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jueves, 22 de noviembre de 2007

Los pirómanos son plagas devastadoras

 
Su amor por el fuego es mortal y dañino


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Pilar Ferrer, EFE

La piromanía es una enfermedad muy peligrosa, una auténtica plaga humana que asola el planeta, sus hábitats y su ecosistema. Considerada por los neuropsiquiatras y psicólogos como un grave trastorno del control de los impulsos, se acompaña de episodios de ansiedad, ludopatía, cleptomanía, esquizofrenia, depresión y patologías anímicas de todo tipo.

Las llamas les dan mucho placer

Los pirómanos son enfermos que tienen una verdadera fascinación por el fuego y disfrutan enormemente con su provocación y las terribles consecuencias.

Su acción enfermiza suele gestarse en la etapa juvenil, con mayor frecuencia en varones y en aquellos de carácter tímido, huidizo, con escasa sociabilidad.

Son personas solitarias, taciturnas, tristes, grises en su faceta social., que no llaman la atención despuntan en su profesión.

También suelen tener problemas afectivos en el entorno familiar y padecer falta de afecto, separaciones traumáticas de seres queridos o una gran agresividad sexual.

De hecho, el placer por el fuego es una especie de orgasmo enfermizo, algo que al pirómano le calma y satisface sus apetitos más primarios.

En ocasiones, el pirómano ejerce un acto de violación, algo que le demuestra su poder sobre la naturaleza, un dominio similar al sometimiento sexual. Sin resistencia y esfuerzo, solo por el gusto de asolar y destruir.

Tratarlos como a los terroristas

La doble personalidad es algo característico. Muchos de ellos trabajan, incluso, como guardas forestales, familiarizados con el fuego y participan en acciones de voluntariado de bomberos o espontáneos que se ofrecen a ayudar en extinciones o control de las llamas.

Pero su otra cara es la de necesitar la destrucción, en un círculo vicioso de necesitar el fuego y utilizarlo como arma devastadora.

No es habitual que busquen un móvil económico, sino satisfacer su placer morboso, su apetito de incendios, su visión destructora.

El verano es un época y su campo de ataque favoritos. Es perfecta para estos maníacos por las condiciones climáticas que permiten extender las llamas a grandes superficies, ampliar a un fuego enorme lo que empieza con una pequeña hoguera.


Son personas solitarias, taciturnas, tristes, grises en su faceta social., que no llaman la atención despuntan en su profesión.

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