Quien sufre de tricotilomanía se arranca el pelo de forma inconsciente cuando está nervioso, un trastorno comparable al de morderse las uñas. Según la doctora Paz Cerdá, dermatóloga y vocal de la Academia Española de Dermatología y Venerología, una escena típica de tricotilomanía es aquella en que una persona prepara un examen o está viendo algo que le angustia.
Un paciente de tricotilomanía puede arrancarse tanto el cabello como las pestañas o las cejas. Aunque pueda parecer que les tiene que doler mucho, la doctora Cerdá explica que, paradójicamente, a estas personas les da la sensación que ese acto reflejo les calma o hace disminuir su ansiedad. En algunos casos raparles al cero no es la solución definitiva, porque entonces se causan heridas en la piel, lo que se conoce como patomimia. Él único tratamiento existente contra la tricotilomanía es la terapia psiquiátrica con uso de ansiolíticos.
De hecho, a menudo los dermatólogos se ven obligados a recurrir a técnicas para quitar la ansiedad de sus pacientes porque la epidermis y el estado de ánimo son factores que van cogidos de la mano. Según Cerdá, "la piel, el sistema nervioso central y el sistema emocional se desarrollan en el mismo tejido embrionario del feto", lo que significa que "si estamos deprimidos, tendremos mal la piel". "La ansiedad, depresión o angustia generan un caos matabólico", agrega, que repercute en el estado de la piel, "y eso se nota y se ve" desde fuera. Los trastornos psicológicos asociados a estas problemáticas van desde el acné de los adolescentes a los complejos que pueda sentir una persona con alopecia a la hora de buscar pareja, pasando por la introversión en la que esté sumida una persona con psoriasis.
Es por ello que dormir bien es vital, ya que "el sueño es básico" desde un punto de vista dermatológico, dice la doctora.
Tomado de www.vivirmejor.es
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