Puede generar graves problemas intestinales, gastritis y deshidratación
GIULIANA CHIAPPE
Cien gramos de berenjena, 16 calorías y media. De calabacín, menos de 30. La lechuga y el tomate no llegan a 20, pero el maíz se dispara a 86. Diez gramos de arroz blanco, 37 calorías. Una rebanada de 20 gramos de pan canilla, 48. Doscientos gramos de pechuga de pollo, 268; y de merluza, 126¿
El problema comienza pesando alimentos y sumando calorías con exageración y deriva en actitudes tan extremas que pueden resultar letales. Es un fenómeno mundial y aunque aún no ha sido tipificado como trastorno por la Organización Mundial de la Salud, ya tiene nombre. Es la ortorexia, palabra de raíz griega que significa "comer sano" y que fue diagnosticado por primera vez por el médico estadounidense Steven Bratman, que lo define como "una obsesión perjudicial para la salud, trastorno obsesivo y compulsivo, que el paciente considera como alimentación saludable.
En Venezuela también ocurre. Este trastorno obsesivo afecta, aquí y en todo el mundo, a personas con autoestimas muy bajas o muy competitivas. La mayoría de quienes sufren este mal son mujeres adolescentes o jóvenes con alto poder adquisitivo. Y es que la ortorexia también es un negocio. Los alimentos llamados orgánicos son más costosos que sus equivalentes menos puros.
Por supuesto que comer sano no es perjudicial. Pero sí lo es llegar al extremo. Las consecuencias pueden llegar a ser mortales.
La nutricionista Tatiana Cova explica que los daños se producen, especialmente, porque se dejan de ingerir algunos alimentos y esto trae repercusiones en el organismo. Puede derivar en problemas intestinales severos, gastritis, deshidratación por diarrea crónica. "Las personas que sufren ortorexia suprimen del todo los lácteos, porque consideran que la lactosa es perjudicial y terminan destruyendo la flora intestinal. Prefieren las proteínas y los vegetales, pero crudos, y muchas veces los enferma, al facilitar el ingreso de bacterias o el rechazo del cuerpo".
El ortoréxico, a diferencia del anoréxico y el bulímico, no percibe su imagen corporal distorsionada. Su problema es interno y consiste en la búsqueda, cada vez más exagerada, de comer tan sano que terminan enfermándose.
Tomado de www.eluniversal.com
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