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martes, 18 de diciembre de 2007

Construyamos una nueva masculinidad

Por: Miki García

 

Ayer, lunes asistí a la inauguración de las "Jornadas contra la Violencia de Género", organizadas por la Concejalía de la mujer. Cada asociación de mujeres dio lectura de mano de sus miembros, de textos todos dirigidos hacia el maltrato pero con enfoques distintos. Hubo uno, el pronunciado por Pampi Vargas, miembro de las Asociaciones Victoria Kent, y de mujeres progresistas de Alhaurin de la Torre que me llamó especialmente la atención. Sería muy positivo difundir  cada discurso que allí se pronunció. Tras finalizar el acto le pedí a la autora el texto, con intención de publicarlo.

 

"Todos sabemos  que la violencia de género es una lacra que debemos erradicar y como todos lo males, para eliminarlo hay que ir a su raíz y extirparla. Y la raíz  desde donde crece la violencia de género es el machismo. Hasta que logremos que la sociedad, y en especial los hombres no dejen de equiparar masculinidad con machismo, no podremos tener éxito en nuestros intentos.

 

Es cierto que cada vez hay más hombres que lo han comprendido y que no solo denuncian el machismo sino que  se llaman a sí mismos feministas o pro-feministas. Hombres que, como lo define la Real Academia de la Lengua, saben que mientras el machismo es una ideología que preconiza la superioridad del hombre, el feminismo aboga la igualdad entre géneros. En la mayoría de los países los hombres con mayor conciencia del  valor de la igualdad y de la pesada carga que el machismo representa para ellos mismos, se organizan  en plataformas y asambleas en incluso marchan como el pasado 20 y 21  de Octubre en Madrid y Sevilla contra la violencia machista, manifestando con valentía y solidaridad: " el machismo no es un problema de hombres y mujeres, es nuestro problema ". Precisamente en nuestro encuentro de Hombres por la Igualdad en Jerez de la Frontera en Octubre del 2006 éstos hablaron de la necesidad de desprenderse de las máscaras que imponen ir de macho por la vida. Máscaras que se convierten en armaduras que los paralizan, atreviéndose a ser igualitarios, sensibles (reconociendo el dolor, la angustia o sea el derecho a expresar abiertamente sus sentimientos), dulces, cariñoso, implicándose en la crianza de los hijos y compartiendo responsabilidades domésticas. Y todo esto sin menoscabo de su virilidad o masculinidad. Porque mientras que nacemos con un sexo determinado, la masculinidad y la feminidad  se construyen, como parte del proceso de sensibilización. Y hasta ahora la masculinidad se ha construido sublimando la violencia, la competitividad, el ocultamiento de sentimientos, la agresividad, la burla o el desprecio a los homosexuales, incluso la negación a compartir la crianza de los hijos y las tareas domésticas por considerarlas "cosas de mujeres" y por tanto "inferiores" e indignas de " todo un hombre".

 

Puesto que la masculinidad se construye , construyamos hombres y mujeres juntos, una nueva masculinidad, criando a nuestros hijos en base a las siguientes propuestas: disociar la masculinidad de la dureza, el honor, el control, el dominio, la agresión, la competitividad ( lo malo no es ser competente sino competitivo ); explicándoles que ser hombre no impide ser dulce, sensible cariñoso; enseñándoles a compartir las responsabilidades en el hogar; ayudarles a reconocer el dolor y las angustias; aclararles que no necesitan demostrar que son-fuertes, valientes, etc. y que tampoco es importante no serlo demasiado; decirles que  la heterosexualidad no es sinónimo de masculinidad, ni motivo de orgullo, que solo es la expresión del deseo sexual. Si criamos a nuestros hijos así lograremos que el machismo desaparezca y con él la raíz de la violencia de género.

 

Y permítanme hablar de un ejemplo personal y rendir homenaje a mi padre, un pro-feminista convencido. Crió a dos  hijos varones y siempre he recordado lo que contestaba cuando mis hermanos menores lloraban al lastimarse y algún "hombre de ley" presente les decía: "los hombres no lloran", "cuando no les duele", era su respuesta y si algún otro agregaba "a golpes se hacen los hombres" mi padre les decía: " espero que mis hijos se hagan hombres con experiencias más gratificantes que partirse un brazo o una pierna"

 

Invito a todos los hombres a pensar así, abundándonos a construir una nueva  masculinidad para nuestros hijos."

Tomado de www.diariolatorre.es

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