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lunes, 29 de octubre de 2007

La fobia a los homosexuales (homofobía)

 
 

"El conocimiento - esto es, la educación en su sentido verdadero - es nuestra mejor protección contra el prejuicio que no razona y el miedo que produce pánico, ya sea que éstos nazcan de algún interés especial, de minorías restrictivas o de líderes aterrados." Franklin D. Roosevelt.

Quise comenzar este artículo con esas palabras de Franklin D. Roosevelt, por coincidir de manera plena con él y por entender que en este caso viene como anillo al dedo, en este tema , ya que, la  homofobia es un miedo intenso y sin razón a los homosexuales, y constituye una tragedia doble. Aquellos de nosotros que tememos u odiamos a los homosexuales solemos pensar que no conocemos a ninguno, aún cuando puede haber cierto número de personas con quienes socializamos, trabajamos o tal vez hasta convivimos, que son gays o lesbianas.

Al mismo tiempo, muchos homosexuales se pasan la vida escondidos "en el closet", temiendo que la homofobia destruya sus relaciones familiares, su amor propio o hasta sus mismas vidas. Por desgracia, la gente homofóbica se la pasa perpetuando ciegamente ideas falsas sobre los homosexuales que pueden llegar a ser muy hirientes.

 A lo largo de los años el término no ha dejado de evolucionar por ampliaciones sucesivas. En 1972, la homofobia se definía como "el miedo a estar con un homosexual en un espacio cerrado", definición muy restrictiva que quedó rápidamente rebasada en el lenguaje común, como testifica la definición del Pequeño Larousse: "Rechazo de la homosexualidad, hostilidad sistemática hacia los homosexuales". Ampliando el análisis, Daniel Welzer-Lang ha sugerido una nueva definición. Para él, la homofobia "es, de modo más extenso, la denigración en los hombres de cualidades consideradas femeninas y, en cierta medida, de las cualidades consideradas masculinas en las mujeres". (Louis-Georges Tin, Dictionnaire de l'homophobie).

Cuando se descubrió América, España y Portugal vivían su período de mayor intolerancia contra la sodomía -la práctica de sexo anal. En la recién descubierta América se instalaron tribunales de la Inquisición -tribunales del Santo Oficio, en México, Perú y Colombia. En Brasil por su parte, representantes del Santo Oficio enviados desde Europa hacían inspecciones regulares a la colonia, denunciando y apresando a los que practicaban la sodomía. Esta práctica era considerada como uno de los pocos crímenes que las primeras autoridades de Brasil tenían autoridad para castigar con la pena de muerte sin necesidad de consulta previa con el rey de Portugal. La homofobia en la América Latina de hoy en día tiene sus raíces más profundas precisamente en el machismo que fue traído desde Europa por los colonizadores, que consideraban la sodomía como el peor y más sucio de los pecados.

        El término marica y sus variantes, se usa en todo el mundo latinoamericano, incluso en Brasil, como uno de los insultos más frecuentes contra los homosexuales. La misma hostilidad recae sobre las lesbianas, que sufren grave violencia por parte de sus familias, ex-amantes o compañeros, inspirados por la lesbofóbia que trata el lesbianismo como un insulto y una amenaza a la cultura machista. Los estudios sobre la homofobia muestran que es un fenómeno que opera en distintos niveles interrelacionados.

        La homofobia personal se manifiesta cuando una persona tiene la creencia de que los gays y las lesbianas se merecen odio o lástima por no poder controlar sus deseos, estar perturbados/as, ser genéticamente defectuosos/as, inmorales, anormales e inferiores a los/as heterosexuales. La homofobia interpersonal se expresa cuando el prejuicio personal se transforma en actitudes discriminatorias que afectan la relación entre las personas indistintos ámbitos, como el familiar, laboral y social. La homofobia institucional se refiere a las formas en que organismos gubernamentales, empresariales, profesionales, educativos o religiosos discriminan sistemáticamente por la orientación o identidad sexual. A veces dicha discriminación está apoyada en leyes, códigos o reglamentos y a menudo opera para legitimar la homofobia interpersonal.

Algunas personas pueden necesitar ayuda profesional para quitarse el miedo a los homosexuales, así como algunos la necesitan para curarse el miedo a las alturas o a los elevadores, pero para casi todos nosotros basta el deseo de examinar nuestros miedos para aliviarlos. El miedo nace de los mitos y de la ignorancia al tema, y se les puede perder el miedo a los homosexuales si comenzamos a entender los mitos que rodean a la homosexualidad.

 
Tomado de elnuevodiario.com.do

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