Una de las quejas más comunes de las mujeres que viven en una relación es que sus esposos no las escuchan. Para muchas mujeres, el hombre pierde interés en ellas cuando comienzan una vida en común. Más aún cuando llegan los hijos, algunos hombres se alejan más, mientras que ellos aseguran que son sus esposas quienes están demasiado enfocadas en los niños y se olvidan de ellos. Todo parecería ser como una competencia por recibir atención: ellas quieren más, ellos también, pero en su frustración se aleja uno del otro con recriminaciones y desacuerdos. La situación se agudiza cuando hablamos de los hijos, porque padres que no pueden escucharse y comprenderse no pueden, por lo general, ejercitar el mismo beneficio con sus hijos. A veces la mamá asegura que ella es quien tiene ese atributo de comunicación con sus hijos aunque no lo tenga con el marido, pero desgraciadamente está ejemplificando un modo de relación de adultos que muy posiblemente sus hijos vayan a imitar en un futuro. Los padres que mantienen una buena comunicación y entendimiento entre ellos, aquellos que pueden establecer una relación íntima sin competir ni sentirse amenazados o vulnerables, ofrecen el mismo modelo a sus hijos. Además, tienen más posibilidad de registrar los cambios emocionales de los hijos, indicadores de preocupaciones o molestias. De alguna manera, estos padres perciben con más facilidad lo que ocurre en el hogar, y de esta manera tienen más oportunidad de intervenir en la vida de sus hijos cuando sea necesario. Es la paz espiritual de la vida de pareja lo que ayuda a registrar cualquier foco energético que esté en discordia, ya sea en la pareja como en los niños. Así como cuando las aguas están calmadas podemos ver los peces que nadan no tan superficialmente, cuando hay conflictos y malestar las aguas están turbias y la visibilidad es mínima o nula. Sin duda, los hijos aprenden de sus padres. Cuando ven que ellos pueden confrontar problemas con tranquilidad y observan cómo lo hacen, entonces ellos también se permiten el tiempo para razonar y tomar decisiones. Cuando los padres viven en conflicto, los hijos aprenden que la vida es difícil y aceptan el malestar como norma del diario vivir. Por lo tanto, una de las mejores maneras de comprender a los hijos es aprender a comprender a la pareja, sin juzgar ni condenar su forma de ser. Esta apertura permite que los hijos muestren sus dudas y temores, y que reciban mejor dirección y consejo de sus padres, especialmente en la adolescencia de hoy día. Tomado de www.laopinion.com
Ana Nogales
Los hijos aprenden de lo que ven de sus padres, y también de la comunicación entre ellos.
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lunes, 8 de octubre de 2007
Aprender de mamá y papá
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