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lunes, 8 de octubre de 2007

¿Por qué es difícil confiar?


Ana Nogales


Hay gente que es muy desconfiada, que piensa que todos lo van a engañar o traicionar, aunque no hayan sufrido nunca una gran desilusión. Sin embargo, también hay quienes son demasiado confiados, que creen todo lo que les dicen sin importar de dónde venga, y que suelen sentirse defraudados porque abusan de su inocencia.

En ambos casos la vida no es sencilla. Cuando uno desconfía todo el tiempo, es imposible establecer relaciones saludables y se vive en constante estrés. Cuando uno confía en todo lo que le dicen, la gente puede aprovecharse y pagará las consecuencias de su ingenuidad.

La confianza es un sentimiento, pero también es una decisión y una habilidad que se aprende, otorga la posibilidad de sentirse seguro con la otra persona. Es grato poder confiar en alguien, ya sea en la pareja, un familiar o amigo, y saber que están firmes el uno para el otro, sin traiciones ni competencia.

Pero a veces la posibilidad de confiar es una opción difícil cuando uno ha sido traicionado. La cuestión es que la confianza es una habilidad que puede desarrollarse con inteligencia. Lo más importante es darse cuenta cuál es el momento adecuado, quién es la persona indicada, identificar cuál es el tema que se puede discutir (ya que no siempre se puede hablar de todo con cualquier persona) y cuánto se le puede confiar. El hecho de confiar no debe ser totalitario: no es necesario confiar todo o no confiar nada.

Sin embargo, para crear una relación íntima es necesario que exista confianza, pero no sólo en la pareja, sino en uno mismo para poder abrirse a la relación, mostrarse tal cual es, con los propios defectos, inseguridades y temores.

Una vez abiertas las puertas, si bien la persona queda vulnerable al rechazo o a la decepción, puede esperar que la otra haga lo mismo. Este es un proceso y no una apertura arrebatada, ya que confiar debe llevar su tiempo.

La mejor forma de evitar la decepción es permitir que el tiempo ofrezca oportunidades de ver a la otra persona en situaciones vulnerables que la vida siempre presenta, y así conocer sus fortalezas y debilidades. De todos modos, ninguna persona es infalible, y la condición humana la puede llevar a equivocarse y a traicionar, aun sin querer.

Por otro lado, poder confiar trae calma y paz de saber que uno no está solo, que alguien le puede dar la mano en el momento apropiado. Al ser así no hay necesidad de manipular ni controlar a nadie, porque las relaciones permiten resolver conflictos y emprender nuevos planes.

Se espera de cada uno el apoyo necesario para realizar proyectos o crear nuevos sueños, no es necesario invertir esfuerzo en ocultar quién es uno realmente, ni pretender ser más.

Tomado de www.laopinion.com

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