vínculos" intenta sintetizar la realidad compleja a la que nos enfrentamos en nuestra tarea diaria. Lic. María Beatriz Müller |
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