En septiembre los despachos de los abogados matrimonialistas se llenan de papeles que certifican la cantidad de amores rotos que el verano ha traído consigo, principalmente porque las parejas pasan más tiempo juntas, lo que da pie a la aparición de desavenencias o al aumento de las ya existentes. La actual ley del divorcio exprés agiliza los trámites y permite divorciarse transcurridos únicamente tres meses desde el día de la boda -en la antigua era necesario un año de matrimonio-. A pesar de ello, la legislación actual no es la única responsable del aumento, sino que "es una cuestión más social, la gente ya se aguanta menos", opina el abogado Federico Camarero.
De hecho, desde la entrada en vigor de la ley en julio de 2005, las cifras se han visto aumentadas hasta el punto de que el Estado español lidera la tasa europea de divorcios. El pasado año se produjeron en el Estado 141.817 divorcios, lo que supuso un incremento del 51% con respecto a 2005 y un 169% más en comparación con 2004. En la CAPV las cifras no se quedan atrás y, aunque no está a la cabeza de ninguna estadística, en 2006 se produjeron 5.501 rupturas matrimoniales, un dato algo menor que en el año de entrada en vigor de la nueva ley del divorcio, en la que se tramitaron 5.690 expedientes de divorcio y separación.
Y es que las personas somos cada vez más exigentes y menos tolerantes, aunque no hay un único elemento que desencadene las rupturas. "Se producen porque nos desenamoramos con mucha facilidad, somos cada vez más exigentes. También por inmadurez o por decepción con respecto a la otra persona porque no responde a nuestras expectativas", explica Amaya Gómez, de Psicólogos S. M.
Parece ser que atrás ha quedado la infidelidad como principal causa de la separación, aunque no deja de ser "una señal muy dolorosa de que las cosas no están marchando bien", señala la psicóloga, que también acusa a los problemas sexuales que se producen como consecuencia del mal funcionamiento de la pareja como causantes de algunas rupturas. Aún así, el verano sigue siendo la temporada en la que más infidelidades se producen, "quizá porque se reduce la vigilancia y el control de dónde está la otra persona", indica la especialista.
Además, durante julio y agosto se presentan también las discrepancias por el destino turístico al que viajar. "Las mujeres desean vacaciones más relajantes para desconectar de la rutina, mientras que los hombres prefieren los viajes de aventura o de actividades deportivas", indica Gómez. E incluso aunque no haya habido discusiones con respecto al destino, éstas pueden surgir porque "hay que decidir a diario qué es lo que se visita y dónde se come", añade. Y, claro, cada persona tiene sus preferencias y a veces ponerse de acuerdo no es tarea fácil.
Aunque muchas parejas ven en los viajes una nueva, y quizá última, oportunidad para salvar su relación, no siempre el turismo se plantea como una solución positiva, ya que se alejan de su entorno real y "algunos lo ven como un milagro", apunta la psicóloga Marian de Juan, del gabinete de psicólogos Albia. "Si no han intentado resolverlo antes, así no van a solucionar nada", añade. De Juan no se muestra partidaria de las escapadas, salvo que les sirva "como un empiece para tomar otra perspectiva o empezar a dialogar y enfocar el problema de distinta manera", explica.
Otra de las razones que apunta Amaya Gómez como desencadenante de las rupturas "es que el tipo de sociedad en la que vivimos favorece el síndrome de Peter Pan". Los individuos prolongan los rasgos infantiles de egoísmo y falta de compromiso hasta bien entrada la madurez, lo que provoca que se conciba a la pareja "como un compañero de juego e incluso como un juguete que, cuando se estropea, nos deja de interesar", advierte. Además, la sociedad de consumo en la que vivimos acarrea también consecuencias negativas para las relaciones personales. "Se tiende a analizar las cosas en términos de consumo, si mi coche se queda viejo, me compro otro; si mi pareja no funciona, me voy a por la siguiente", denuncia Gómez.
Falta de compromiso, de afecto o de comunicación, inmadurez, decepción, infidelidades y caracteres incompatibles son sólo parte de una larga lista de motivos por las que poner fin a una relación, decisión que en un 55% de los casos es tomada por las mujeres. Y es que lo que Cupido desconoce cuando lanza sus flechas es que éstas también pueden fallar, o lo que es lo mismo, que todo lo que tiene un principio, en ocasiones también posee un final. Y el amor no se escapa de este final.
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Tomado de www.noticiasdealava.com
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miércoles, 24 de octubre de 2007
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