Nota Testimonio
por Cecilia Jaurrieta
jaula@ciudad.com.ar
En mi vida he tenido contacto con pacientes que padecen de este "desconcierto" mental que se diagnostica como esquizofrenia. Pero lo que voy a contar puede aplicarse a muchas patologías estigmatizantes.
Z. Tuvo su primer brote cuando estaba en la facultad. Estudiaba filosofía y letras y se involucró allá por los '70 en un grupo del peronismo. Algo o alguien desencadenó la fractura de su personalidad. El diagnóstico, esquizofrenia paranoide. Su madre vivía pidiéndole a Dios que se muriera Z antes que ella porque no tenía como proporcionarle un futuro. Parece que Dios la escuchó porque a los sesenta tuvo un ataque al corazón. Su madre sobrevive.
M. Se enamoró, se casó, tuvo tres hijos, fue por algún tiempo una mujer normal hasta que alrededor de los treinta años se hizo presente el drama. El esposo la abandonó y quedó al cuidado de sus familiares directos.
S. Se casó con un militar. No tuvo hijos. Como en el caso de Z viven rezando para que la muerte la lleve a ella antes que a él. Su destino es el hospicio. Si lleva una vida normal es porque su esposo acepta la "cruz" y la sobrelleva de la mejor manera posible.
T. Tiene un hijo que padece de esquizofrenia. Su marido la abandonó. Trabaja todo el día para poder mantener su grupo familiar. Una tarde escuchó hablar de APEF por la radio y se vinculó con la institución como pudo. No asiste a los grupos porque trabaja pero por lo menos se contactó a través del material escrito y pudo aliviar una cuota de angustia.
M. Era una bellísima mujer. Integrante de un exitoso conjunto de folklore. Tenía esposo y una hija. Se le descubrió la enfermedad y se atendía en un hospital público. Una tarde no pudo más con su drama y se arrojó por una cornisa.
Aceptar y conocer la enfermedad
Se calcula que el 1% de la población (cifras de la Organización Mundial de la Salud) padece de esquizofrenia. La etimología de la palabra nos remite a dividir, disociar la inteligencia.
Los síntomas más habituales son: las sospechas, las ideas extrañas - falsas, falta de contacto con la realidad, creer que les leen el pensamiento, que se complota contra ellos, que los vigilan secretamente, que los amenazan, que ellos pueden controlar a otros o que otros los controlan. Oyen voces, voces que hablan de ellos, que dicen cosas negativas, los critican, les dan órdenes. También ven objetos o personas que no existen o que no están presentes. Las cosas comunes, cotidianas, les resultan amenazantes, los atemorizan, les resulta difícil comprender lo que ven, son extremadamente sensibles a la luz, al ruido, los colores.
En su vida cotidiana también experimentan frustraciones o una posibilidad muy limitada de lograr objetivos, perseverar, emprender, conservar. Muchas veces sus relaciones son frustrantes y un porcentaje no menor se suicida. (Pagina oficial APEF)
Una película: Una mente brillante : narra la vida del matemático John Forbes Nash, interpretado por Russel Crowe
Tomado de www.san-pablo.com.ar
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