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"Todas las personas nacen como original;
la mayoría mueren como copia" (Anónimo)
La estima por el suelo1
Quienes experimentan baja autoestima suelen ser personas que no tienen plena confianza en las cualidades propias, bien sea por experiencias que así se las han hecho sentir, o por la respuesta de las personas importantes en sus vidas que, mediante mensajes de confirmación o rechazo, refuerzan o denigran a esa persona. El entorno, lo que nos rodea, a medida que nos desarrollamos desde que somos niños, nos enseña a poner "etiquetas" a lo que está bien y a lo que no lo está, en muchos casos, sin tener en cuenta los verdaderos valores que como seres humanos debemos practicar.
Es común que algunas personas recurran a juicios negativos, en términos absolutos de bueno o malo, para evitar o rechazar situaciones conflictivas que los llevarían a sufrir tanto física como psíquicamente. Tienden a evitar situaciones que comportan riesgos para su rendimiento personal y social para evitar el dolor del auto reproche. Levantan defensas que a corto plazo permiten evitar aquellas situaciones que lo provocan pero que a largo plazo, resultan perjudiciales. La fuga y la agresión son las más comunes. ¿Cuántos son los que, en negación de su realidad, se vuelven adictos a las drogas, al alcohol, al juego, al trabajo, a los amores imposibles? ¿Cuántos viven en una eterna "bronca" dirigida hacia los demás y cuando no hacia sí mismos?
Estas maneras de vincularse con el mundo, con los otros o consigo mismo se vuelve hábito a lo largo de la vida de alguien con baja autoestima. "Si yo no me agrado, tampoco agradare a los demás. Poner expectativas que no se cumplen en la realidad genera una desdicha permanente. A veces, para demostrarse su poco valor proyectan actividades con expectativas muy altas, que saben que nunca van a poder realizar.
Evitarán las situaciones sociales en las que existe una probabilidad de crítica o rechazo.
No asumirán riesgos, no conocerán a nuevas personas y se sentirán solos.
Temerán cometer errores. El sólo hecho de aprender algo nuevo los conflictuará de tal manera de no querrán hacer cosas nuevas
Tenderán a buscar la perfección en cada uno de sus actos para que nadie encuentre nunca un error en lo que hacen o dicen.
No sabrán poner límites o decir no a los requerimientos del otro por miedo al enojo. Hasta llegarán a no pedir nada por miedo al rechazo.
No se responsabilizarán de sus fracasos: aunque siempre se acusan y se condenan por conductas que, en sí no son malas, culparán de sus fracasos a los demás. Proyectarán su propia insatisfacción a todo su entorno.
Tratarán de impresionar a los demás representando lo que no son por creer que resulta interesante y de esta manera ser considerados.
Y esto ¿lo podremos mejorar?
Todo comienza por uno mismo. Está en nuestras manos darnos la justa medida de lo que valemos. Aceptándonos tal cual somos, con nuestras cualidades y nuestros defectos. Potenciando los primeros, corrigiendo los segundos.
Debemos prestarnos más atención. Gratifiquémonos: hagamos lo que nos gusta o lo que nos hace sentir felices.
Aceptemos responsabilidades y no tengamos temor de tomar decisiones. Todos podemos errar alguna vez. De los errores también se aprende. Los fracasos tienen una cara positiva. ¿Alguien puede negar que el fracaso de hoy nos puede llevar al triunfo de mañana?.
Hagamos proyectos que podamos concretar. Aumentemos, de a poco, las dificultades y las expectativas.
Asumamos la realidad tal cual es para poder modificar lo que podamos modificar. Sin exigirnos.
Si una relación o vínculo (personal, laboral, afectivo, educacional) no se da de la manera en que desearíamos que fuera, no nos culpemos. En todo vínculo ambas partes son responsables de sus conductas y de lo que estas provocan.
Recordemos que no a todos les podemos gustar o interesar pero esto no nos hace ni más ni menos valiosos.
Modificar nuestra autoestima no es fácil pero tampoco imposible si en ello ponemos a ejercitar nuestra voluntad.
Ponemos tanta atención en nuestros defectos que no hacemos sino hacerlos más presentes y empeorar las cosas por no aceptarlos.
La misma energía que ponemos en fijarnos límites pongámosla en desarrollar nuestras capacidades y superarnos.
Tomado de www.san-pablo.com.ar
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